Por Julia Elena Melche.
Ya no es ninguna novedad la afición de Hollywood por hacer nuevas versiones de películas que gozaron de éxito o notoriedad en su momento, particularmente de cintas de horror. La añeja historia de la casa embrujada y llena de fantasmas vuelve a la pantalla en este remake de un telefilme del mismo nombre, realizado en 1973 por John Newland.
En una mansión del siglo XIX en Rhode Island vive el arquitecto Alex Hurst (Guy Pearce) y su novia Kim (Katie Holmes). A la casona llega la hija de Alex, Sally (Baille Madison) para vivir al lado de su padre. Un día, la pequeña descubre un sótano que fue cerrado desde la misteriosa desaparición del constructor de la mansión hace cien años. De manera involuntaria, Sally termina liberando a unas criaturas diabólicas que ahí habitan y quieren arrastrarla a las oscuras profundidades de la casa. La pequeña trata de convencer a Kim y a su padre que hay unas fuerzas malignas que amenazan con exterminarlos.
Dirigida por el debutante Troy Nixey, la cinta está co escrita por el jalisciense Guillermo del Toro. Su experiencia en filmes de horror (El espinazo del diablo, Mimic, Hellboy, El laberinto del Fauno), le conceden al guión cierto atractivo, con base en un buen desarrollo de la intriga. Sin embargo, está armada con los lugares comunes del género; las situaciones y personajes típicos, donde no hay nada novedoso o verdaderamente sorprendente. De nuevo aparece la niña retraída, callada y solitaria, una casa oscura, laberíntica y en ruinas, y unos adulos que no creen en las afirmaciones de la chiquilla, sobre la existencia de fenómenos sobrenaturales.
El mayor logro reposa en el trabajo del equipo técnico. La fotografía del experimentado inglés Oliver Stapleton (Ned Kelly, Casanova, La diabla, Mi hermosa lavandería) crea con eficacia ambientes tenebrosos y saca provecho de los decorados góticos y antiguos grabados de la casa, así como de los extensos jardines victorianos que la rodean. La música de violines a cargo de los compositores estadunidenses Marco Beltrami y Buck Sanders (Scream, 2 y 3, Drácula 2000, Hellboy, El ojo, El sustituto y la oscareada Zona de miedo) acentúan las atmósferas y les otorgan un carácter opresivo, claustrofóbico y diabólico.
Como en Terror en Amityville, La huérfana, Los otros, El orfanato, La noche del demonio, La mansión encantada, el horror emerge de las sombras, ahora son unas horripilantes criaturas, cual monstruosos gremlins que se dan a conocer demasiado pronto. Por desgracia, el camino del terror que se va construyendo cede en aras de lo espectacular; lo que verdaderamente crea miedo es lo que no se ve, lo que se percibe a través de la mirada de la protagonista y aquí se revela casi de inmediato. En la cinta está ausente el terror psicológico y el verdadero suspenso para dar paso a lo visual.
Con un estupendo y escalofriante arranque, la cinta explota de nuevo la atractiva fórmula terrorífica de niños que ven fantasmas. Ahora, las manifestaciones de los muertos surgen con una serie de impactos sonoros, recayendo la atención en la pequeña protagonista, inductora de todo lo que ocurre y quien debe acostumbrarse a vivir en la oscuridad.
Dirección: Troy Nixey.
Reparto: Katie Holmes, Guy Pearce, Bailee Madison, Alan Dale, Jack Thompson y Julia Blake.
País: Estados Unidos-Australia-México.
Año: 2010.
Género: Terror.
Duración: 99 minutos.
Clasificación: Mayores de 15 años.
Fecha de estreno en México: 16 de septiembre de 2011.
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