Por Julia Elena Melche.
Desde el desconocimiento se podría pensar que hasta cierto punto están justificados los experimentos médicos en animales, hasta que se conoce que ""millones"" de perros, gatos, primates, y otros animales (existe la horrible costumbre de cortar las cuerdas bucales a los Beagles para que no ladren ni aúllen) sufren horribles intervenciones y torturas para obtener nulos avances. Sin hablar de las pruebas de cosméticos, como por ejemplo echar continuamente gotas de champú y productos químicos en los ojos de perros, gatos, conejos y otros animales, quienes sufren horribles dolores hasta que quedan ciegos. Mientras tanto, la sociedad no alza la voz ante estas atrocidades porque se hacen entre cuatro paredes y no tenemos que verlo. “La no violencia lleva a la más alta ética, lo cual es la meta de la evolución. Hasta que no cesemos de dañar a otros seres vivos, somos aún salvajes." Thomas Edison.
Creyéndose superior, el ser humano ha hecho alarde de su prepotencia y arrogancia al desafiar y alterar las leyes de la naturaleza, destruyendo el hábitat natural de millones de especies y atrapándolas violentamente para ser víctimas de terribles y dolorosos maltratos en cientos de laboratorios, aunque se trate para objetivos tan nobles como la cura de enfermedades como el Alzheimer. Si son curas para su propio beneficio, ¿por qué no los experimenta en su propio cuerpo o en de sus congéneres?
Aunque se trata de una cinta fantástica y de ciencia-ficción El planeta de los simios (R) evolución, expone de manera realista la brutalidad que ejerce el Hombre hacia los animales, seres que considera inferiores, pero, ¿qué pasaría si traspasa los límites y esos seres se revelan y enfrentan al que les ha causado tanto sufrimiento? Will Rodman (James Franco) es un científico que ha trasgredido esos límites, cuyas consecuencias serán devastadoras.
Will trabaja en una corporación farmacéutica en la ciudad de San Francisco, buscando una cura para el Alzheimer que está siendo probada en chimpancés. Su padre padece la enfermedad, lo que incrementa su interés en el proyecto. Los simios a los que se les ha aplicado el medicamento se vuelven muy inteligentes y con enormes capacidades cognitivas. Sin embargo, también empiezan a desarrollar una conducta agresiva que provoca una catástrofe cuando los chimpancés atacan a los médicos y científicos. Los animales son sacrificados y la investigación es declarada un fracaso. En medio del caos, Will encuentra a un chimpancé bebé que quedó huérfano y decide llevarlo a su casa para ponerlo a salvo. Pronto, el antropoide, al que llama Cesar, deja ver una inteligencia sumamente desarrollada hasta que la naturaleza agresiva del animal es imposible de controlar y es llevado a un campo de concentración para chimpancés no deseados.
Lo primero que destaca en el filme es su espectacular maquinaria de efectos especiales y un destacado equipo técnico que la convierten en un hipnótico y apabullante producto cinematográfico. Los encargados de crear a los chimpancés y darles vida son los magos en efectos especiales de la compañía Weta Digital, Dan Lemmon y Joe Letteri con trabajos como Yo, robot, King Kong de Peter Jackson, El Señor de los Anillos: Las Dos Torres, El Señor de los Anillos: el regreso del Rey y Avatar. La técnica utilizada se llama Performance Capture y consiste en colocar unos sensores en el cuerpo del actor para capturar sus movimientos que después se materializan digitalmente. Ahora la captación del movimiento es en el lugar de la acción en vivo.
En la fotografía se encuentra el ganador del Oscar por El Señor de los anillos: la Comunidad del anillo, Andrew Lesnie, La acertada edición está a cargo de Conrad Buff de Titanic y Mark Goldblatt de Terminator 1 y 2. El destacado diseño de producción es responsabilidad de Claude Paré de El día después de mañana, El aviador y 2012. La contundente e imponente banda sonora está a cargo de Patrick Doyle de Harry Potter y el Cáliz del fuego y Thor.
El resultado es del todo consistente con un ritmo caso perfecto en memorables secuencias plenas de tensión y suspenso, que mantienen al espectador siempre atento, como las escenas en el albergue para chimpancés, donde Cesar debe aprender a convivir con otros primates y defenderse de los más fuertes, o cuando los simios organizados como un ejército avanzan por el famoso puente de San Francisco, el Golden Gate, hacia su inminente revancha. Hay secuencias de extrema crueldad que seguramente indignarán a quienes amen y respeten a los animales, como la del inicio, cuando cazadores y traficantes de animales en África capturan a un chimpancé.
La realización corre a cargo del británico Rupert Waytt, quien refleja su capacidad en la dirección de actores, particularmente con los que interpretan a los animales. Aunque en buena medida los efectos especiales son determinantes en las actuaciones, gracias a la creación de simios por computadora de enorme realismo, los actores consiguen proyectar las expresiones, movimientos y comportamientos de los chimpancés. Cesar, interpretado por el británico Andy Serkis, aunque se ha criado entre humanos, conserva su parte animal. Proyecta sus sentimientos de confusión al ser tratado primero como humano y luego con crueldad al ser abandonado por su “padre” humano. Demuestra su desasosiego al entrar en un ambiente desconocido, aunque sea con otros primates. No piensa, pero su instinto lo lleva a defender a su “familia” como un perro fiel y agradecido.
Desde la primera cinta de 1968, protagonizada por Charlton Heston, la novela del escritor francés de ciencia-ficción Pierre Boullé, El planeta de los simios, ha desfilado por la pantalla a través de varias secuelas y remakes. Ahora, es una precuela que indaga en los orígenes de la historia para mostrar la irrupción del Hombre en el equilibrio natural del universo y sacar nuevamente a la luz su lado oscuro y su comportamiento de barbarie, desprecio y tiranía hacia seres vulnerables e indefensos que habitan el planeta. Entonces, ¿quién es el humano y quién el animal?
Dirección: Rupert Waytt.
Reparto: James Franco, Brian Cox, Tom Felton, Andy Serkis y John Lithgow.
País: Estados Unidos.
Año: 2011.
Género: Ciencia-ficción.
Duración: 105 minutos.
Clasificación: Adolescentes y adultos.
Fecha de estreno en México: 2 de septiembre de 2011.
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