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Por Eduardo Gil Rodríguez
El director ruso Andrey
Zvyagintsev, cuya última película, “Leviatán” (2014), consiguió el Globo de Oro a
la Mejor Película de Habla no Inglesa y el Premio al Mejor Guion en
el Festival de Cannes,
vuelve con fuerza a la palestra internacional con su quinto largometraje, Sin Amor (Loveless), al
ser galardonada de nuevo en Cannes, esta vez con el Premio del Jurado.
Se trata de un drama moral que realiza un retrato sombrío de la Rusia actual
posmoderna, habitada por una sociedad con muy poco interés por los
demás, excepto por si les son útiles, guiada por el egoísmo, la
frustración y la codicia. Para ello se centra en las tribulaciones de un
matrimonio sin amor a punto de separarse y en las devastadoras consecuencias
que generará esa decisión en un niño de 12 años.
Zhenya (Spivak) y Boris (Rozin) están en medio de un divorcio en
el que prima el resentimiento, la frustración y las recriminaciones. Los dos se
han embarcado en una nueva vida con otra pareja y esperan con impaciencia el
momento en que puedan pasar página, empezar de nuevo, incluso si eso implica
abandonar a su hijo Alyosha (Novikov) , de doce años. Hasta el día que el niño
desaparece después de ser testigo de otra de sus terribles discusiones.
Un hombre y una mujer
que están a punto de divorciarse discuten sobre quién de los dos se llevará a
su hijo de doce años consigo, y qué más deberían de hacer con él, como si de
una carga u obstáculo se tratara. A continuación, ella se dirige mal humorada
al baño para orinar y, cuando sale, cierra la puerta y vemos al niño paralizado
detrás de ella, su rostro es un grito de dolor silencioso. Es una imagen
desgarradora que nos acechará continuamente a lo largo de la película.
Zhenia y Boris son un matrimonio que se siente profundamente infeliz.
Ambos están faltos de amor, es evidente en su sus rostros, y como se comenta en
la película, no se puede vivir en ese estado.
Sin Amor muestra como esas
dos personas buscan una salida a ese estado; ella con un hombre rico y mayor,
él con una mujer más joven que ya está embarazada de él. Y su hijo Alyosha en medio de esta situación, es un daño colateral. El niño es un obstáculo en su
camino hacía una nueva vida, un lastre que intentan endosar a la otra parte.
En la primera parte de Sin Amor, Andrey Zvyagintsev,
realiza un retrato despiadado del matrimonio, con la imagen de ese niño en el
baño sufriendo en soledad que mantendremos grabada en nuestra retina. Después,
sucede lo inevitable. Como consecuencia de una negligencia egoísta, el hijo
desaparece, lo que lleva a una incesante búsqueda por los bosques de alrededor,
a un edificio vacío, mientras que la intensidad de la película va in crescendo.
El hecho de que una madre tomara casi dos días para notar que su
propio hijo huyó de casa, además de comprobarlo, y que el padre tampoco hubiera
tenido ningún interés durante ese tiempo como para echarlo en falta ya deja
claro el dolor, la angustia y la vida desgraciada de Alyosha. Lo realmente
desgarrador y terrorífico de Sin Amor es saber que la única atadura de Zhenya y Boris fue su hijo.
Ahora que él está desaparecido, los dos se ven obligados a buscar una
recuperación ilusoria de su relación completamente rota. Sin Amor tiene algo
increíblemente trágico; dos personas que no se quieren están buscando a un niño
que nunca han amado.
La segunda parte, después de casi una hora de metraje, la trama
pasa a estar exclusivamente orientada hacia la búsqueda del niño. Ahora los
diálogos irán perdiendo fuerza y el silencio gana mucho más espacio. A través
de él, por ejemplo, notamos cómo Zhenya logra mantener una vida normal incluso
con la desaparición del niño.
El silencio también es fundamental para explorar
el sentimiento de culpa de los padres cada día de búsqueda. Durante esta
búsqueda, observamos como Zjenja y Boris no son más comprensivos con la
situación, sin embargo, Andrey
Zvyagintsev agregará matices que harán más complicado
reprochar y condenar sus acciones.
