Por Julia Elena Melche.
Icare es un niño de nueve años que no tiene papá y ha
perdido a su madre por lo que tiene que ingresar a un orfanato con otros niños
de su edad. Al principio se esfuerza por encontrar su lugar en este nuevo medio
hostil, pero con la ayuda de sus nuevos amigos aprenderá a construir vínculos
de afecto y confianza.
Con esta sinopsis, el primer largometraje del realizador
suizo Claude Barras, La vida de Calabacín, da la impresión de
ser el clásico cuento de orfandad infantil para todo público, tierno y conmovedor,
sobre todo porque se trata de una cinta de animación con un título simpático.
Sin embargo, se trata de un filme para adultos y niños
inteligentes que comprendan la dura realidad social y moral que rodea al drama
de la orfandad, ya que la fuente de inspiración es la novela Autobiografía de un calabacín, del
francés Gilles Paris, dirigida al público adulto debido a las descripciones
explícitas de violencia y de la cruel realidad de los adultos.
En las primeras secuencias del filme, se observa a un
pequeñín de cabello azul que echa a volar su papalote desde el balcón de su
casa, en el que ha dibujado un superhéroe. Luego se le ve haciendo una pirámide
con latas de cerveza que tira sin querer y se escucha la voz de su madre
regañándolo. Cuando la mujer sube al ático y abre la puerta para castigarlo, el
niño la cierra y se perciben los sonidos de la mamá cayendo.
Icare, a quien le gusta ser llamado con el apodo de
Calabacín, mató accidentalmente a su madre alcohólica, quien se la pasaba
viendo televisión, bebiendo lata tras lata de cerveza y poco caso hacía del
hijo. Cuando Calabacín llega al orfanato acompañado de un amable policía que
promete visitarlo, le comenta a otro chico que cree mató a su madre pero no
tuvo la intención. Suceso terrible en la vida del pequeño y que en la
novela se describe con el disparo
accidental de un revolver a su madre, pero que el director suaviza para que su
adaptación cinematográfica fuera accesible al espectador infantil.
Para conseguirlo, contó con el magnífico guión de la
escritora y cineasta francesa Céline Sciamma (conocida por cintas sobre las
dificultades de la infancia y la adolescencia como Tomboy y Girlhood),
en el que colaboró el propio realizador, el autor de historietas Morgan Navarro
y el escritor de relatos infantiles Germano Zullo.
No obstante que se trata de una estremecedora historia en la
que un grupo de niños abandonados y con vacíos afectivos conoce a muy temprana
edad lo más despreciable del mundo, se consigue equilibrar desgracias y
esperanzas mediante acertados toques de
humor en los diálogos espontáneos, donde se asoma la inocencia infantil,
incluso en las conversaciones sobre sexo de los curiosos protagonistas.
Pero Calabacín no es el único con una historia dolorosa en
su nuevo hogar. Simón, un bravucón y maloso pelirrojo, se encuentra ahí porque
sus padres son drogadictos. La madre de la pequeña Bea fue deportada a África y
la de Jujube es una enferma mental. El padre de Ahmed robó y está en la cárcel,
mientras el de Alice es un pedófilo que abusó de la niña y se encuentra en prisión.
Y la recién llegada Camille, fue testigo del suicidio de su padre luego de que
éste asesinara a su esposa y no quiere regresar a vivir con su tía prostituta. Ambientes
familiares sórdidos que son retratados de manera velada gracias al ingenio y
sutileza de cineasta y guionistas.
Con dieciocho años de experiencia en cortos animados, el
director de 43 años, ha conseguido un destacado trabajo artesanal. Con el apoyo
de un experimentado equipo técnico, elaboró 54 marionetas y decorados en
plastilina construidos a escala, todo realizado a mano, como también el
vestuario, las nubes con lana de oveja y hasta la nieve en borras de
terciopelo, para las entrañables secuencias en las montañas nevadas, donde los
chiquillos juegan, bailan, cantan, se deslizan en la nevisca, gozando de una
excursión con toda su vitalidad.
En esta labor, la técnica de animación Stop-motion es
esencial para dar vida a las figuras; procedimiento conocido en español como
animación “cuadro por cuadro”, que consiste en aparentar el movimiento en objetos
estáticos por medio de una serie de fotogramas de los mismos y luego reproducir
estas imágenes en sucesión, un método usado por Tim Burton en El
cadáver de la novia y El extraño mundo de Jack, así como
en los filmes de Wallace y Gromit, entre otros.
Nominada al premio Óscar y a los Globos de Oro 2016 a Mejor Película
de Animación, La vida
de Calabacín
mereció el Premio
del Público en el Festival de San Sebastián como Mejor Filme Europeo y fue muy
bien acogida en su exhibición en la Quincena de Realizadores del Festival de
Cannes 2016, además de recibir elogios por la prensa mundial especializada.
Una historia sencilla, agridulce y conmovedora sobre universos
infantiles heridos por las drogas, violencia familiar, inmigración ilegal, violadores,
homicidios, soledades y la falta de amor, pero donde también hay lugar para el
optimismo, la esperanza y adultos
generosos que dan cariño y cobijo.
MUY RECOMENDABLE.
Dirección: Claude Barras.
Guión: Céline Sciamma, basada en la novela Autobiografía de un calabacín de Gilles
Paris.
Voces
originales: Gaspard Schlatter (Calabacín), Sixtine Murat (Camille), Paulin
Jaccoud (Simon), Michel Vuillermoz (Raymond), Raul Ribera (Ahmed), Estelle
Hennard (Alice).
País: Suiza-Francia.
Año: 2016.
Duración: 66 minutos.
Género: Animación.
Clasificación: Adolescentes y adultos.
Fecha de estreno en México: 12 de mayo de 2017.
LA VIDA
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