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¿De qué va?
Bryan
Stevenson (Michael B. Jordan) es un joven abogado afroamericano egresado de Harvard
que después de unas prácticas en la cárcel, se propone hluchar por los más
necesitados. Hará lo que sea para aplicar debidamente la justicia. Desechando
un futuro lucrativo en las leyes, Bryan decide defender a quienes estén
injustamente acusados o no tengan representante legal, de manera gratuita.
Así
que se va a Alabama, apoyado por una amiga: Eva Ansley (Brie Larson). En Alabama,
se encuentra con el caso de Walter McMillian: conocido popularmente como Johnnie
D. (Jamie Foxx) un afroamericano quien había pasado años (desde 1987) en
prisión, acusado injustamente de la muerte de Ronda Morrisson, una chica blanca.
Walter había pasado mucho tiempo en el pabellón de la muerte y parecía que todo
estaba en su contra, lo impresionante es que todo el juicio se basaba en la declaración
de un testigo: Ralph Myers (Tim Blake Nelson), (quien aparte era un criminal
confeso) que fue sobornado para mentir, sin tomar en cuenta las declaraciones
de familiares y vecinos que juraron que estaba con ellos al tiempo de que el
crimen fue cometido
Bryan y
su grupo de apoyo se ven envueltos en una intrincada red de mentiras,
prejuicios y abusos de orden político, que parecieran correctos al manipular la
ley. Sin embargo su lucha lo guía hacia la justicia.
El huevo o la
gallina
Es un
hecho que el tema del racismo y las argucias legales (para enfrentarlo o
defenderlo, dentro de grandes regiones de la América profunda) han sido motivo
de innumerables cintas antes y será siéndolo después de Buscando Justicia.
Es
irónico cómo en “la tierra del hombre libre y el hogar del valiente” gran parte
de lo que podría denominarse: su historia se basa en esta lucha
centenaria de racismo e intolerancia; que no simplemente se generaliza hacia los
afrodescendientes, sino a todos los que no sean herederos legítimos de los
peregrinos del Mayflower.
Da lo
mismo si son aborígenes americanos, latinos, asiáticos o mediterráneos… lo cual
es en sí una contradicción a la formación primigenia de Norteamérica: “la
tierra de los hombres libres” pero el hecho es que aún en los comienzos de este
siglo XXI la idiosincrasia de “hacer América grande de nuevo” ha llevado a
muchas manipulaciones de las maneras “legales” de hacerlo.
Por ello,
esta película sea una nueva llamada de atención sobre el tema. Cierto que quizás no es la más famosa, ni la más
publicitada, pero sirve sí, para poner otra raya al tigre.
Destin Daniel
Cretton y su co-escritor Andrew Lanham, ponen el punto de mira no simplemente
en los asuntos de la comunidad afroamericana, sino en un apartado aún más
punzante: La legitimidad y transparencia de los corredores de la muerte.
Habrá, como
en todo, quienes merecían esa pena, pero según las estadísticas (que se dan
hasta después de ciertos créditos al final) hay un alarmante grado de error en
los procesos dentro del sistema legal estadounidense.
Por ello
merece poner un poco la atención en esta cinta, además del gran trabajo actoral
que realiza su elenco.
Tan legal como lo
legal…
Basado en
una historia real, y en el libro escrito por el mismo Stevenson (fundador de la
iniciativa Justicia Igualitaria) obviamente el punto de tema es toda la
parafernalia legal y las increíbles maneras de que las argucias pueden colarse
para dar giros de tuerca dentro de un juicio. La lucha de Bryan, las paredes
que tiene que ir derribando y lo veleidoso que puede llegar a convertirse un
proceso, son solo la punta de iceberg.
Pero la historia humana detrás de cada
caso es lo que en realidad le da un sesgo diferente a la trama que narran
Cretton y Lanhamm. La sustancia dramática le da una calidez y una actualidad
tremenda en este momento en el que en el mundo nada parece estar más confundido
que la justicia.
El desafío es ir más allá, encontrar las raíces del por qué el
miedo y la discriminación pueden convertirse en un arma para meter a un ser
humano al pabellón de la muerte, el papel que la ley, lo justo, y lo correcto
juegan para observar cómo se puede tergiversar todo haciendo que la ley conceda
ciertas prebendas a quienes tienen el poder y que aquello de que “la ley es
igual para todos” es… una frase difícil de poner en contexto y más aún, aplicar.
El tema
de la justicia y la discriminación es y seguirá siendo, un punto de inflexión en el cine norteamericano y después de tantas
y tantas obras que lo tratan (como la que se cita en la película por el libro “Matar
a un ruiseñor”) el aporte de Buscando Justicia queda un poco en el medio.
Ya hemos visto películas de explotación, racismo, pabellones de la muerte… con
el consabido inocente involucrado, y cómo el esfuerzo de los abogados logra
abrirse paso en el denso sistema legal consiguiendo la libertad.
Acá el esfuerzo
se enfoca en mostrar un punto de la legalidad de la pena de muerte o “la transparencia
de los procesos” que implica. Del porque la justa aplicación de la ley y su
transparencia debiera ser un tema importante para las discusiones sociales hoy
por hoy.
