Por: Julia
Elena Melche.
Después de la
nigeriana, la industria de cine etíope es la segunda más importante en África,
con películas de bajo presupuesto dirigidas sobre todo para el consumo interno.
La ópera prima del realizador de 37 años Yared Zeleke es el primer filme etíope
seleccionado en la historia del Festival de Cannes, que compitió en la sección
oficial de “Una cierta mirada” el año pasado, un drama costumbrista que
transcurre en un ambiente rural de la Etiopía contemporánea, sobre la maduración
y crecimiento de un niño, en su paso de la niñez a la adolescencia.
Se trata de
la historia de Ephraim, un niño que vive en un pueblito de Etiopía y
recientemente perdió a su madre por una hambruna a causa de una terrible sequía.
Su padre decide llevarlo a vivir con sus tíos y su abuela en una aldea en la
montaña, mientras él viaja a la capital Adís Abeba a buscar trabajo.
Acompañado
por su querido e inseparable amigo, un cordero llamado Chuni, el pequeño trata
de adaptarse a su nueva vida y familia, ya sea cocinando o trabajando en el
campo, pero su tío considera que la cocina es solo para las mujeres y que el
chico debe hacerse hombre y que deberá sacrificar al cordero para las próximas
festividades. Ante el peligro de perder a su compañero, Ephraim piensa en huir
para ponerlo a salvo e ir en busca de su padre.
Casi
desconocido en nuestro país, el cine de Etopía trasciende las fronteras de su
país con Lamb,
una emotiva y amable fábula que mantiene un tono de cuento de hadas en el
retrato de la insólita y especial amistad entre el niño y su borrego pelirrojo,
al que considera su mascota. La inmejorable fotografía de los maravillosos paisajes montañosos, a
manera de postal, contribuye al realismo social edulcorado que ofrece el
cineasta, sumándose a esto las escenas de las costumbres familiares y la
inocencia del protagonista.
Es innegable
la intención del director por mostrar una Etiopía hermosa, iluminando con un halo
de optimismo las duras condiciones en que sobreviven los habitantes de ese país
africano de apabullante riqueza visual y pobreza de recursos, donde la gente se
muere de hambre por las continuas sequías, ya que más del 80% de la población
se dedica a la agricultura.
No obstante, hay observaciones en torno al machismo en el tío que prohíbe a Ephraim realizar labores exclusivas de las mujeres, como también a la falta de lluvia que afecta a la agricultura con grandes sequías, provocando la escases de alimento, así como a la emigración, ya sea para buscar mejores condiciones de vida o para huir de un matrimonio arreglado.
No obstante, hay observaciones en torno al machismo en el tío que prohíbe a Ephraim realizar labores exclusivas de las mujeres, como también a la falta de lluvia que afecta a la agricultura con grandes sequías, provocando la escases de alimento, así como a la emigración, ya sea para buscar mejores condiciones de vida o para huir de un matrimonio arreglado.
Esta mezcla
de cuento y realidad se debe en buena medida a que la historia tiene mucho de
autobiográfica, ya que el cineasta creció
con su abuela en un barrio de la capital etíope y a los diez años de edad se
marcha a Estados Unidos con un padre al que no conocía y que había huido de la
guerra. A pesar de la hambruna, de la dictadura y caos político por la guerra
entre Etiopía y Somalia a finales de los setentas, el realizador tuvo una
infancia feliz, con mucho amor, comida y fiestas coloridas.
Pero tuvo que dejar todo, a la gente que amaba y lo amaban por lo complicado de la situación social y política. El dolor por abandonar su país, su hogar y seres queridos es lo que Yared Zeleke plasma en su película, en una especie de regreso a su pasado trágico, pero reviviendo el amor y humor etíopes que tanto apreciaba.
Pero tuvo que dejar todo, a la gente que amaba y lo amaban por lo complicado de la situación social y política. El dolor por abandonar su país, su hogar y seres queridos es lo que Yared Zeleke plasma en su película, en una especie de regreso a su pasado trágico, pero reviviendo el amor y humor etíopes que tanto apreciaba.
La cinta no
pisa los terrenos de la crudeza. No obstante las pérdidas, orfandad y soledad que
rodea al protagonista, encuentra amor y solidaridad en una abuela estricta pero
cariñosa y compañía en su querida oveja. Con notables actores no profesionales,
Lamb se
perfila como un retrato social que conmueve e invita a la reflexión, acomodando
en su interior gentiles apuntes críticos.
Reparto:
Rediat Amare, Kidist Siyum, Welela Assefa, Rahel Teshome, Surafel Teka, Indris
Mohamed, Bitania Abraham, Mihiratu Alemu, Beletu Atenafu, Tigist Bayu, Fetle
Berhanu, Tsegaye Birhanu, Rohama Demesa, Rohama Demise, Alem Desalegn.
País:
Etiopía-Francia-Alemania-Noruega-Qatar.
Año: 2015.
Género:
Drama.
Duración: 94
minutos.
Clasificación:
A.
LAMB SE EXHIBE EN CINETECA NACIONAL A
PARTIR DEL VIERNES 13 DE MAYO DE 2016.
PARA INFORMACIÓN DE HORARIOS,
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