Por Fabian Quezada León
Jack
Dwyer (Wilson) es un ejecutivo estadounidense que ha
sido transferido a un nuevo destino laboral por su compañía, en un incógnito
lugar de Asia. De forma tal que en compañía de su esposa Annie (Bell) y
sus dos hijas Lucy (Jerins)
y Beeze (Geare)
llega con muchas esperanzas y una
terriblemente equivocada información sobre su compañía a enfrentarse con su
futuro.
Dirigida
y co escrita por John Erick Dowdle la cinta posee un desigual balance entre la
estructura del guión y los delicados hilos de los que tira para justificar su
propuesta. Al principio pareciera estar enfocada en centrarse en ser un
thriller político y acaba por transformarse
en una carrera contra el infortunio, incluido el infortunio de cómo terminar
una historia. Indudablemente
posee varias características, que vistas
en conjunto, parecen poco significativas pero que sin embargo colocan ciertos
temas en la parrilla como los estereotipos raciales y la xenofobia. 
Una
infortunada familia de estadounidenses es víctima de la famosa frase del “momento
preciso en el sitio incorrecto” todo, eso sí, condimentado con dosis extremas
de violencia y persecución; pero a las que se les dota de una seria cuestión
moral en un momento específico, que solamente contribuye en contra de la opinión
que tendrá el públicos de los protagónicos, dejándolos poco menos que mal
salvados.
Efectivamente, Wilson y su coprotagónica Bell luchan desenfrenadamente por sostener la película en medio de extras que sucumben en una, a todas luces exagerada y enloquecida, persecución. La cuestión es que sabemos desde el comienzo que siendo una producción Hollywoodense la situación de los personajes y de la historia tendrá su resolución satisfactoriamente dulce.
La pregunta
es ¿cómo se hubiera resuelto la misma historia en otra cinematografía, por
ejemplo la francesa, o la iraquí? Tenemos claro que el ingrediente principal de este tipo de argumentos es la persecución
salvaje y extrema sobre los inocentes protagonistas por
parte de “los malos” (generalmente cualquiera que no sea blanco y anglosajón) lo que automáticamente los coloca
como “menos civilizados”; 
Ya
sabemos que todo este trayecto de escape se va a desarrollar entre un millar de
“víctimas colaterales”. Todos mueren alrededor, hasta el camarógrafo y el
sonidista y los protagónicos heridos, fracturados, golpeados y con todas las
calamidades encima seguirán su trayecto heroico hasta el final. Es un
trazo conocido y usado una y otra vez, la cosa es que de repente en esta
historia se justifica la violencia de los “aborígenes” porque empresas transnacionales les han quitado el
control del agua, nada más. 
Evidentemente no hay ninguna instancia de legalidad (ni nacional ni internacional) que detenga la revuelta social y los protagónicos deben hacerse justicia por sí mismos Esto nos conduce a otro de los hilos que se mueven en el guión, de manera un tanto tramposa: impunemente los malos pueden echar mano de helicópteros, armas de todo tipo y tanques en cualquier momento y acabar con 1000 extras en un segundo con tal de arruinarte el día, sin embargo, como la historia tiene que seguir, la familia se salva contra todo presagio para poder seguir sufriendo, pero esto ya lo teníamos claro desde que vimos el título de la película.
Director: John E. Dowdle
Reparto: Owen Wilson, Pierce Brosnan, Lake Bell, Sterling Jerins, Claire Geare.
País:
Estados Unidos
Año: 2015
Género: Suspenso/
Thriller
Duración:
1 hr. 41 min.
Clasificación: Mayores de 15. Fuerte Violencia
Fecha de
estreno en México: Septiembre 25 de 2015.
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