sábado, 17 de enero de 2015

FOXCATCHER (FOXCATCHER)




Por Fabián Quezada León

Basada en una historia real que sacudió a la opinión pública, Foxcatcher relata la relación de John Du Pont (Carrell), un multimillonario  extravagante, con los hermanos Mark y Dave Schultz; campeones mundiales y olímpicos norteamericanos de lucha. La trama desencadena cuando Du Pont decide “salvar” la lucha grecorromana de Norteamérica y destina una gran cantidad de recursos a establecer, dentro de su mansión, todo un campo de entrenamiento para el equipo Olímpico con vista a las Olimpiadas de Seúl en 1988. Du Pont Logra atraer al joven y manipulable medallista olímpico Mark (Tatum) y tiempo después hace venir a su hermano Dave (Ruffalo). Poco a poco y de manera magistral, la historia va desarrollando un enfermizo panorama donde todos los elementos apuntan a un destino oscuro.

Bennett Miller, quien ha dirigido anteriormente dos obras que nos han mostrado a singulares personajes de la cultura Norteamericana en Capote y Moneyball, y ahora nos enfoca a un tercer caso que nos remite a una triste, desolada y muy oscura mezcla de inseguridad, petulancia, frialdad, deseos secretos, droga y abuso. Donde con ojos azorados  contemplamos como en un perverso In crescendo los laberintos de las pasiones, la frustración, la inseguridad y la locura arrasan con lo que esté a su paso.
Miller dirige a sus actores de una manera en la que haciendo gala de la contención, sin revelarnos más de lo necesario en los diálogos, vayamos poco a poco conociéndo a los personajes y palpando sus dimensiones, primordialmente gracias a su trabajo físico: luchando enfrentándose en la arena, perfeccionando los movimientos que hicieran famosos a los hermanos Schultz y escuchando la silbante voz de Carrell con su aspecto siniestro, casi fantasmal, o fijándonos en la mirada y la actitud vulnerable y fragmentada de Tatum o en la abierta simpatía y calidez de Ruffalo.
Claro que definitivamente el trabajo se cimenta en un sólido guión que E. Max Frye (Something Wild) y Dan Futterman (Capote) confeccionan, para que las historias de los tres protagonistas en los que se fundamenta la historia luzcan a la par.
Steve Carrell (irreconocible por el maquillaje) da a su John Du Pont una escalofriante vida que de inmediato acapara al público, Du Pont es tan frío y retorcido como una serpiente venenosa y su enorme poder económico y sus sutiles maneras lo hacen aún más letal. Ya desde su primera aparición en la pantalla se va presintiendo que este hombre esconde muchas más cosas que lo que inclusive el guión deja ver. Tras él hay abismos de oscuridad, complejos, ira y una desmedida ansia de poseer: cariño, vidas, fama... maquilladas por una insaciable sed de reconocimiento y dominio. Carrell logra ir alimentando un sentimiento de repulsión y desconfianza mientras el guión crece. Entre más nos adentramos en la historia y las reacciones de Du Pont, vamos descubriendo a un hombre sobajado por su madre (Redgrave) y  su gélido trato, quien con imperioso desapruebo, mira y juzga inflexible cada paso que da su hijo y cómo Du Pont se impone a sus atletas como una figura paterna  de dimensiones aplastantes para ser tributo de alabanza, en especial de Mark.
Entonces aprovechando cada una de las secuencias de lucha donde siempre se exige un dominador y un sometido, mientras los cuerpos de los muchachos se trenzan en lucha, la cinta nos habla visualmente de esa tremenda relación de dominio, sometimiento, dependencia, reglas, trucos, fuerza, en la psicología de cada uno de los personajes. 
Cada combate cuerpo a cuerpo, donde rabiosamente se trata de dominar al otro, no es más que una imagen de cómo psicológicamente el drama va penetrando para alcanzar su clímax.
Por su parte, Tatum se entrega a su personaje para hacer la combinación  perfecta del atleta musculoso que esconde a un niño lastimado y desprotegido que (con más o menos resentimientos) ha vivido bajo la sombra y protección de su hermano y que sólo necesita una figura paterna que le de su aprobación, como si se tratara de un amo y su mascota. Lo oscuro es que no importa cuántos logros acceda, siempre se verá a sí mismo de manera reprobatoria
Ruffalo por su parte, da la arista perfecta de este triángulo con su Dave, un hombre franco, cariñoso, amiguero, padre de familia, fácil de llevar y que inadvertidamente se transforma en una amenaza, tanto para John como para Mark. Dave es el punto en la tierra, un eje insospechado que inocentemente se planta en medio de la tormenta, sin imaginar las consecuencias.
Foxcatcher era la insignia de Du Pont que reunía de manera perfecta sus ideales patrioteros, enlazando su pasión por la batalla de Washington en la Revolución Norteamericana y el sueño mesiánico de rescatar a la lucha grecorromana estadounidense, a sangre y fuego.
Para ello lucha y se convierte en patrocinador del equipo norteamericano, eso sí, poniendo sus condiciones: los atletas deben entrenar y vivir en su propiedad bajo sus reglas.
Du Pont hizo todo para adquirir ese grupo de fans agradecidos que lo veneraran y como un dios cruel, hacía pagar altos precios por su patronazgo. Manipulando los destinos según su capricho. Lo magnífico del guión y de la película, es que va revelando poco a poco el pozo de los motivos de Du Pont.
Al final, Foxcatcher nos va hundiendo en un entramado de locura, ambición y poder criminal, con una insaciabilidad absoluta de un sometimiento casi sádico, pero al mismo tiempo de una congelante soledad, fragilidad y heridas de las que no hay posibilidad de sanar ni defenderse  con todo el dinero,  la droga  y las adulaciones del mundo. Ni siquiera comprando un tanque de guerra.

Director: Bennett Miller
Reparto: Steve Carell, Channing Tatum, Mark Ruffalo, Sienna Miller, Vanessa Redgrave
País: Estados Unidos
Año: 2014
Género: Drama
Duración: 2 hr. 14 min.
Clasificación: Mayores de 15 Violencia, uso de drogas.
Fecha de estreno en México: Enero 15

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