sábado, 24 de octubre de 2020

TRES DÍAS Y UNA VIDA (TROIS JOURS ET UNE VIE)




Si nos visitas por tu celular/móvil/tablet te sugerimos girar la pantalla a horizontal o dar scroll down hasta el final y seleccionar la opción “ver versión de web” a fin de facilitar tu lectura. Gracias.



Por Agnieszka Kawecka


22 DE DICIEMBRE DE 1999

Un alegre y simpático perro muere asesinado por su dueño.

23 DE DICIEMBRE DE 1999

El pequeño Rémi cae en medio del bosque bajo una herida mortal.

25 DE DICIEMBRE DE 1999

Un diluvio infernal seguido de una feroz inundación borra cualquier huella…

 

EL PESO ESPECÍFICO DE UN ACTO FORTUITO

“Basta un segundo para que tu vida de un giro inesperado y jamás vuelva a ser la de antes”.  Lo sonado de esta frase no puede quitar su doliente verdad en la que, efectivamente, un sólo instante cambia la vida de alguien, en este caso, la víctima de los sinos es Antoine, el protagonista de “Tres días y una vida”.  

Tan sólo un día después del parteaguas en la vida de Antoine, el destino que, por cierto, aparentaba dirigirlo por un camino recto, le depara un revés y es entonces cuando comienza una historia inesperada tanto para su protagonista cómo para nosotros, que le acompañaremos a lo largo de estas dos horas de un suspenso atípico con tintes de drama y tragedia.

“Tres días y una vida” comienza con aquel momento que es capaz de cambiarlo todo, un acto fortuito y un aparente desenlace, que continúa a lo largo de toda una vida truncada por algo que no debió pasar y sin embargo sucedió, marcando por siempre al culpable y a su entorno. 

A partir de entonces, Antoine cargará sobre sus hombros el peso muerto de esa tragedia, demostrando que la toma de decisiones, o a veces la falta de estas, conducen a su dueño a un existir incierto que en realidad jamás esperó y sobre todo nunca quiso. 

Él, cómo todos los demás habitantes del pequeño pueblo minero, Ollay, estaba acostumbrado al pacífico pasar del tiempo y una coexistencia pausada y armoniosa entre sus habitantes. Porque en un lugar así, la vida se da sin grandes preguntas. 

Los adultos viven la rutina diaria, sin prisa y con la conciencia del ahora. Los niños pueden caminar libremente por las calles, jugar en el bosque, construir cabañas secretas y sentir los latidos del primer amor, un amor que igual que todo, en tan sólo un momento se puede tornar en decepción y rencor.

Pero por ahora, en este nublado 22 de diciembre, todo es paz en Ollay y Antoine, Emille y Rémi, atraviesan las calles, llenos de luz, amistad y juego, junto a su perro fiel, adicto, cómo todos los perros, a su vieja y babeada pelota que lleva a todas partes en su hocico, esperanzado a que los niños se la tiren una y otra vez.

23 de diciembre, la misma ruta es recorrida por Antoine y Rémi, ya no hay paz, el corazón de Antoine sangra y pronto los ladridos del perro cesarán.

 Aquel día quedará grabado en el alma de todos los habitantes de Ollay, pero la huella más intensa vivirá por siempre en Antoine.

¿QUÉ HARÍAS DESPUÉS DE CONVERTIRTE EN UN ASESINO?

Tal vez alguna vez tuviste este sueño:  sales en tu carro, está anocheciendo, de pronto un despistado transeúnte cruza a media calle. El impacto es inevitable y mortal.

¿Te detienes? ¿Buscas ayuda? ¿Te inclinas encima del cuerpo para ver si aún respira o huyes?...  ¿Qué harías tras quitarle la vida a otro ser humano?

 La pregunta estremece el alma, aún así añadiré un elemento más: ¿qué harías si asesinas a alguien y tan solo tienes 12 años?

No hay spoilers en esta reseña porque todo se sabe desde un principio. Esa es la maestría del guion de “Tres días y una vida”, escrito por Pierre Lemaitre, autor del libro homónimo en el que se basó la película. 

