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Por: Fabián
Quezada León
Colette es el más reciente
trabajo del director Wash Westmoreland (Still Alice) dedicado a mostrar algunos
trazos de la vida de esta revolucionaria y poco conocida en la actualidad,
figura de la literatura. Con la entregada actuación de una Keira Knightley que sorprende y seduce en cada secuencia.
Una protagonista desinhibida
Sidonie-Gabrielle
Colette (Keira Knightley) había
nacido en 1873 a quien encontramos en sus veinte años al comienzo de la cinta, es
una joven inquieta, de una familia modesta en un área rural de Francia. Tras de casarse
con Henry
Gauthier-Villars, mejor conocido como Willy (Dominic West) un exitoso escritor, Colette se muda a París y su vida da un giro de 180 grados.
París es
un hervidero de arte, llena de corrientes y cambios en todos los sentidos, sociales,
morales, políticos y artísticos; muy diferente a la rutinaria y pasiva vida de
la provincia.
Joven,
inquieta, inteligente y con un enorme potencial, Colette es convencida por su
marido para ser su “escritora fantasma”. Colette acepta, sin saber lo que eso
significaría en su vida. (En
la que hubo de todo… Hasta ser nominada para el premio Nobel de literatura justo
seis años antes de su muerte acaecida en 1954.)
Pero es
esta relación y esta petición lo que produce que Colette, impulsada/forzada/chantajeada
por su marido se encargue de hacer que una novela semi autobiográfica, (con una
pispireta protagonista llamada Claudine), se haga un best seller, dando a Willy un éxito arrollador.
La vida
Parisina y sus pujantes protagonistas caen seducidos ante la libre y sensual Claudine
y pronto, Willy y Colette se transforman en figuras icónicas.
Sus
vidas personales ayudaron en mucho a la creación de las “nuevas aventuras de
Claudine”, donde los límites eran cruzados rompiendo todos los esquemas.
Al fin,
Colette y Claudine se transfiguran una en la otra y se convierten en un
estandarte de muchas luchas que hasta la fecha siguen vigentes dentro del
universo femenino: la discriminación de género, los roles, la literatura, el
arte y la revolución sexual.
La orgullosa precursora del #Me too
La figura de Colette ha sido desde siempre un parteaguas dentro
del mundo de la literatura y el arte: avanzada, revolucionaria, libertaria (y libertina) extremista… Una
personalidad que rompió moldes toda su vida y que fluyó con la corriente de la
modernidad rampante del comienzo del siglo y más allá.
Poseedora de una personalidad arrasante e ingenio
creativo, supo colocar su prototipo de mujer y discurso literario en la mente
de todos. Rebelde y demasiado autoconsciente de su mente y su cuerpo, creo todo
un estilo y supo afrontar las consecuencias de su manera de percibir su espacio y su tiempo. El
amor, el sexo y las manifestaciones del arte.
Claro que, como en toda biografía, la película no puede
narrar a detalle todos los millones de acontecimientos en la vida de esta mujer
y opta por conducirnos por un camino de pinceladas que la definen. Fijando su
atención en las partes mucho más glamorosas que en las áreas oscuras. Lo que
nos deja claro es que Colette pasaba por completo de las reglas y le importaba
muy poco el “qué dirán”.
El director inglés, Wash Westmoreland, quien coescribe el
guión con Richard Glatzer y Rebecca Lenkiewicz, se encarga de conducirnos por
un comienzo que pintaría como la clásica “película
de sombrillita” a la que nos tiene acostumbrados Knightley, cuya romántica
presencia pinta en los primeros minutos a una aparentemente tímida y normal muchachita campirana, pero pronto
iremos descubriendo que es solamente una “estratagema” para ver el crecimiento
de Sidonie que es el deseo del director y sus escritores.
El fruto de la vida Parisina
Si consideramos el ambiente en el que se ve imbuida, en
ese París bullicioso donde aparecían importantes movimientos de arte y
literatura, con grandes personalidades conviviendo al rededor, podemos tener el retrato perfecto de lo que la
joven debió sentir; ese es el motor de la película, mostrarnos la
transformación de una joven en mujer, de una chica de campo a una mujer dueña
de sí misma que no dudó en pronunciarse por temas tan avanzados como la
identidad de género, amando lo mismo a hombres que a mujeres, con o sin, el consentimiento
de su marido con quién vemos que tenía una relación muy moderna.
