lunes, 20 de febrero de 2017

MANCHESTER JUNTO AL MAR (MANCHESTER BY THE SEA)




Por Fabián Quezada León

Lee Chandler (Affleck) trabaja como “mil usos” en un conjunto de departamentos en Boston; lleva una vida rutinaria y anodina. Cuando repentinamente se le avisa que su hermano mayor, Joe (Chandler) ha muerto dejando a su hijo adolescente de 15 años, Patrick (Hedges) huérfano. Dado que la madre, que era una alcohólica, los abandonó cuando supo de una condición de salud de Joe, ahora Lee debe regresar a Manchester, el pueblo donde creció a hacerse cargo de un atado de cosas, entre las que destaca enfrentar su pasado donde hay una ex esposa, Randi (Williams) y enterarse de que es el nuevo tutor de Patrick.

Lonergan regresa después de algunos años y pone el dedo en la llaga de la América Profunda, donde los fantasmas del pasado conviven con los monstruos del presente, colgándose de sentimientos nacidos en medio de la aridez de la nieve y la asfixia de un pueblecito que vive sumido en una intemporalidad, a años luz de los parámetros de lo que la nación más rica del planeta reconoce como sus cimas de gloria….

No, Manchester es más bien una entraña olvidada, dolorosa y aprisionada en el congelador del “sin tiempo”, donde las cosas buenas o malas jamás van a caducar duelen y regresan a doler mil y un veces. Lonergan lo sabe y deja que con el mismo efecto de frigorífico, donde nada se descompone y puede permanecer por siglos esperando a ser revivido, sus personajes subyazcan bajo esa superficie helada, interminable e imperturbable en un sentido mucho más profundo que el paisaje nevado, en un invierno sentimental, donde las borrascas del recuerdo se forman gélidas, sin terminar jamás, danzando en un eterno devenir. Como si de alguna manera, se nos gritara a la cara que  la espacio-temporalidad desafía todos los principios.

¿Qué más da cuando suceden las cosas? los sentimientos atados a ellas siempre seguirán siendo iguales y las relaciones humanas se intoxican creciendo y respirando con y de ellos

Claro que el guión es magnífico Lonergan es un escritor concienzudo que va profundizando en sus personajes y si queda alguna duda introduce vía el recuerdo momentos clave que hablan de un pasado que ejerce su influencia en el presente y en el futuro así  aunque solo tengan minutos en pantalla cada personajes es tan perfectamente escrito, tan profundo y complejo que no necesita más y si a esto aunamos que la misma mano que escribe, dirige, el resultado se potencializa, dando a Affleck la oportunidad de su vida con un papel al que se ajusta tan perfectamente que creemos cada palabra, cada respiro, cada mirada esquiva, cada miligramo del dolor que carga en el cuerpo y que no se le sale, como una herrumbre persistente que lo envenena sin matarlo, que lo encadena reprimiéndolo con ataduras de recuerdos, de sentimientos profundos, de penas y de culpas.

Al toparse con la muerte de su hermano Lee confronta todas sus pérdidas comenzando por la pérdida de su propia vida, de su existencia subyugada a limpiar/arreglar estropicios de los condóminos. Como si se tratara de una máquina eficiente, cuya existencia convive y funciona con todo el menú de posibilidades pero con una constante: a los demás les importa poco quien es el “mil usos” quieren que funcione.

Una y otra vez somos testigos de cómo existen seres que interactúan con Lee y para los cuales existen un sinfín de cuestiones más importantes que él. Lee pudiera ser invisible, si no tuviera tanto dolor dentro.

Affleck expresa en una manera tan contenida y “sentimentalmente discapacitada” los profundos momentos que va a travesando para entregarnos un personaje lleno de matices al que no le hace falta aventarse una escena tipo “Torito, Torito!!!” para hundirnos el alma en la elegía más congelada y tremendamente sola, en la que, insólitamente, al mismo tiempo se deja pasar la luz de la esperanza de que en algún momento este largo invierno terminará y habrá un renacer desde lo profundo.

Lonergan como escritor y director de esta cinta nos sube en un viaje en el que transitamos la vida misma: sí hay recuerdos, sí hay sentimientos, pero estos son miles y de todos los tonos; del oscuro a la luz:  del amor al humor, de la indefensión a la huída, del cargo a la libertad y a todo ello nos lleva magistralmente centrándose en un meticuloso estudio de la familia, parapetándose en las imágenes más profundas que todo el mundo tiene de referencia inmediata: padres, hijos, vida en común… cobijándolos con una historia que los une y los separa, que los compromete, pero los asusta, que sin cesar los cuestiona que, en resumen, los hace vivir y entregarnos enormes actuaciones. 

Affleck y Williams tienen momentos de desagarre tan profundo, tan sincero, tan natural que son deliciosamente escalofriantes porque comprometen a todos, cualquiera puede pasar por algo así en su vida y lo vemos frente a nuestros ojos, con ese extraño sentimiento de estar contemplando una escena demasiado privada como para  que seamos testigos, a menos que nos transformemos en uno de los participantes, pero para eso deberemos enfrentarnos con medir nuestro propio valor ante el destino, nuestra capacidad de recuperarnos de las propias pérdidas y de abrir el camino emergiendo con un juego: una pelota que va de mano en mano… ahora la recibes, ahora la pasas… el juego (y la vida) continua.    



Dirigida y escrita por: Kenneth Lonergan
Reparto:  Casey Affleck, Michele Williams, Kyle Chandler, Lucas Hedges, CJ Wilson, Heather Burns, Tate Donovan, Josh Hamilton, Anna Baryshnikov, Matthew Broderick, Gretchen Mol
País: Estados Unidos
Año: 2016
Género: Drama
Duración: 2 hr. 17 min.
Clasificación: Adultos 


MANCHESTER JUNTO AL MAR SE EXHIBE EN CINÉPOLIS.

PARA INFORMACIÓN DE HORARIOS Y SALAS, CONSULTAR: www.cinepolis.com.mx


2 comentarios:

Imp dijo...

Por la nota veo que son de las pelis que me gustan, tan cercanas a la realidad y reflexivas que te ayudan hacer una introspección de ti mismo. Gracias por la nota!.IMP

fadeleon dijo...

Es una gran película! ojala y te guste!
gracias por leernos

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