sábado, 31 de octubre de 2015

LA CUMBRE ESCARLATA (CRIMSON PEAK)



Por Fabián Quezada León

Con el sello inconfundible de la personalidad de Del Toro, este relato de ambiente gótico llena de su barroquismo único la pantalla. Son los comienzos del siglo pasado en Buffalo, cuando nos encontramos con Edith Cushing (Wasikowska) una independiente y joven escritora, quien además es una próspera heredera. De improviso, un misterioso noble inglés, Sir Thomas Sharpe (Hiddleston) llega a la ciudad acompañado de su hermana Lucille (Chastain), para intentar hacer negocios con el padre de Edith.  Thomas busca un inversor para explotar sus propiedades en Allerdale Hall, en la lejana “Cumbre escarlata” en Cumbria, Inglaterra… 


Obvio, dentro de la sociedad, la presencia de ese misterioso desconocido causa revuelo, y algunas de las debutantes sociales han puesto sus ojos en él. No así Edith en un principio, sin embargo, el hombre parece demasiado interesado en ella. Sin más conquista su romántico corazón y la suerte de Edith comienza su inexorable destino lejos de casa, en una ruinosa mansión sentada en una tierra que es roja como la sangre y que esconde mucho más que solo suelos fangosos bajo sus cimientos.


El romance gótico no podría haber encontrado un mejor exponente que Del Toro para traducir en imágenes y lujo este cuento de terror y pasiones. Amante del detalle, con una fotografía exquisita, el frío del suspenso que se materializa en el aliento de los fantasmas va añadiéndose poco a poco hasta sumergirnos en el relato, sin muchas esperanzas de que lo que siga vaya a ser para mejor suerte de la infortunada Edith.

Es evidente que el género “casa embrujada” ha sido relatado por varios, una y otra vez y que es difícil no realizar perspectivas de “hacia dónde irá a parar todo” desde el mismo momento en que vemos  que la heroína deja su hogar en Estados Unidos para irse a habitar esa desolada colina donde, fantasmal y derruida se alza la mansión.

Pero eso no es lo más importante, la trama va tejiéndose sobre las puntadas conocidas pero de una forma tan deliciosa, envuelta por tal lujo en el manejo de las texturas, los colores y los ambientes, que enredan como telas vaporosas; como hálito de almas errantes. 

La historia de fantasmas se mezcla con la fantasía y el romance para dar ese ambiente perfecto en el que tal vez lo que menos importe sean los monstruos del otro mundo que emergen de los sitios característicos. Solo necesitamos la glacial presencia de Chastain deambulando omnipresente en esos ricos vestidos, con su manojo de llaves a la mano para que se hele la sangre.

Y sangre es algo que fluye con facilidad en esta cinta,  acompañada por el aire inclemente y el frío que se cuela por todos lados.

Del Toro no pierde tiempo en situarnos hacia dónde va a ir el relato, desde los primeros minutos de la cinta cuando una pálida Edith nos asegura que los fantasmas son reales, mientras soporta la nieve y la furiosa ventisca.












La colaboración de Del Toro con Matthew Robbins para escribir la trama, con dominio del melodrama gótico, coloca todos los elementos en el escenario donde los personajes pueden desarrollarse a la perfección: eso sumado a los extremadamente cuidados marcos que le dan a la historia el diseño de producción  de Tom Sanders, y los ricos y volátiles vestuarios de  Kate Hawley, que se regocijan en la cinematografía de  Dan Laustsen, nos da ese mundo tenebroso donde viven: una heroína romántica, un hombre misterioso y  atormentado, una pérfida antagonista, una alta sociedad de costumbres refinadas, una casa alejada de todo y que guarda entre sus múltiples habitaciones horrendos secretos y fantasmas aterradores… ¿qué más necesitaban?.

La narrativa se mueve volteando la vista hacia los antecedentes del relato, para girar hacia el pasado desde donde se toca la realidad, lo tangible, lo práctico, mientras Edith se encuentra en su mundo en Buffalo, viviendo su sueño de ser una escritora en potencia, desinteresada en conseguir marido, no obstante el deseo romántico de su fervoroso pretendiente: Alan McMichael (Hunnam).

Edith se defiende con inteligencia del romance, sumergiéndose en los libros y en la racionalidad; hasta ese momento es la orgullosa joya central de la corona de su padre; Carter Cushing (Beaver) lo que la convierte en una especie de “princesa de la nueva realeza” surgida en Norteamérica de la revolución industrial, con las fortunas fruto del trabajo rudo, no de una cuna de oro… 

Pero esa sociedad  moderna y exquisita mira con deseo a las viejas familias “nobles de cuna” de Europa,  aunque eso signifique, en el caso de Edith, tender un apasionado puente hacia el mundo subterráneo de los fantasmas sin oir las voces sepulcrales que prevén desastre. Thomas llega para materialmente llevarse a Edith a otro mundo.  

Hiddleston se coloca como el prototipo del noble seductor con esencia fantasmal, tal y como lo hubiera imaginado el más prolífero creador de romances góticos, y su oscura relación fraterna con Lucille va dando escalofríos a cada segundo de la trama.




Es evidente que al caer en su seducción, la infortunada Edith comienza su camino a la perdición  donde nosotros la seguimos con el candelabro en mano, mientras recorre los vetustos pasillos y penetra a las desvencijadas habitaciones, donde de improviso algún fantasma la atrapará en sus garras… pues como ella misma dice, “Los fantasmas existen, eso lo sé bien”.



Director: Guillermo del Toro

Reparto Mia Wasikowska, Jessica Chastain, Tom Hiddleston, Charlie Hunnam, Jim Beaver, Burn Gorman, Leslie Hope, Jonathan Hyde, Doug Jones

País : Estados Unidos

Año: 2015

Género: Terror

Duración: 1 hr. 59 min.

Clasificación: Mayores de 18; Violencia sangrienta, leves escenas sexuales

Fecha de estreno en México: 30 de Octubre 2015

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