Uno, dos, tres por
mi
El sur de
los Estados Unidos vuelve a ser la arena para que se presenten estos casos de discriminación
y abuso de la ley: Alabama y el condado de Monroe, son el campo donde florece
la historia. El guion da una cierta ironía en los diálogos de varios de los habitantes
blancos del lugar que están sumamente orgullosos del museo dedicado a Harper Lee
y “Matar aun Ruiseñor” que al contrastar con el paso histórico y con el
argumento, parecen recriminar aún más el hecho de que: “mientras más cambian
las cosas, más permanecen siendo en el fondo las mismas”.
El caso real
en el que se basa la cinta pasó hace más de 40 años y sin embargo, la aplicación
de la justicia en torno a la pena de muerte sigue teniendo graves lagunas
legales.
Historias
como las de Johnnie D., Herbert (Rob Morgan) y Anthony (O’Shea Jackson Jr.) siguen
(y seguirán sucediendo no simplemente en Norteamérica sino en todo el mundo)
En medio
de esta serie de acontecimientos y sus consecuencias, Cretton da a sus actores
la oportunidad de lucirse sin opacar a los demás, cada uno posee sus momentos
clave (incluso la mimetizada Larson) Foxx y Jordan soportan el peso principal.
Es cierto que del personaje de Jordan no sabemos mucho más que lo que estrictamente
tiene que ver con su desempeño profesional, pero cumple tal vez de una manera
muda en sus gestos (sobre todo en una escena en la que es pasado a una revisión
denigrante) nos muestra un fuego de rabia contenida que no empaña su labor
social ni su concepto de la justicia.
Foxx por
su parte nos entrega un Jhonnie D que va desgajando las emociones, un condenado
que ha pasado lo peor y ha visto lo peor, pero que es inocente y que aún sumido
en la desesperanza, puede reconocer una luz cuando la ve y se aferra a ella
como su último recurso.
Pero quien
tiene el hueso es el personaje de Rob Morgan, (Herbert Richardson) uno de los
compañeros de Jhonni. Ex veterano de Vietnam, acusado de poner una bomba.
Rob
sufre de una serie de trastornos que deberían haberlo conducido a un sanatorio,
no a un pabellón de la muerte. Y por eso su línea en la historia es tan fuerte.
La gama dramática
envuelve perfectamente a todos los allegados en este relato.
Aunque la
ruta de la trama es fácil de identificar: la detención arbitraria, la llegada
del abogado incorruptible, los obstáculos de la ley ante la ley, el desamparo,
las escenas de las audiencias con sus respectivos discursos, el recluso secundario
sentenciado y la exoneración del protagonista.
Cretton no
introduce ningún elemento cinematográfico destacable, pero sabe manejar el
relato en una manera dramática cercana y eso le da un toque especial a la película
Conclusiones
Buscando
Justicia
no es ni la primera, ni la última (desgraciadamente) en exponer la extraña manera
en la que la justicia es manipulada y adecuada a los intereses de la clase
hegemónica.
Tampoco es la mejor película sobre discriminación, racismo y
pabellones de la muerte o los juicios a menudo express que hacemos basados en
criterios de empatía o desagrado de grupos sociales, religiones y razas.
Lo que
Buscando la Justicia apunta es hacia el renglón de la veracidad en la
exactitud en las sentencias de muerte (y en la pena de muerte misma) en la que
en general los grupos sociales mas desprotegidos tienen cero expectativas de
apelar su condena sin importar la rectitud del juicio.
De la
misma manera, es una voz que dice que ante las mas cerradas situaciones siempre
puede encontrarse la ayuda de un paladín: alguien lo suficientemente
incorruptible como para confiarle la vida.
Tal vez
sea buscar con la lámpara de Diógenes, pero… en medio de tantos despojos de
humanidad, aún hay personas legales, justas y correctas.
Director Destin
Daniel Cretton
Reparto:
Adam
Boyer: (Guardia de prisión)
Andrene
Ward-Hammond: (Brenda)
Brad
Sanders (Howard Stevenson Sr.)
Brie
Larson (Eva Ansley)
Bryan G.
Stevenson (Howard Stevenson Jr.)
C.J.
LeBlanc (John McMillian)
Charlie
Pye Jr. (Charlie )
Christopher
Wolfe (Jim Wilkes)
Claire
Bronson (Mrs. Chapman)
Damon
Vance (guardia)
Darrell
Britt-Gibson (Darnell Houston)
Drew
Scheid (Linus)
Hayes
Mercure (Jeremy)
J.
Alphonse Nicholson (Henry Davis)
Jacinte
Blankenship (Christy Stevenson)
Jamie
Foxx (Walter McMillian)
Kirk
Bovill (David Walker)
Lindsay
Ayliffe (juez Foster)
Marcus A.
Griffin Jr. (Charlie)
Michael
B. Jordan (Bryan Stevenson)
Michael
Harding (Sheriff Tate)
O'Shea
Jackson Jr. (Anthony Ray Hinton)
Rafe
Spall (Tommy Chapman)
Rhoda
Griffis (Juez Pamela Bachab)
Rob
Morgan (Herbert Richardson)
Steve
Coulter (Judge Buren)
País:
Estados Unidos
Año: 2020
Género:
Drama
Duración:
136 min
Clasificación:
Mayores de 15
Basado en
el libro escrito por: Bryan Stevenson
Guion: Destin
Daniel Cretton y Andrew Lanham
Cinematografía:
Brett Pawlak
Editor: Nat
Sanders
Compositor:
Joel P. West
Fotos: Warner bros
Fecha de
estreno en México: 21 de Febrero 2020
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