jueves, 8 de octubre de 2015

LA FIESTA DE DESPEDIDA: COMEDIA IRÓNICA SOBRE LA EUTANASIA.

Por Julia Elena Melche.

De Cocoon a ¿Y si viviéramos todos juntos?Ahora o nunca y El exótico Hotel Marigold, el tema de la tercera edad, con sus enfermedades y desmoronamientos, encontró una cara amable; un tratamiento agridulce en Una historia sencilla (Lynch, 1999) y Nebraska (Payne, 2013), un retrato tragicómico en Las invasiones bárbaras (Arcand, 2003),  o un desolado paisaje en Amor (Haneke, 2012) Las flores del cerezo (Dörrie, 2008) y en las orientales Cuentos de Tokio (Ozu, 1953), La balada de Narayama (Imamura, 1982) y Vivir (Kurosawa, 1994). Pero cuando se incorpora el polémico asunto de la eutanasia, como derecho a una muerte digna para acabar con el sufrimiento de una enfermedad degenerativa o en fase terminal, el reto se vuelve más complejo.

Los realizadores y guionistas israelíes Tal Granit y Sharon Maymon decidieron abordarlo a través de un inteligente humor negro y de las magníficas interpretaciones de comediantes e íconos de la comedia israelí, quienes dan vida a un grupo de ancianos que conviven en una residencia de Jerusalén. Ahí, el septuagenario Yehezel (Ze’ev Revach) decide cumplir el deseo de su amigo Max, quien padece una enfermedad terminal y desea morir en paz.

A pesar de las objeciones de su esposa Levana (Levana Finkelshtein) y de la mujer de Max, Yana (Aliza Rosen), el hombre recurre a sus cuates, el veterinario Daniel y el policía jubilado Raffi Segal, pero ninguno se atreve. Sin embargo, Yehezkel, quien fue ingeniero y ahora un veterano inventor, decide construir una máquina de eutanasia  para llevar a cabo su misión. Luego del fallecimiento de Max, empiezan a circular rumores sobre la máquina, provocando que otro anciano les solicite el uso del aparato para su mujer con cáncer pulmonar, lo que les provoca dilemas morales y el inicio de una serie de aventuras disparatadas.

La cineasta Sharon Maymon explica que la génesis de la historia surgió de la muerte de la abuela de su ex-novio que la liberó de su sufrimiento por el cáncer. Sin embargo,  fue resucitada por media hora por los paramédicos, quienes luchaban por su vida como si fuera una adolescente. “Fue un absurdo”, comenta, y de esa situación vino la idea.

Con ocho años trabajando juntos en varios cortometrajes, los directores se alejan de la solemnidad y dramatismo de Amor y de Mar adentro (Amenábar, 2004). En su lugar, transitan por los terrenos de la comicidad, la picardía y el absurdo, pero sin perder su perspectiva humana, para hablar del derecho a vivir o a la elección de una muerte digna para acabar con el sufrimiento de una enfermedad terminal, y al mismo tiempo, abordar el difícil y controvertido asunto del suicidio asistido.

La fiesta de despedida, retrata  el doloroso proceso de decir adiós a un ser amado que pidió morir, ya sea con la mente lúcida pero con un padecimiento letal, o por una demencia cruel y devastadora. Si bien, el piadoso Yehezkel cumplió con la última voluntad de su amigo, luego lo asaltarán las dudas para tomar una decisión, cuando su esposa le solicita ayuda para morir dignamente. No obstante los conflictos éticos que afectan a los personajes por sus acciones, la cinta se aleja de juicios políticos y religiosos. No juzga a los personajes aunque se percibe su inclinación en favor de la eutanasia.

Desde la primera escena, La fiesta de despedida despliega el tono juguetón que la caracteriza; Yehezel habla por teléfono con una compañera de la residencia haciéndose pasar por Dios. Le dice que no ha llegado su momento de morir porque en el cielo no hay plazas disponibles, pero que su esposo le manda saludos, a lo que la mujer responde: “¿Mi marido?, pero si soy soltera”. 

A esta secuencia plena de encanto y de humor se unen otras de un sarcasmo delirante, como donde los ancianos están desnudos en un invernadero para apoyar a su amiga Levana, o la pareja gay del veterinario, encerrada en el armario, o el hecho de llorar sin parar para que un policía de tránsito no los multe cuando van en un auto a alta velocidad. No obstante las simpáticas situaciones que consiguen arrancar la carcajada, hay momentos dramáticos, entrañables y llenos de emotividad.

Con un apropiado título, La fiesta de despedida recibió en 2014 premios al Mejor Actor (Ze’ev Revach), Mejor Fotografía, Mejor Maquillaje y Mejor Sonido por la Academia de Cine de Israel, el Premio del Público y Premio Bria en la Muestra de Arte Cinematográfico de Venecia, y fue merecedora de la Espiga de Oro a la Mejor Película y Premio a la Mejor Actriz (Levana Finkelshtein y Aliza Rosen) en el Festival de Cine de Valladolid.

Un filme sobre la solidaridad, la amistad, el amor y la defensa a la dignidad, donde la tercera edad no es obstáculo para seguir disfrutando del erotismo y asumir la homosexualidad sin culpas.

Dirección y Guión: Tal Granit y Sharon Maymon.
Reparto: Ze’ev Revach (Yehezkel), Levana Finkelshtein (Levana), Aliza Rosen (Yana), Ilan Dar (doctor Daniel) y  Rafi Tabor (Raffi). 
País: Israel-Alemania.
Año: 2014.
Género: Comedia dramática.
Duración: 95 minutos.
Clasificación: Mayores de 15 años.
Fecha de estreno en México: 9 de octubre de 2015.

LA FIESTA DE DESPEDIDA (MITA TOVA)SE  EXHIBE EN CINETECA NACIONAL Y EN SALAS COMERCIALES.

HORARIOS EN CINETECA:
VIERNES 9 DE OCTUBRE. SALA 1: 13:30 Y 18:45 HORAS.
SÁBADO 10 DE OCTUBRE. SALA 1: 14:00 HORAS.
LUNES 12 DE OCTUBRE. SALA 1: 13:15 Y 18:15 HORAS.
MARTES 13 DE OCTUBRE. SALA 1: 13:15 Y 18:15 HORAS.
MIÉRCOLES 14 DE OCTUBRE. SALA 1: 13:15 Y 18:15 HORAS.
JUEVES  15 DE OCTUBRE. SALA 1: 13:15 Y 18:15 HORAS.

PARA MAYOR INFORMACIÓN, CONSULTAR:

www.cinetecanacional.net

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