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Auggie
Pullman (Tremblay) es un niño de 10 años, como cualquier otro de su edad; tiene
unos padres cariñosos y tal vez sobre protectores (Roberts y Wilson) y una
hermana mayor, Via, (Vidoovic), con la que hay una “distancia razonable” pero
mucho cariño.
Todo es “normal” solo que
por una mala combinación genética, Auggie sufre de una enfermedad que ha deformado su
rostro. Y aunque ha tenido múltiples cirugías, su apariencia… “no pasa
desapercibida”. Auggie se ha acostumbrado aparentemente a ello y ha logrado
sobrevivir en un mundo en el que cualquier diferencia con el resto de los demás
es criticada, asediada y causa escarnio. Auggie a su tierna edad lo sabe.
Pero su
madre, Isabel y su padre Nate, lo
impulsan a que vaya a la escuela regular y se mezcle con la gente. Renuente y
asustado en un principio Auggie no tiene de otra que aceptar para encontrar que
su diferencia puede hacer la gran diferencia en el corazón de los otros.
Chbosky (The Perks of being a
Wall Flower) lo hace de nuevo. Toma el espinoso tema de “cómo
duele crecer” con el sesgo de cómo duele crecer y ser extremadamente diferente
encima. La combinación podría resultar una letal bomba de hormonas plus
deformidad física integrada que de manera natural impulsaría a litros y litros
de lacrimosos chantajes emocionales.
Sin embargo, Chbosky demuestra su maestría entregando una obra conmovedora y sensible pero de ninguna manera chantajista. Centra su mirada en Auggie pero en la parte más infantil, humana y sencilla esa donde la inocencia ve las cosas del mismo color y con tanta naturalidad porque se ven con los ojos limpios.
Auggie es
un niño normal y aunque ciertamente su rostro desconcierta y causa una serie de
reacciones cuando nos enfrentamos por primera vez a él, el acercamiento que
tiene el personaje con nosotros hace que en pocos segundos no entendamos más
las preconcepciones acerca de belleza, normalidad y estándares. Auggie nos ha
conquistado porque vemos dentro de él sin sentir compasión, lo vemos como lo
que él realmente es; un nuevo chico en la escuela, viviendo lo que muchos han
vivido, sin importar si son flacos, gordos, feos o bonitos.
Nos
importa más lo que Auggie siente y cómo ve el mundo, su mente brillante, su
sentido del humor agudo, su pasión por Star Wars… su deseo de ser astronauta y
sus relaciones con sus amigos en la escuela. La vida de un niño es eso, sin
tener los dramas de la adultez, ya es suficiente con tener que preparar el
proyecto de ciencias o escoger el disfraz de Halloween.
Lo más
grandioso de la manera en la que Extraordinario se nos presenta, es
que no llama a nuestra caridad, ni a nuestra compasión, no trata de manipular e
insertar la lágrima fácil en el minuto 29… llama a nuestra empatía infantil. No
importa la apariencia de Auggie, sino sus vivencias como niño.
A ese
respecto cabría mencionar a dos predecesoras que tratan el tema de la “diferencia
física” con la misma sobriedad: El Hombre Elefante (1980) y Mask (1985) si hay
algo de lo cual preocuparse que concierne a Extraordinario, es su
acercamiento al Bullying esa plaga que se ha desarrollado con urticante
velocidad y que cada vez es más fiera.
Pero
Chbosky (quien también co escribe el guión) no solo se circunscribe a la visión
de Auggie; da a los otros personajes jóvenes la tarea de relatar su propio
punto de vista con respecto a su relación con Auggie y esto da aire al relato y
lo hace cercano y humano. Lo óptimo para dejarte ese sentimiento de “sentirte
bien” y aunque Roberts y Wilson desempeñan los papeles de los padres nutridores
y afectuosos que deben ser, su presencia es más un refuerzo dentro de la trama.
Evidentemente
merece mención aparte la actuación de Tremblay que bajo todo ese excelente
maquillaje y efectos especiales logra realizar una actuación destacada para
levantar un personaje exquisito.
El
personaje de Via desempeñado por Vidoovic, es quien representa la otra punta de
la familia y lo hace con tanta fuerza y rendida determinación que podemos
comprender sus confusos estados de ánimo ante el plan que la vida le ha
escogido, ser una sombra en una casa donde toda la atención se ha puesto en su
hermano menor. Pero he aquí que también la historia tiene designado un sitio
importantísimo a este personaje: el brinco existencial entre ser relegada e
inclusive negar que tiene un hermano, a ser el foco de atención en una obra de
teatro donde, más que conquistar la atención de sus padres, acapara su derecho
de pisar fuerte en el escenario de la vida.
En esta
historia también encontramos al inicialmente forzado guía de Auggie: Jack
(Jupe) un niño gentil que se convertirá en el mejor amigo de Auggie y también a
los “adversarios” encabezados por Julian (Gheisar).
De esa
forma los sin sabores de la escuela comienzan a tener un escenario universal que
los diálogos y la estructura misma de la historia nos irán revelando.
Al final
del día, Extraordinario sin más penetra
al interior de la esencia de lo que significa ser humano, ser niño, y por eso
hace girar la cabeza hacia lo que en realidad importa dejando que el fluir de
la trama nos lleve de un personaje a otro revelando que nadie es más importante
ni mejor que nadie por su apariencia sino por la fuerza extraordinaria con la
que mueva los corazones de quienes lo rodean.
Director: Stephen Chbosky.
Reparto: Jacob Tremblay,
Julia Roberts, Owen Wilson, Izabela Vidovic, Noah Jupe, Nadji Jeter, Daveed
Diggs, Mandy Patinkin, Ali Liebert, Emma Tremblay, Millie Davis.
País: Estados Unidos
Año: 2017
Género: Drama
Duración:113 min
Clasificación: Mayores de 13
Fecha de estreno en México: 15 de Diciembre
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