viernes, 12 de mayo de 2017

LA VIDA DE CALABACÍN (MA VIE DE COURGETTE): INFANCIAS QUEBRANTADAS.

Por Julia Elena Melche.

Icare es un niño de nueve años que no tiene papá y ha perdido a su madre por lo que tiene que ingresar a un orfanato con otros niños de su edad. Al principio se esfuerza por encontrar su lugar en este nuevo medio hostil, pero con la ayuda de sus nuevos amigos aprenderá a construir vínculos de afecto y confianza. 

Con esta sinopsis, el primer largometraje del realizador suizo Claude Barras, La vida de Calabacín, da la impresión de ser el clásico cuento de orfandad infantil para todo público, tierno y conmovedor, sobre todo porque se trata de una cinta de animación con un título simpático.

Sin embargo, se trata de un filme para adultos y niños inteligentes que comprendan la dura realidad social y moral que rodea al drama de la orfandad, ya que la fuente de inspiración es la novela Autobiografía de un calabacín, del francés Gilles Paris, dirigida al público adulto debido a las descripciones explícitas de violencia y de la cruel realidad de los adultos.

En las primeras secuencias del filme, se observa a un pequeñín de cabello azul que echa a volar su papalote desde el balcón de su casa, en el que ha dibujado un superhéroe. Luego se le ve haciendo una pirámide con latas de cerveza que tira sin querer y se escucha la voz de su madre regañándolo. Cuando la mujer sube al ático y abre la puerta para castigarlo, el niño la cierra y se perciben los sonidos de la mamá cayendo.

Icare, a quien le gusta ser llamado con el apodo de Calabacín, mató accidentalmente a su madre alcohólica, quien se la pasaba viendo televisión, bebiendo lata tras lata de cerveza y poco caso hacía del hijo. Cuando Calabacín llega al orfanato acompañado de un amable policía que promete visitarlo, le comenta a otro chico que cree mató a su madre pero no tuvo la intención. Suceso terrible en la vida del pequeño y que en la novela  se describe con el disparo accidental de un revolver a su madre, pero que el director suaviza para que su adaptación cinematográfica fuera accesible al espectador infantil.  

Para conseguirlo, contó con el magnífico guión de la escritora y cineasta francesa Céline Sciamma (conocida por cintas sobre las dificultades de la infancia y la adolescencia como Tomboy y Girlhood), en el que colaboró el propio realizador, el autor de historietas Morgan Navarro y el escritor de relatos infantiles Germano Zullo.  

No obstante que se trata de una estremecedora historia en la que un grupo de niños abandonados y con vacíos afectivos conoce a muy temprana edad lo más despreciable del mundo, se consigue equilibrar desgracias y esperanzas  mediante acertados toques de humor en los diálogos espontáneos, donde se asoma la inocencia infantil, incluso en las conversaciones sobre sexo de los curiosos protagonistas.

Pero Calabacín no es el único con una historia dolorosa en su nuevo hogar. Simón, un bravucón y maloso pelirrojo, se encuentra ahí porque sus padres son drogadictos. La madre de la pequeña Bea fue deportada a África y la de Jujube es una enferma mental. El padre de Ahmed robó y está en la cárcel, mientras el de Alice es un pedófilo que abusó de la niña y se encuentra en prisión. Y la recién llegada Camille, fue testigo del suicidio de su padre luego de que éste asesinara a su esposa y no quiere regresar a vivir con su tía prostituta. Ambientes familiares sórdidos que son retratados de manera velada gracias al ingenio y sutileza de cineasta y guionistas.

Con dieciocho años de experiencia en cortos animados, el director de 43 años, ha conseguido un destacado trabajo artesanal. Con el apoyo de un experimentado equipo técnico, elaboró 54 marionetas y decorados en plastilina construidos a escala, todo realizado a mano, como también el vestuario, las nubes con lana de oveja y hasta la nieve en borras de terciopelo, para las entrañables secuencias en las montañas nevadas, donde los chiquillos juegan, bailan, cantan, se deslizan en la nevisca, gozando de una excursión con toda su vitalidad.

En esta labor, la técnica de animación Stop-motion es esencial para dar vida a las figuras; procedimiento conocido en español como animación “cuadro por cuadro”, que consiste en aparentar el movimiento en objetos estáticos por medio de una serie de fotogramas de los mismos y luego reproducir estas imágenes en sucesión, un método usado por Tim Burton en El cadáver de la novia y El extraño mundo de Jack, así como en los filmes de Wallace y Gromit, entre otros.

Nominada al premio Óscar y a los Globos de Oro 2016 a Mejor Película de Animación, La vida de Calabacín 
mereció el Premio del Público en el Festival de San Sebastián como Mejor Filme Europeo y fue muy bien acogida en su exhibición en la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes 2016, además de recibir elogios por la prensa mundial especializada.


Una historia sencilla, agridulce y conmovedora sobre universos infantiles heridos por las drogas, violencia familiar, inmigración ilegal, violadores, homicidios, soledades y la falta de amor, pero donde también hay lugar para el optimismo, la esperanza  y adultos generosos que dan cariño y cobijo.

MUY RECOMENDABLE.

Dirección: Claude Barras.
Guión: Céline Sciamma, basada en la novela Autobiografía de un calabacín de Gilles Paris.
Voces originales: Gaspard Schlatter (Calabacín), Sixtine Murat (Camille), Paulin Jaccoud (Simon), Michel Vuillermoz (Raymond), Raul Ribera (Ahmed), Estelle Hennard (Alice).  
País: Suiza-Francia.
Año: 2016.
Duración: 66 minutos.
Género: Animación.
Clasificación: Adolescentes y adultos.
Fecha de estreno en México: 12 de mayo de 2017.

LA VIDA DE CALABACÍN (MA VIE DE COURGETTE) SE EXHIBE EN CINÉPOLIS Y EN CINETECA NACIONAL.

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