La Rusia del régimen de Putin
Andrey Zvyagintsev muestra las contradicciones de una sociedad rusa que
constantemente insta a las personas a perseguir su satisfacción personal y
felicidad, al mismo tiempo que sigue apegada a los fuertes anclajes morales del
cristianismo ortodoxo. Parte de la película se desarrolla en 2012 por lo que
constantemente se hace muchas referencias a los disturbios en Ucrania. Esto
puede leerse en forma de parábola política, como si Rusia y Ucrania de padres
se tratara en lucha y disputa por unos territorios donde sus habitantes se
convertirían en víctimas al igual que el niño del matrimonio.
La falta de empatía de Zvyagintsev con el régimen ruso de Putin
parece mas que evidente y queda reflejado especialmente en un diálogo entre
Zhenya y la policía. Las autoridades no se toman muy en serio la desaparición
de Alyosha y remiten a Zhenya a voluntarios ciudadanos para evitar la
burocracia y la indiferencia del servicio civil de Rusia. Los voluntarios
muestran que las personas pueden hacer mucho más los unos por los otros que la
excesiva institucionalización de la actual Rusia socialista.
Visión apocalíptica y deshumanizada de la sociedad rusa
La visión de Zvyagintsev no
es muy esperanzadora, lo que se rompe ya no se puede arreglar y se pierde para
siempre. En Sin Amor se hace referencia a la predicción Maya sobre el fin del
mundo y aunque el mensaje de Zvyagintsev no
se puede leer de forma literal, lo cierto es que en el ambiente flota algo
apocalíptico. En ello contribuye los sombríos y fríos paisajes, los lúgubres
bloques de edificios, el tono amenazante de la música y, sobre todo, la manera
que tienen las personas de interactuar entre si, tan distantes los unos con los
otros, tan fríos.
De esta forma, Zvyagintsev, muestra
como la tecnología tiene una influencia fundamental en la forma de comunicarnos
y relacionarnos, y lo poco conscientes que somos de ello.
En casi todos los
lugares públicos, vemos a la mayoría de las personas mirando sus smartphones,
la televisión siempre aparece encendida en la cocina o en el salón. En Sin Amor observamos como
somos capaces de romper inconscientemente el encanto de una velada romántica o
un momento familiar haciendo selfies o fotos a la comida.
El uso del teléfono
móvil, por ejemplo, es un fuerte indicio de cómo hoy en día es más fácil
quedarse entretenido en el mundo virtual que saber lidiar con las demandas del
mundo real. El resultado final es una visión casi apocalíptica de la sociedad
rusa.
Zvyagintsev nos describe un mundo muy deshumanizado donde parece
que la gente ha olvidado lo que es el amor y las relaciones personales. Los
personajes principales únicamente se preocupan de sí mismos, solo piensan en el
dinero, sus trabajos y el sexo.
Sin Amor es un triste reflejo de la realidad existente en la sociedad
rusa, a través de una familia sin amor, llena de amargas pretensiones y sueños
incumplidos. A pesar que la acción se desarrolla de forma algo lenta, Sin Amor no dejará al
espectador relajarse en ningún momento y conseguirá mantenerlo en tensión
constante.
Director: Andrey Zvyagintsev
Reparto:
Maryana Spivak (Zhenya)
Aleksey Rozin (Boris)
Daria Pisareva (Dasha)
Matvey Novikov (Alyosha)
Marina Vasilyeva (Masha)
Reparto:
Maryana Spivak (Zhenya)
Aleksey Rozin (Boris)
Daria Pisareva (Dasha)
Matvey Novikov (Alyosha)
Marina Vasilyeva (Masha)
Año: 2017
País: Rusia
Género: Drama
Género: Drama
Duración: 126 min.
Clasificación:
Mayores de 15
Fecha de estreno en México: 13 de Abril 2018
Guion: Andrey Zvyagintsev, Oleg Negin
Fotografía: Mikhail Krichman
Música: Andrey Zvyagintsev
Premios
§ Festival
de Cannes: Premio del Jurado. 2017
§ Globos
de Oro: Nominada a Mejor película de habla no inglesa. 2017
§ Premios
BAFTA: Nominada a Mejor película en habla no inglesa. 2017
§ Premios
del Cine Europeo: Mejor BSO y fotografía. 2017
§ National
Board of Review (NBR): Mejores películas extranjeras del año. 2017
§ Críticos
de Los Angeles: Mejor película extranjera. 2017
§ Premios
Independent Spirit: Nominada a mejor película extranjera. 2017
§ Satellite
Awards: Nominada a mejor película de habla no inglesa. 2017
§ British
Independent Film Awards (BIFA): Nominada a mejor película internacional
independiente. 2017
CALIFICACIÓN: 9/10
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