 

A pesar de haber revelado quién es el asesino, en los primeros diez minutos de la cinta, el suspenso continúa de forma atípica, cómo ya lo había mencionado al principio.   

Atípica porque a diferencia de los thrillers policíacos o películas de suspense a los que estamos acostumbrados de este lado del globo terráqueo, “Tres días y una vida” carece de espectaculares giros de trama o abundancia de golpes dramáticos. Con tres hechos contundentes que ocurren al principio de la cinta, es suficiente para querer acompañar a Antoine, en su oscuro viaje al mero centro del corazón de la culpa.    

LO INESPERADO DE LO ESPERADO

“Tres días y una vida” se centra en lo más íntimo de un ser humano: el cómo un individuo lidia con la culpa de haber despojado de la vida a alguien infinitamente más endeble. Si añadimos a eso la corta edad de ambos, el hecho se torna aún más estremecedor. 

Por cierto, la actuación de Jeremy Senez, quien interpreta a Antoine de doce años, va más allá de lo magistral. El joven actor, bajo la dirección de Nicolas Boukhrief, logra transmitirnos todas sus emociones sin la necesidad de emitir una sola palabra.

El ritmo y la pesadez de una atmósfera inquietante y sombría que persiste a lo largo de las dos horas que dura la película, remite a directores como Wajda en “El canal” o Kieslowski en los “10 mandamientos”. No es de extrañarse, ya que Boukhrief, durante mucho tiempo trabajó de cerca con otro director polaco, Andrzej Żuławski, un eterno guerrero en contra del sistema opresor que reinaba en sus años de juventud en Polonia.

Otro elemento poco común, tomando en cuenta el hecho de que el disparador de toda la historia es el asesinato de un niño, es la falta de juicio moral durante toda la película. En vez de eso, la cinta muestra el tormento que vive Antoine, entre la culpa y el terror de qué pasará al día siguiente, cuando todo el pueblo salga al bosque, cuando lleguen al lugar donde se encuentra Rémi, cuando se den cuenta… cuando descubran lo que ocurrió. 

Pero la realidad es que sus peores pesadillas se cumplirán en los momentos menos esperados y las consecuencias de sus actos provocarán acciones que nadie espera, ni se imagina. Tampoco esperamos el final, las cosas ocurren de maneras completamente impredecibles, por lo cual la historia nos mantiene al borde de la silla, no por la adrenalina de adivinar quién es el culpable y cuándo será atrapado, sino justamente lo contrario. 

 

CONCLUSIONES

Tres días y una vida” es sin duda una historia que viaja al fondo de la intimidad más doliente y temerosa del ser humano, iluminando la oscuridad que habita en todos nosotros, sacándola a la luz, mostrándola cómo es, sin pretender juzgarla, sentenciarla y ajusticiarla.

Altamente recomendable si quieres ver algo diferente, si estás dispuesto a profundizar en las emociones humanas y permitirte sentir. En cambio, si esperas acción y adrenalina, “Tres días, una vida” no es para ti.

 

Director:  Nicolas Boukhrief

Reparto:

Sandrine Bonnaire  ...       Blanche Courtin

Pablo Pauly  ...       Antoine Courtin

Charles Berling...    Michel Desmedt

Philippe Torreton... Doctor Hubert Dieulafoy

Margot Bancilhon... Emilie Desmedt

Jeremy Senez...     Antoine Courtin - 12 años

Dimitri Storoge...     Policía Lambert

Arben Bajraktaraj... Andreï Kowalski

Yoann Blanc ...       Señor Mouchotte

Igor van Dessel...    Théo Mouchotte

Murielle Texier...     Jeanne Desmedt

Pauline Sakellaridis ...       Emilie Desmedt niña

Léo Lévy...   Rémi Desmedt

Stéphanie Van Vyve...      Señora Mouchotte

Alice D'Hauwe...     Valentine Mouchotte

País: Francia, Bélgica

Año: 2019

Género: Drama Thriller

Duración: 120 min

Clasificación: Mayores de 15

Escritores: Pierre Lemaitre (novela) Perrine Margaine

Fecha de estreno en México: 24° Tour de Cine Francés









No hay comentarios: