Dirección: Chris Weitz.
Reparto: Kristen Stewart, Robert Pattinson, Taylor Lautner, Ashley Greene, Rachelle Lefevre, Billy Burke.
País: USA.
Año: 2009.
Género: Ciencia Ficción / Romance / Suspenso.
Duración: 121 minutos.
Clasificación: Mayores de 13 años (Escenas de violencia y acción)
Estreno en México: 20 de noviembre de 2009.
Por Fabián Quezada León.
Luna Nueva es un fenómeno por donde quiera que se le mire, difícilmente se podría hablar de alguna otra serie cinematográfica que haya suscitado tanto furor entre las mujeres adolescentes (y algunas no tanto) en todo el planeta. Sin duda resulta interesante y llamativo el hecho de que todo esto es y será producto de una de las más brillantes -y bien llevadas a cabo-, campañas de marketing cinematográfico. Desde la primera entrega, aún en libro, Crepúsculo ha desatado las pasiones y la erupción volcánica del romanticismo hormonal; vampiros, hombres lobo, y el insondable abismo de la depresión amorosa adolescente. (¡una combinación ganadora!).
Esta es una de las secuelas más esperadas del año y miles de chicas alrededor del mundo han chillado enardecidamente sólo de ver los escasos segundos de los cortos...ahora por fin, la espera ha terminado -y la preventa agotada para la función de estreno lo confirma-.
La base de una buena cinta es una buena historia; La saga completa de crepúsculo es todo, menos una historia de una calidad lietraria excepcional, sin embargo su mérito es que pega donde debe de pegar, no deja un ápice al descubierto en su público objeto, eso es absolutamente cierto. La psique amorosa de las adolescentes se verá imbuída por la depresiva atmósfera y los siempre nublados y sombríos días en Forks. El desencanto del amor perdido (y peor aún del amor que se ha ido para no regresar) y la absoluta tentación de dejarse llevar por la atracción de otro “prospecto” moverán todos los resortes adecuados para llevar al arrobamiento a sus fans.
La cinta, indiscutiblemente tiene un público objeto, está hecha por y para el éxtasis de las fans. El dolor del abandono, el amargo sabor del amor ausente, los atentados por desafiar el recuerdo y la cordura, y la volcánica presencia del “mejor amigo que quiere dejar de serlo” caen parados con precisión milimétrica en su sitio. La cámara vaga de aquí para allá dándole un movimiento visual envolvente a la película y la música complementa de manera perfecta esta especie de cataclismo dramático/hormonal/romántico/desahuciado.
La trama es conocida de antemano por todos los fans, Bella y Edward se separan y Jake entra en escena descubriendo dos de los plots que van a seguir hasta el final de la saga: el secreto de los indígenas quiluetes y por el lado chupasangre, la dinastía de los Volturi.
Bella, luego de que Edward la abandona, se sumerge en una depresión casi catatónica mientras va en contra de todo lo que podría ser la cordura con la intención de auto aniquilarse para poder contemplar a su amado ausente. Jake llega al rescate y la señorita Swan se ve dividida entre dos amores.
Stephenie Meyer encontró la fórmula mágica y el arrobamiento de las fans hizo el resto. Bella Swan (Stewart) con su casi dark presencia y actitud, se ha construido como una icónica heroína correspondiente al cien a su afición romántica con seres “extraordinarios” ; no es frágil, y sin embargo se desmorona por la depresión, es fiel pero se ve tentada por otra relación y se yergue como el eje central de toda la cinta. Edward (Pattinson) casi desaparece y deja entrar perfectamente al quite a Jake (Lautner) que valga decirlo, le metió durísimo al ejercicio para quedarse con el rol… Todo para complementar un oscuro triángulo romántico que va a hacer estremecer a las seguidoras (además por que en la trama no se pierde la ocasión para mostrar que Jake y sus amigos viven descamisados enseñando el abdominal de ocho cuadritos y los bíceps hiperdesarrollados…)
La película tiene dos partes muy reconocibles, en la primera se alarga, (y casi podría decir se regodea) el sufrimiento de la decepción amorosa y la lenta y dolorosa reestructuración del amor, aquí abundan las escenas largas con tomas en las que la cámara gira en sí misma para aletargar y hacer más patente la "depre" de Bella Lla música aprieta como torniquete para evitar que la víctima se desangre por completo… para llegar a la segunda mitad con el aliento suficiente para contemplar la acción, peleas, recuperaciones, desafíos vampiricos y arriesgues de vida en aras de “reencontrar al amor”. Y aunque la acción es continua es una acción aletargada por las tomas en cámara lenta, las confesiones y el pie a la siguiente cinta, a los plots y personajes que van a seguir enmarañando este mundo de Bella y Edward se plantan justo aquí como si sólo estuviéramos contemplando un corte a comercial para la siguiente entrega.
Sin duda la saga de Crepúsculo vino a dar un giro interesante a la manera en la que el romance postmoderno es concebido, con ciertos tintes de oscuridad, peligro y muerte, pero a la vez, resaltando que ninguna mujer es inmune a los encantos de un cortejo cuidadoso. No importa la rapidez y lo inmediato que se viva en los “dosmiles”. La fragilidad del compromiso, la velocidad en las relaciones y la aparente pérdida del romance alrededor de la figura del vampiro (sin importar lo emo que pueda parecer o la caricatura de su verdadera esencia), así como su irresistible seducción, está basada y en mucho, en su anacronismo, su inmortalidad, su letal peligrosidad y la perspectiva asegurada de que ese amor, al menos… si es eterno.
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