Por Fabián Quezada León
Son los últimos días del largo reinado
de su majestad la Reina Victoria. La monarca podrá estar en sus 80 y tantos, ser como ella misma lo dice: malhumorada, ambiciosa, gorda y tal vez desagradablemente adicta al poder, pero no estoy loca! Al contrario,
conserva toda la fuerza y determinación que la han hecho una figura que marcó
una época.
Emperatriz de medio mundo, Victoria vive sometida a las rígidas
reglas del protocolo que su cargo le demanda y en ocasión del jubileo de 1887,
celebrando sus cincuenta años en el trono, la colonia inglesa en la India decidió
mandar a Inglaterra a dos súbditos: Mohammed (Akhtar) y Abdul Kareem (Fazal) para entregar a la reina una moneda
conmemorativa.
Los dos elegidos arriban desde la
India a Londres para cumplir la encomienda. Ceñidos por el riguroso protocolo
desean llevar a cabo su misión y regresar a casa, pero Abdul “burla las reglas” de no mirar
directamente a los ojos a la soberana, desde ahí surge entre ellos una amistad que
desafiará todos los pronósticos y que marcará definitivamente la figura
majestuosa de Victoria.
Judi Dench repite con maestría la
encarnación de la célebre reina inglesa tras de haberla representado veinte años atrás en la cinta
“Mrs. Brown”, donde nos entregó un pasaje íntimo en la vida de la soberana. Dench conjunta a la perfección el character,
la presencia y la gracia de una reina y por ello su actuación como Victoria
le valió su primera de muchas nominaciones al Oscar.
Dench es una figura mítica
como Victoria, así que el reto para
compartir protagonismo con ella debe ser una prueba gigantesca para cualquiera,
pero Fazal lleva a cabo la tarea con la ligereza y astucia que Abdul requería,
es seductor, simpático, pero tiene un dejo de sinvergüenza.
Stephen Frears dirige esta fábula de
amistad y apertura dada entre la monarca y (un tal vez no tan inocente pero sí
muy estimable) súbdito y al tiempo pone en manifiesto varios asuntos importantes,
la carga de una corona, lo abrumante de la agenda y el protocolo y desde luego
todos los matices de lo que la discriminación y la ambición pueden abarcar.
En esta historia escrita por Hall
(Billy Elliot) y basada en el
libro de Shrabani Basu: "Victoria
& Abdul: La historia verdadera del confidente más cercano de la reina"
relata las cosas “casi como sucedieron” y se dejan ver los entreverados de
la tenebra de la intriga palaciega y lo completamente solo que puede estar
quien sea que ostente un puesto de alta jerarquía.
Hall muestra de una manera directa
todos los cánones que marcan el espíritu inglés victoriano, la fidelidad a las
reglas de protocolo, el manejo de la política, el humor y las costumbres netamente
británicos, con pinceladas agudas y elegantes, como cuando ante una queja sobre lo
rasposo de la ropa en Escocia, Victoria responde que “en Escocia todo raspa”.
Hall va dejando ver la imagen más pura de la monarquía destilada a lo largo de la película.
Sin embargo Victoria aún
siendo la máxima figura de poder había envejecido, estaba presa de su propio cargo y linaje y debía de vivir siempre desconfiando de todos los que le
rodeaban, expuesta a ser devorada hasta por su propio hijo que esperaba impaciente
el trono.
A la llegada y súbita popularidad de Abdul era obvio que el círculo inmediato de
la reina se estremecería, comenzando por el primer ministro: Lord
Salisbury (Gambon), la Baronesa Churchill (Williams) y el médico
particular de la reina; el Dr. Reid, (Higgins) además del príncipe heredero “Bertie”
(Izzard) todos temblando ante los
súbitos privilegios que el sirviente estaba ganando por su cercanía con la
reina.
Para presentar el comienzo de la
relación entre Victoria y Abdul se elige un pomposo banquete donde su majestad,
harta de tanta presión, se esfuerza todo lo que puede por acabar el suplicio
lo antes posible, pero en esa cena las miradas del súbdito y la soberana se
cruzan, gesto que no pasa desapercibido para ella. A partir de ahí Victoria lo
llama para su servicio personal y la cercanía y el intercambio de culturas
comienzan a tejer su magia al estilo del hechizo de las sagas orientales... para fascinación de Victoria, aunque Abdul no revela al cien por ciento su
verdad a la reina.
La relación en la vida real de Victoria
con su Munshi fue “borrada” de los
anales de la casa real y no fue hasta hace poco que se descubrió al mundo, en
parte por los cuadernos de la propia soberana escritos en urdu.
Lo seductor de esta relación es la
manera en la que él se acerca a su Majestad y en una manera inocente la va seduciendo, le contagia su
fascinación por su cultura, sus tradiciones, su lengua: el Urdu y … el Corán.
Victoria se deslumbra porque ese hombre, un sirviente venido del confín de la tierra y del cual ella es soberana, no la ve como un monstruo de poder, sino como una mujer
terriblemente abrumada y sola.
El sentido de mostrar la esencia de la
amistad platónica entre un hombre joven y la reina en sus últimos años va
reforzando los lazos sentimentales de la película para poner en perspectiva los
planos en los que cada uno ve la vida y las extenuantes confrontaciones que
representa "el deber real" hasta el grado de no encontrarle una justificación aparente
y es ahí cuando la verdad sale del sitio menos esperado para dar la respuesta a
Victoria, cuando ella cuestiona el porqué de sus obligaciones de soberana, Abdul le responde simplemente que está ahí para servir.
La relación entre ambos es mucho más
allá de la simple empatía, es una complicidad, al grado tal que va a afrontar duras pruebas que la pondrán a
prueba, (como sucede con las relaciones de cualquier par de amigos) y ante las
cuales solamente aplicando el criterio y ejerciendo el perdón se puede triunfar
y salir aún más fortalecido.
Director: Stephen Frears
Reparto: Judi Dench, Ali Fazal, Eddie Izzard,
Adeel Akhtar, Tim Pigott-Smith, Olivia Williams, Fenella Woolgar, Paul Higgins,
Robin Soans, Julian Wadham, Simon Callow, Michael Gambon
País:
Reino Unido/Estados Unidos
Año:
2017
Género:
Biográfico, Drama
Duración:
1 hr 51 min
Clasificación:
mayores de 13
Fecha
de Estreno en México: 10 de Noviembre
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