jueves, 26 de mayo de 2011

BALA MORDIDA: LO NEGRO DE LA POLICÍA.

Por Julia Elena Melche.

¿Por qué la gente con cree ni confía en la policía ni en la administración de la justicia de nuestro país? preguntó esta semana el presidente mexicano Felipe Calderón en un noticiero televisivo, a lo que él mismo contesta: por las cadenas de corrupción y de complicidad que han minado la fortaleza en nuestras instituciones, e insistió en una depuración de las policías, de las Procuradurías y del Poder Judicial para que haya certeza plena en los jueces. “El día en que en México haya 32 policías confiables y capaces, bien pagados, una por cada entidad de la República, y 32 Procuradurías de Justicia, igualmente capaces y confiables, ese día México será el México seguro, el México al que todos aspiramos”, concluyó. Sexenio tras sexenio, los presidentes hablan, prometen, pero por desgracia nada de esto se cumple. El ejemplo son los cientos de policías y ex judiciales que han sido detenidos recientemente en Baja California, Nuevo León, el Estado de México por su relación con cárteles de la droga, secuestros y extorciones.

Hace muchos años el entonces presidente José López Portillo dijo “La corrupción somos todos”. Si bien, la misma parte del equipo gubernamental, de los diputados, senadores, de los militares, de los grupos policíacos, también parte de los ciudadanos al hacerla una forma de vida donde para todo se hace uso de la famosa “mordida” El problema es estructural y por desgracia la más escandalosa forma de corrupción es la política. La frase “En México el que no transa no avanza”, se ha convertido en parte de la cultura de nuestro país.

Las recientes producciones cinematográficas nacionales se han encargado de retratar nuestra realidad y los graves problemas que preocupan a todo el país, problemas que han existido a lo largo de la historia, pero que ahora son más evidentes y sobre todo, se han salido de control. Desde La sombra del caudillo, Rojo amanecer, Intriga contra México, Masacre en el río Tula, El fiscal del hierro y El secuestro de Camarena, hasta más recientemente como Todo el poder, La ley de Herodes, Manos libres y Matando Cabos, son reflejo de nuestra corrupción política, de la complicidad de las autoridades en secuestros y del abuso de poder.

Luego del magnífico y muy polémico documental Presunto culpable y la ganadora del Ariel El infierno, toca el turno ahora a Bala Mordida del debutante en el largometraje Diego Muñoz, realizador que se las vio duras porque nadie quería financiar su filme para no “meterse con la policía”. Y es que la cinta aborda la corrupción en el seno mismo de la policía mexicana. Muñoz explica que desde el 2000 empezó a investigar sobre el tema. Con base en entrevistas a policías durante 4 años, comprendió la realidad del mundo policíaco en el Distrito Federal y confirmó que el policía mexicano no lo es por una vocación de servicio, sino por necesidad, son productos de las circunstancias y personas que necesitan una educación.

Terminada en el 2009, Bala mordida narra la historia de Mauro Hernández (Miguel Rodarte), un policía preventivo que trabaja en una de las delegaciones más peligrosas y pobres del Estado de México y tiene como jefe al comandante Alatorre (Damián Alcázar). Por encargo de Alatorre, Mauro debe ir a pagar una entrega de cocaína y canjea su pistola para completar el pago de la misma, pues tomo parte del dinero. El narcotraficante resulta ser el ex policía Joaquín (Roberto Sosa Rodríguez), quien manda robarle la mercancía a Mauro ante sus amenazas. El centro argumental de la cinta parte de los deficientes chalecos antibalas que no sirven para proteger a los policías debido a su pésima calidad por una malversación de los fondos policíacos. Mauro es herido con un cuchillo, pero su chaleco ni siquiera soporta la punta del pinchazo. De ahí, el hecho se convierte en el pretexto para sacar a la luz los oscuros negocios del comandante Alatorre con las drogas, el uso de sus métodos de extorción y la manera en que usa a sus subordinados para conseguir más ganancias económicas.

Con las también sobresalientes actuaciones de Gustavo Sánchez Parra y Dagoberto Gama, Bala mordida expone con realismo y sin abruptos melodramáticos, las guerras sucias que se libran al interior de las corporaciones policíacas en nuestro país, entre atmósferas opresivas y ambientaciones verosímiles que refuerzan el tono trágico de la historia. El realizador consigue además reflejar los aspectos sociales y psicológicos del policía común en México, tipos de clase pobre que no han tenido acceso a la educación y en su mayoría que sólo han cursado la primaria. Como lo comentó el director, para ellos ser policías no es cuestión de convicción, sino un medio para obtener dinero mediante las transas y mordidas.

Mauro es un agente, como todos, con sueldo muy bajo y equipos inadecuados al que le cobran el uniforme y hasta las balas. Para conseguir su plaza tuvo que pagar 5 mil pesos y como otros tiene que dar mordida a sus superiores para utilizar las patrullas. Miguel Rodarte consigue uno de sus mejores trabajos al meterse en la piel de uno de los tantos eslabones que conforman la cadena de la corrupción. Un ser nefasto y despreciable, violador y golpeador de prostitutas, pero que conmueve al mismo tiempo.

La cinta se exhibe solamente en la Ciudad de México en las cadenas cinematográficas Cinépolis, Cinemark, Cinemex, Cinemanía, Lumiere y en la Cineteca Nacional.

Dirección: Diego Muñoz Vega.

Reparto: Damián Alcázar, Miguel Rodarte, Roberto Sosa Rodríguez, Flor Payán, Gustavo Sánchez Parra y Dagoberto Gama.

País: México.

Año: 2009.

Género: Drama policíaco.

Duración: 108 minutos.

Clasificación:

Fecha de estreno en México: 27 de mayo de 2011.

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