Por Julia Elena Melche.
Tras una enorme polémica y grandes expectativas, llega a la
pantalla La dictadura perfecta, un filme
que parte de la siguiente premisa: "La televisión ya puso a un presidente…
¿lo volverá a hacer?", y menciona en su inicio que los nombres son
ficticios, pero los hechos sospechosamente verdaderos y que cualquier parecido
con la realidad no es mera coincidencia. La cinta parte de un terrible error
cometido por el presidente de la República (Sergio Mayer), durante una
conversación con el embajador de Estados Unidos en México, que de inmediato
empieza a correr por las redes sociales.
Es entonces cuando un oficial de la presidencia, solicita al
dirigente de “Televisión Mexicana”, la televisora más poderosa del país,
distraiga la atención de la población y revele un video donde aparece el
Gobernador Carmelo Vargas (Damián Alcázar), un político corrupto con
aspiraciones presidenciales, recibiendo una considerable suma de dinero, de
manos de un tipo, al parecer narcotraficante. Se trata de la famosa operación “La
caja china”; en la que un escándalo tapa otro escándalo.
Pero, ¿qué entrega realmente el realizador mexicano Luis
Estrada en su filme, donde muestra hechos “sospechosamente verdaderos? Precisamente
eso, sucesos políticos, incómodos para
los funcionarios e indignantes para la población, solo que mezclados y con
cambios. Se trata de un resumen de algunas situaciones políticas, algún
escándalo y muchos hechos de corrupción, violencia e impunidad durante el
sexenio de Felipe Calderón, haciendo alusión al también ex presidente Vicente Fox
y ubicando la historia en la presente administración de Peña Nieto, todo
alrededor de la manipulación hacia la sociedad de la televisora Televisa, su
doble moral y su siniestra relación a conveniencia con el poder político en
México, en la que ambos se ayudan para proteger sus intereses.
Estrada y su co-guionista y habitual colaborador, Jaime
Sampietro, confeccionan una sátira que intenta que el espectador reflexione
sobre la corrupción en nuestro país a través de la risa, pero da la impresión
que el inmejorable sarcasmo que consiguieron en La ley de Herodes (99) y El
infierno (2010), se ha enfriado. En buena medida se debe quizás a la
manera exagerada de mostrar temas serios que han molestado e indignado a la
sociedad, pues en una escena tras otra, muestra la porquería de gobernantes que
tenemos, hemos tenido y que seguiremos teniendo. Y es aquí donde se pierde la
escasa ironía, cuando en muchos momentos, el filme opta por un tono dramático.
En La dictadura
perfecta, título inspirado en la famosa y controvertida frase
que el escritor peruano Mario Vargas Llosa usó en 1990 para referirse a los 71
años de gobierno del PRI en México, está
ausente la crítica social, limitándose a caricaturizar o ridiculizar a un
gobernador, un presidente o un reportero. Durante los 143 minutos de duración,
la cinta retrata la deplorable realidad política de México y la manipulación de
los medios, una realidad conocida por casi todos, (donde las redes sociales
tienen un papel importante), pero que a los desinformados seguramente les
resultará atractiva y reveladora, como si estuvieran descubriendo el hilo
negro. No obstante, podría resultar confusa, justamente por revolver los
acontecimientos y hacerle cambios a las situaciones y desenlaces, en una suerte
de metáfora del sistema político mexicano.
A pesar de esto, los personajes y situaciones resultan fácilmente
identificables; el líder de opinión del Grupo Televisa (Joaquín López Dóriga), su presidente (Emilio Azcárraga Jean), el
reportero estrella (Carlos Loret de Mola), un diputado de la oposición (Andrés
Manuel López Obrador), el presidente guapo que cuida su imagen ante los medios
(Enrique Peña Nieto), el videoescándalo de René Bejarano, entonces coordinador
del PRD en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, recibiendo fajos de
billetes de manos del empresario argentino, naturalizado mexicano, Carlos
Ahumada, la controvertida frase del presidente Vicente Fox en el 2005, al
referirse a la importancia de los inmigrantes latinos en la economía norteamericana:
“en Estados Unidos los mexicanos hacen trabajos que ni los negros quieren
hacer", o bien, el Caso Paulette en el 2010 y el montaje que armaron las
autoridades federales con Televisa y TV Azteca en el 2006 para escenificar la
captura de la supuesta secuestradora Florence Cassez.
Elegida para representar a México en la próxima entrega de
los Premios Goya, La dictadura perfecta significa la última parte de una tetralogía crítica al
sistema político mexicano, como comenta el director, y contiene una gran secuencia,
tan impactante como sarcástica; cuando el productor televisivo Carlos Rojo
(Alfonso Herrera) y el reportero Ricardo Díaz (Osvaldo Benavides) viajan por
una carretera y encuentran unos cuerpos colgando de un puente con un narco-mensaje.
Ahí, son detenidos por un violento grupo de hombres armados, pero cuando el
cabecilla identifica al conocido reportero, le pide posar con ellos para una
foto.
De nueva cuenta Damián Alcázar es la estrella del filme. El
actor fetiche de Estrada, que interpretó al ingenuo militante priista Juan Vargas,
durante el sexenio de Miguel Alemán en 1949, convertido luego en el político
ambicioso e inescrupuloso que buscaba una gubernatura en La ley de Herodes, es
ahora un corrupto gobernador que desea llegar a la presidencia de la República
con el apoyo de la televisión y se relaciona con una actriz de telenovelas,
¿les parece conocido? Su personaje es un tipo vulgar, corriente, ignorante, que no
tiene pudor en regodearse de su poder, se divierte con prostitutas y para todo
tiene que decir palabrotas; un personaje que Alcázar interpreta con eficacia,
pero que cae nuevamente en el recurso facilón para hacer reír, diciendo
groserías y peladeces.
Sin duda, se trata de un filme que genera interés y por
supuesto, hay que ver. Una crónica que refleja el compromiso y preocupación sociales
del director, en un intento, seguramente, por despertar la conciencia del
espectador y sacudir su apatía ante tanta podredumbre política, aunque esté
ausente una narrativa contra histórica que eche abajo las historias oficiales,
colocando aquellas que han sido silenciadas por las versiones que impone el
gobierno y los grupos de poder. En esta ausencia, se une la omisión de un
reclamo, de un cuestionamiento o de una impugnación al gobierno mexicano. Una
sátira política que termina por diluirse.
Dirección: Luis Estrada.
Historia original y guión: Luis Estrada y Jaime Samprieto.
Reparto: Damián Alcázar, Sergio Mayer, Alfonso Herrera,
Joaquín Cosío, Osvaldo Benavides, Saúl Lisazo, Tony Dalton, Dagoberto gama,
Silvia Navarro Flavio Medina, Arath de la Torre, Hernán Mendoza, Jorge Zárate y
Enrique Arreola.
País: México.
Año: 2014.
Género: Comedia sátira política.
Duración 143 minutos.
Clasificación: Mayores de 15 años.
Fecha de estreno en México: 16 de octubre de 2014.
LA DICTADURA PERFECTA SE EXHIBE EN CINETECA NACIONAL Y
CINÉPOLIS.
PARA INFORMACIÓN DE HORARIOS Y SALAS, CONSULTAR:
No hay comentarios:
Publicar un comentario