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Por Fabián Quezada León
Por Fabián Quezada León
Estamos en Europa hace 20,000 años. Una tribu de hombres cavernarios se alistan para realizar los ritos de iniciación de los jóvenes antes de salir a su primera cacería. Keda (Smit-McPhee (“Dead Pool”, “X-Men: Apocalypse””Déjame entrar”) es el joven hijo del jefe de la tribu: Tau (Haukur Jóhannesson, “Atomic Blonde”) quien va a ser aceptado en la brigada de caza.
La expedición comienza y después de encontrar a una manada de bisontes, tras un infortunado accidente Keda es dado por muerto. La brigada de cacería se regresa a su casa desolada.
Pero Keda no murió, y en su lucha por regresar con su tribu va a pasar toda una serie de tribulaciones hasta que encuentra la compañía de viaje inusitada: un lobo salvaje. Estos dos tradicionalmente enemigos van a ir formando un pacto de mutua convivencia y a partir de ahí surge la leyenda del hombre y el can como mejores amigos.
Un niño y su perro, (o un adolescente en este caso) es uno de los temas que más se han sobado en el mundo de la televisión y el cine. Muchas de las veces incluye un largo trayecto a recorrer en el que ambos se ven inmersos por diversas circunstancias, ejemplificando de esta forma el tema del viaje del héroe, obviamente cumpliendo con los paradigmas del género iniciático demostrando como el niño debe crecer y madurar ante los retos y cómo en ese viaje el apoyo de su mascota es un resorte fundamental. Eso puede llegar a condimentar las más almibaradas historias para verlas con una enorme caja de pañuelos desechables al lado.
Sí, así de popular es el tema. Sin embargo en esta ocasión, le película elige moderar sus momentos de coma diabético para dedicarse a ser una historia de grandiosas tomas visuales, donde la acción (catastrófica y de peligro mortal cual debe ser) es enmarcada en magnificas tomas Imax.
La soledad y el portento de las fuerzas naturales son definitivamente aplastantes, para empeorar las cosas el crudo invierno le pisa los talones a este par de amigos. Claro que todos sabremos que ante eso cualquiera se rendiría y aplaudimos la determinación de Keda por regresar a casa.
De esta manera el vínculo entre hombre y perro (bueno, su antepasado el lobo) ante nuestros ojos se va tramando como una gran fábula épica donde el amor entre humanos y cánidos queda claro que es una relación que ha sobrevivido in illo tempore.
La tarea primordial de Alfa es no derrapar en tintes de película para televisión donde “un niño y su perro” sufren inmensidad de peligros y malos ratos para hacer que el público llore a placer, sino formarse de una manera honrosa como una historia de “crecimiento” que reviste uno de los grandes mitos de la vida humana.
Pero la historia no es solamente el viaje de Keda y Alfa, sino que en líneas colaterales nos enteramos específicamente de dos cosas: Los padres de Keda temen por su futuro y saben que Keda no es capaz de matar ni a una mosca, requisito indispensable para ser un hombre en ese tiempo y más aún para ser el heredero del jefe de la tribu.
Y las visiones de ese futuro se ven desde ambos puntos de vista uno quiere que sea fuerte por su fuerza y sus armas y la otra quiere que su hijo sea fuerte por los deseos de su corazón, la eterna lucha entre la fuerza bruta y los sentimientos y la razón.
Lo demás en la historia es colocar a los personajes en medio de este maravillosamente salvaje y no contaminado mundo donde el horizonte era visible en miles de kilómetros de tierras salvajes y el encanto de la aventura y exploración a lo ignoto surgen desde dentro, todo esto gracias a la cinematografía de Martin Gschlacht que da a la cinta la mirada de un ambiente de una belleza indomable.
Por desgracia el guión no puede dejar de caer en “momentos Remy” en los que de antemano sabemos que no va a suceder una catástrofe, porque la historia tendría que parar ahí.
Pero la peor parte son los últimos 10 minutos en los que ya estamos viendo la resolución de la historia, ahí toda la sencillez y contención se desbordan y tenemos desde el emotivo momento “Torito! Toritooo!” (de la clásica cinta Mexicana “Ustedes los Ricos”(1948) con Pedro Infante) hasta la bonita reminiscencia de “Nants ingonyama bagithi baba, Sithi uhm ingonyama” del Rey León, que aunque sea un poco cursi, va a gustar a la audiencia.
Otro aspecto en el que falla es el vestuario, todo parece demasiado hecho, demasiado artificial. Demasiado fabricado. De hecho muchas de las piezas de vestuario tienen una textura plástica y demasiado bien cortada para ser cavernaria
La trama de Alfa no es precisamente algo intrincado y sigue una línea clara, el viaje y el crecimiento rodeado de contrariedades en lo que se pierde es en los objetivos, no puede decirse que aunque parezca un tema Disney precisamente lo sea hay momentos que pueden ser demasiado para niños muy pequeños.
Huges en su debut en la silla de director tiene grandes logros, junto con su cinematógrafo, en los escenarios grandiosos, y en los efectos visuales (sobre todo en el lobo aunque ciertas "características sexuales primarias del animalito deberían haberse visto y borrado con efectos especiales para dar coherencia al final del guión. )
El director intenta representar el viaje del héroe de una manera legendaria; pero algunos cuidados en vestuario y en guión hubieran llevado la cinta a algo mucho más memorable.
Director: Albert Hughes
Reparto: Jens Hultén, Jóhannes Haukur Jóhannesson, Kodi Smit-McPhee, Kyle Glenn Thomas, Leonor Varela, Louis Lay, Marcin Kowalczyk, Mercedes de la Zerda, Michael Kruse-Dahl, Morgan Freeman, Natassia Malthe, Patrick Flanagan, Priya Rajaratnam, Spencer Bogaert
Género(s): Acción, Aventura, Drama, Thriller, Familiar
Duración: 96 min
Clasificación: Mayores de 13
Cinematografía Martin Gschlacht
Fecha de estreno en México: 31 de Agosto 2018
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