sábado, 7 de febrero de 2015

EN EL BOSQUE (INTO THE WOODS)




Por Fabián Quezada León


Hace mucho, mucho tiempo, en un reino muy lejano existieron varios personajes que soñaban con cumplir sus  deseos:  un panadero (Corden) y su mujer (Blunt) querían tener hijos, una niña con una capa roja (Crawford) deseaba comer pastelillos y dulces… y visitar a su abuelita, un lobo descarado (Depp) quería comerse a la niña, una joven cubierta de cenizas (Kendrick) soñaba con ir a un baile y conocer a un príncipe (Pine), un niño (Huttlestone) deseaba no tener que vender a su mejor amiga: su vaca, una doncella (Mauzy) contemplaba el horizonte desde su torre sin salir jamás y una bruja vengativa (Streep)  quería recuperar su belleza antes de que acabara la luna azul… Pero para lograr sus deseos tenían que ir al bosque, el mítico espacio donde las cosas suceden, lejos de las miradas y de la civilización. Lo que cada uno va a encontrar va a marcar su destino: Una vaca blanca como la leche, una capa roja como la sangre, una zapatilla pura como el oro y un cabello tan amarillo como el maíz.



En este gusto del cine por llevar a la pantalla grandes musicales de Broadway, le llega el turno a esta obra de Sondheim que fuera un éxito en las carteleras teatrales en los finales de la década de los 80’s y se materializa de la mano de Marshall, que ya nos ha dado entre otras Chicago y Nine.



Evidentemente el reino de los cuentos de Hadas le pertenece casi por antonomasia a Disney, que desde los 30’s se ha dedicado a reinterpretar las historias infantiles (y no tanto) de los Grimm, Andersen, Perrault y demás clásicos. En esta “adaptación” los ha suavizado y caramelizado, y a fuerza de ello, las historias primigenias se han perdido en la niebla de los tiempos.

Si vamos a las tramas originales descubriremos que algunos episodios dentro de “En el Bosque” pertenecen efectivamente a las historias primitivas,  lo cual es muy placentero, esto habla de que, por lo menos esta vez, no veremos una aberración como cuando Maléfica se volvió Benéfica, sino como la madrastra de Cenicienta somete a sus propias hijas a torturas indecibles con tal de que entren en la famosa zapatilla.

Además, la historia plantea un asunto que por sencillo no deja de ser espinoso, las consecuencias de seguir un deseo, plus el ya conocido, viaje del héroe; en el cual los personajes se adentran en la foresta para resolver sus vidas o en la mejor de las situaciones, al menos cambiarlas positivamente o descubrir las verdades ocultas que solo la influencia del bosque puede sacar a flote.

Un aspecto deleitable en la cinta es que, aunque es un musical, el penetrante humor negro y la sagacidad de las letras cantadas armonizan con la trama fantástica real, la de los cuentos de hadas de antaño, con sus buenas dosis de amargura y maldad.

De esta forma, sin sentir, vamos implicándonos en ese entramado de deseos de toda clase, del que no se excluye el sexual, el de posesión y hasta la temblorosa desilusión amorosa y por qué no? La rampante amenaza de que todo el reino puede ser destruido de un pisotón de una giganta vengativa. (que suficientes y buenos motivos tiene para buscar una revancha)

Lo seductor de todo esto es que la temática de cuento de hadas revalora su posición como un relato para adultos, “En el Bosque no es una historia propiamente  infantil, es una historia de deseos adultos, de universos que se dan en medio de un bosque cerrado, vagabundeando, perdidos en la noche, (en la noche física y en la noche de sus conciencias) Donde al confluir los personajes la fragilidad de las historias fantásticas se confrontan con las contundentes historias humanas, la ceguera temporal del amor se pierde al enfocarla con la infidelidad, la maternidad deseada y obtenida no resultará ser la felicidad tan deseada o la delirante y temerosa anciana que pretende salvaguardar a su hija de todo mal ya sea por soledad, temores o simple posesión, no son más que facetas de cómo trabajan los sentimientos humanos.

La ancestral curiosidad por saberlo todo (que costara el paraíso a Adán y Eva) encuentra su eco también aquí, cuando los personajes se cuestionan si es realmente “tan bueno” perder la inocencia.

Y al mismo tiempo, como un homenaje a la casa misma, no faltan los momentos de humor que se vuelcan sobre el mismo género de las historias de princesas; el dueto de Pine y Magnusson en la cascada, es toda una apología de lo que ser “un príncipe encantador” es.

James Lapine, adapta fácil y brillantemente su propio libro al guión y por esa cercanía sabe mantener a lo largo de casi toda la cinta el justo medio entre la dramedy musical y el cuento de hadas, conservando el punto negro en la trama; que además tiene el tino de tener un magnifico diseño de producción de  Dennis Gassner y un vestuario realmente de cuento de hadas de  Colleen Atwood
Finalmente, en el aspecto de la cinematografía, oficio de Dion Beebe, se debe hacer notar la permanente oscuridad de los sets, dejando patente la declaración de que la penumbra del bosque se devora todo y en sus entrañas se llevan  a cabo todos los misteriosos ritos que harán que la historia siga
adelante.

Mágica, oscura y con un delicioso humor negro, En el Bosque lleva a la audiencia mayormente con efectivo deleite a internarse en lo más profundo de la foresta dentro del templo natural donde puede lo mismo surgir un hada, un dragón o un desenfrenado deseo por…. Lo que sea,  Una vaca blanca como la leche, una capa roja como la sangre, una zapatilla pura como el oro o un mechón de cabello tan amarillo como el maíz.



Director: Rob Marshall

Reparto: Meryl Streep, Emily Blunt, James Corden, Anna Kendrick, Chris Pine, Daniel Huttlestone, Lilla Crawford, Johnny Depp, MacKenzie Mauzy, Tracey Ullman, Christine Baranski, Billy Magnussen.

País: Estados Unidos /Reino Unido/Canadá

Año: 2014

Género: Musical/fantasía

Duración: 2 hr. 4 min.

Clasificación: Mayores de 7 años

Fecha de estreno en México: 5 de Febrero 2015

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