Por: Dulce María Casasola Mendoza.
Para una mejor comprensión, la exposición se divide en cinco grandes núcleos con sus respectivos subtemas; el primero es el Arcaico vs clásico, el segundo volumen, Expresividad y drama; el tercero titulado La magia de la geometría, ejercicios plásticos, el cuarto Evocación precolombina y termina con el quinto denominado Obra pública. Los cinco núcleos están acompañados de un nutrido grupo de documentos y fotografías del artista.
Algunas de sus obras dedicadas al arte urbano de la ciudad de México que más se le conocen son: la Fuente Monumental de Netzahualcóyotl (1955-1956), ubicada en la primera sección del Bosque de Chapultepec, donde logró la integridad plástica de la arquitectura, la escultura así como el encanto de la ingeniería hidráulica y el Monumento a la Madre (1949).
Otra de sus obras consideradas justamente por el alarde de la integración plástica a la arquitectura es el friso transversal de la Benemérita Escuela Nacional de Maestros (1948), en donde registró escenas de la Historia de la Cultura Universal y la Historia de México, colaborando de manera conjunta con el arquitecto Mario Pani.
Esta exposición estará abierta al público hasta el 25 de septiembre del 2011.
El Instituto Nacional de Bellas Artes presenta la exposición Luis Ortiz Monasterio (1906-1990), del perfil nacionalista al concepto universal, en el Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Khalo.
Luis Ortiz Monasterio es uno de los pocos escultores mexicanos, que tras haber realizado esculturas de arte cívico, logró aventurarse en un tipo de escultura totalmente diferente, un arte vanguardista, más propicio a la imaginación.
Luis Ortiz Monasterio es uno de los pocos escultores mexicanos, que tras haber realizado esculturas de arte cívico, logró aventurarse en un tipo de escultura totalmente diferente, un arte vanguardista, más propicio a la imaginación.
Casi treinta años después de la última exposición llevada a cabo en vida del artista, en el Museo de Arte Moderno, la muestra hace una revisión histórica y estética de sus aportaciones dentro del movimiento de la llamada Escuela de escultura mexicana y su incursión por el vanguardismo de figuras geométricas, alejadas de las figuras humanas que en un inicio realizó, además de un análisis crítico e histórico de su quehacer como escultor de obra monumental, pública y civil y la diversidad en su búsqueda estética.
La exposición está conformada por 70 obras divididas en 54 esculturas y 16 obras bidimensionales, además de hemerografías y documentos, en su mayoría pertenecientes al acervo de Ana María Ortiz Monasterio, hija del escultor y otras más, procedentes de instituciones y colecciones particulares.
La exposición está conformada por 70 obras divididas en 54 esculturas y 16 obras bidimensionales, además de hemerografías y documentos, en su mayoría pertenecientes al acervo de Ana María Ortiz Monasterio, hija del escultor y otras más, procedentes de instituciones y colecciones particulares.
Para una mejor comprensión, la exposición se divide en cinco grandes núcleos con sus respectivos subtemas; el primero es el Arcaico vs clásico, el segundo volumen, Expresividad y drama; el tercero titulado La magia de la geometría, ejercicios plásticos, el cuarto Evocación precolombina y termina con el quinto denominado Obra pública. Los cinco núcleos están acompañados de un nutrido grupo de documentos y fotografías del artista.
Algunas de sus obras dedicadas al arte urbano de la ciudad de México que más se le conocen son: la Fuente Monumental de Netzahualcóyotl (1955-1956), ubicada en la primera sección del Bosque de Chapultepec, donde logró la integridad plástica de la arquitectura, la escultura así como el encanto de la ingeniería hidráulica y el Monumento a la Madre (1949).
Otra de sus obras consideradas justamente por el alarde de la integración plástica a la arquitectura es el friso transversal de la Benemérita Escuela Nacional de Maestros (1948), en donde registró escenas de la Historia de la Cultura Universal y la Historia de México, colaborando de manera conjunta con el arquitecto Mario Pani.
Su vida profesional estuvo íntimamente vinculada a la enseñanza en las dos escuelas más importantes de artes plásticas en la ciudad de México, la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM y la Escuela Nacional de Pintur, Escultura y Grabado la Esmeralda del INBA.
Fue miembro fundador de la Academia de Artes en 1968 y presidente del Seminario de Cultura Mexicana de 1969 a 1971, donde hizo disertaciones académicas de la historia del arte, con énfasis en la cultura de nuestro pasado precolombino.
Esta exposición estará abierta al público hasta el 25 de septiembre del 2011.
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