jueves, 26 de mayo de 2016

LA BRUJA (THE WITCH): EL TEMOR A LO DESCONOCIDO.

Por Julia Elena Melche.

Con el título  y la clasificación en el género de terror, el público puede pensar que La bruja  es una típica cinta de miedo, sustos, de apariciones y fantasma, con sus rutinarios impactos visuales y sonoros para incrementar el temor. Sin embargo, nada de esto aparece en la película, aunque si mantendrá al espectador en una tensión constante y sin duda habrá de perturbarlo. El subtítulo que acompaña al filme en el inicio es lo que mejor define su contenido: “Basada en leyendas de Nueva Inglaterra”, leyendas que tienen su génesis en la creencia de lo sobrenatural, de la brujería, de la posesión demoníaca y  en el temor a lo desconocido.

En La bruja, el realizador norteamericano Robert  Eggers ambienta el relato en la Nueva Inglaterra de 1630, época de la llegada de los primeros colonos a Estados Unidos, cuando una familia de inmigrantes ingleses y devotos cristianos, es repudiada por su iglesia y expulsada de la aldea donde viven por el fanatismo religioso del patriarca de la misma, el estricto e inflexible William (Ralph Ineson), quien junto con su esposa, Katherine (Kate Dickie) y sus cinco hijos van a vivir en los límites de un bosque, donde construyen su casa y una granja.

Pronto, empiezan a suceder cosas extrañas e inquietantes; los animales se vuelven agresivos, la cosecha se malogra, el hijo más pequeño, un bebé de escasos meses de edad, desaparece misteriosamente cuando la hermana mayor, Thomasin (Anya Taylor-Joy) lo cuidaba, mientras el hijo adolescente parece estar poseído por un espíritu maligno. Envueltos en la paranoia por el temor de un mal sobrenatural, los miembros de la familia acusan a la joven Thomasin  de brujería, pero ella lo niega.

El cineasta y guionista Robert  Eggers hace su debut cinematográfico, por el que fue premiado como Mejor Director en el Festival de Cine de Sundance 2015. Luego de años de documentarse sobre la vida cotidiana de los primeros colonos ingleses en Nueva Inglaterra, consigue un retrato inquietante del extremismo religioso y del rígido puritanismo de esa época, cuando las mujeres eran consideradas como símbolo de oscuridad y de maldad y terminaban siendo perseguidas y acusadas de brujería y de confraternizar con el diablo. Envueltos en los prejuicios religiosos y la superstición, los miembros de la familia entran en estados de paranoia, desencadenándose un clima de histeria colectiva, en el que el mundo real y el de la magia se confunden.

En una escena, el patriarca Williams le dice a su hijo Caleb que todos los seres humanos nacen impuros y que son hijos de la culpa, que para ser un buen hijo de Dios hay que liberarse de todos los pecados;  lujuria, soberbia, ira. En su temor a ser juzgado y castigado por Dios, el jovencito vive angustiado por el deseo sexual que empieza a sentir por su hermana Thomasin cuando lanza miradas lascivas a sus senos, estableciendo una intolerancia absoluta  a la manifestación del despertar erótico y a la naturaleza femenina  porque resultan amenazas peligrosas a la moral.

El realizador construye un  acertado clima opresivo y de tensiones in crescendo para dar la sensación de que algo fatídico está por suceder, gracias al notable trabajo del fotógrafo Jarin Blaschke, con base en los paisajes  grises, fríos y nublados. La tétrica banda sonora incrementa los ambientes malsanos, remitiendo a El resplandor  (1980) de Stanley Kubrick, de quien el cineasta  es admirador. Por otra parte, consigue un pulso narrativo firme y extraer de los actores las emociones  precisas para conducirlos por los terrenos de un drama sicológico demencial que supera los tópicos del cine de terror.

Con ecos del autoritarismo y la intolerancia religiosa de El listón blanco (2009) de Michael Haneke, La bruja  consigue un discurso crítico y reflexivo al miedo del ser humano a lo diferente, a lo nuevo y a lo desconocido, al despotismo familiar, a la manifestación de las pasiones carnales como símbolo de pecado y a los mitos y supersticiones como generadores de tragedias.

Se trata sin duda del debut inteligente de un director muy prometedor.

Dirección y guión: Robert Eggers.
Reparto: Anya Taylor-Joy, Ralph Ineson, Kate Dickie, Harvey Scrimshaw, Lucas Dawson, Ellie Grainger, Julian Richings, Bathsheba Garnett, Sarah Stephens, Jeff Smith.
País: Estados Unidos –Canadá-Reino Unido.
Año: 2015.
Género: Drama sicológico.
Duración: 92 minutos.
Clasificación: Mayores de 15 años.
Fecha de estreno en México: Mayo 20 de 2016.

LA BRUJA (THE WITCH) SE EXHIBE EN CINÉPOLIS Y EN CINETECA NACIONAL.

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