Y colateralmente haciéndonos entrar en la tortuosa
relación de explotación creativa entre Willy y Colette y en su ulterior
independencia al relacionarse sentimentalmente con la controversial “Missy”,
Mathilde de Morny (Denise Gough), una
noble librepensadora (y declaradamente gay)
con quién Colette conoció un mundo nuevo; el Vaudeville, el teatro… y otros
placeres y áreas de la vida...
Protagonistas apasionados y apasionantes
Knightley se entrega al mundo de Colette con devoción, con
la misma pasión con la que encarnó a sus personajes clásicos: Cecilia en Atonement o Elizabeth en Pride &
Prejudice
West encarna a un
Willy sofisticado, dueño de la situación, de finas maneras y porte
aristocrático, hedonista, empapado de la modernidad en sus formas más avanzadas,
pero al mismo tiempo explotador, mentiroso, cruel y dependiente.
Que en su
voracidad de fama y fortuna no dudaba en no simplemente usar a Colette para
escribir en su nombre, sino a otros. Todos caían en sus redes de seducción
dejándose chupar la sangre por este vampiro creativo. Y esa seducción alcanza
en más de una manera a Colette, no obstante lo rebelde y desinhibida que fuera,
la fuerza de la atracción de Willy sobre ella se plantea como una poción
enervante que la intoxica y atrapa provocando irónicamente su liberación final.
La conjunción de West y Knightley en pantalla inunda de seducción y
perversidad esta relación a todas luces suigeneris
y en la que el tema del escritor fantasma vuelve a ser tratado por segunda vez
en este año junto con La Buena Esposa
una relación tan enervante de amor/odio, sujeción/dominación y dependencia que
no puede sino provocar interés morboso e intriga a partes iguales.
Cómo no caer ante la seducción?
La fotografía y el vestuario son exquisitos y deambulan en los escenarios más parisinos posibles en un aire de nostalgia y liberalidad que se cuela por todas partes reforzando el contexto en el que se generó la vida de esta mujer y dando a Knightley todas las oportunidades de brillas con soberbia sofisticación y sensual perversidad.
Sin embargo…
Un aspecto que puede ser un poco chocante es la
tropicalización del lenguaje de la película pues los parlamentos están en
inglés no obstante que el personaje de Colette escribe en francés. Con la clara
idea de hacer que la comercialización de la película sea más internacional.
Punto final
Al final Colette es un breve relato de homenaje a una
personalidad demasiado avanzada y controvertida para su época, que solamente es
un fragmento, (no carente de brillo y glamour), pero finalmente es una visión seleccionada
por los escritores, no obstante el tenaz trabajo de West y Knightley tomar a un personaje tan
controvertido y a la vez tan olvidado en la actualidad, que estuvo demasiado
fuera de las normas como para poderse enmarcar en cánones, no simplemente
narrativos dentro de un film, sino para comprenderlos con la correcta dimensionalidad
en su propio espacio/tiempo o trasladándolos a nuestros días, donde el
empoderamiento femenino y la identidad de género siguen luchando con vehemencia.
Para mostrarnos como la vida, obra y devaneos de una mujer icónica que supo
transformarse a sí misma e influir en su entorno siguen siendo tan apasionantes
y fogosos como entonces.
Director: Wash Westmoreland
Reparto: Aiysha Hart, Al Weaver, Arabella Weir, Attila Árpa, Caroline
Boulton,Denise Gough, Dominic West, Eleanor Tomlinson, Fiona Shaw, Izzy
Bayley-King,Jake Graf, Karen Gagnon, Keira Knightley, Masayoshi Haneda, Ray
Panthaki,Rebecca Root, Robert Pugh, Shannon Tarbet
País: UK | USA
Año: 2018
Género(s): Biográfico, Drama, Histórico
Duración: 111 min
Clasificación: ND
Fecha de estreno en México 26 de
Octubre 2018
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