jueves, 23 de septiembre de 2010

COMER REZAR AMAR (EAT PRAY LOVE)


Por: Fabián Quezada León
Liz (Roberts) es una mujer que aparentemente tiene todo lo que pudiera desear, un buen trabajo, un marido que la ama, un matrimonio duradero, una casa bonita, amigos, etc. sin embargo, Liz esta completamente amargada y vive en la depre. Sin darse mucho tiempo a pensar decide poner punto final a eso, abandona su vida y a su marido en busca de saciar su sed de profundidad en su propio interior. Decisión tomada, deja a su esposo y comienza un love affaire con un hombre más joven, un “actor principiante”. Sin embargo, este nuevo amor no es suficiente para arrancarla de las garras de la depre, debe tomar impulso cortando por lo sano y abriendo la cartera para comenzar un año sabático en el que teóricamente aprenderá a ver la vida de otra manera.





De manera accidental decide ir primero a Italia, luego a India y finalmente a Bali en cada una de estas recibirá una lección para resarcir su frustración y depre.
Hay de frustraciones a frustraciones y desafortunadamente la raíz profunda de los motivos de Liz no se deja ver de forma clara en esta cinta. Pero vamos a adecuarnos a su formato para poder desentrañar los misterios de la frustración de alguien que puede poseer los recursos para darse un año sabático, recorrer el globo y abandonar todo en busca de un sueño, (el dinero aquí no es un problema) Entonces surge una lacerante duda, ¿Será que deprimirse por la situación monetaria es algo tan común que es vulgar y anodino? La respuesta parece ser un sí definitivo.
Liz es una escritora y se entiende que tenga sus arranques y su genio, pero querer encontrar una razón fuerte para entrar en depresión en esa vida regalada es…. “Un poco demasiado”.
No obstante, démosle el crédito, acompañémosla en su depresión y veamos sus encuadres.

Se queja de ser una sombra y se personifica a sí misma como inadecuada, se queja de lo mucho que tiene y de su glamorosa vida y ¿por qué no?, de la interacción marital; pero al menos, mal no vive... y su marido no le daba de cachetadas si no estaba la comida lista y los niños arreglados.
El tema es que sus preocupaciones son más “filosóficas/existencialistas” y así sin proponérselo, se ve llevada por las circunstancias hacia los brazos de un hombre más joven y mucho menos poseído económicamente, pero ya está dicho, el dinero no es un problema. Casualmente el camino de Liz no va a terminar viviendo en una buhardilla al lado de su prometedor pero cero exitoso actor. La felicidad se agota cuando la depresión entra a cuadro, y Liz sigue depre. Contrariamente a lo que había estado acostumbrada a hacer, se encamina hacia nuevos horizontes y va en busca de Italia y su dolce far niente el viaje iniciático que podría haberse plasmado mucho mejor por algún director oriental o por alguna mujer, comienza en este punto. La cuestión es que le sobra glam y le falta detalle. Las tomas, gracias a los escenarios, son magníficas, ensoñadoras, gráciles; pero no dejan esencia.

Es indudable que el fondo del mensaje es la apreciación de la realidad cotidiana y su adecuada valoración encaminada a lograr la felicidad, pero sin embargo Murphy se quedó como las leyes de su tocayo, siendo una vanagloria a la contradicción, le faltó profundidad y fuerza.
El tema de la escritora/chica cansada de su vida que huye a Italia (¿será un Karma?) lo habíamos visto ya en “Bajo el Sol de Toscana” “Pan y Tulipán” y hasta en “Vacaciones Romanas”, el lío con los problemas es que no importa cuán lejos te vayas, siempre llegan contigo al mismo momento que bajas del avión, del barco o de donde sea que te hayas trasportado. Por eso el viaje debe ser en ambas direcciones; hacia el exterior pero (y más importante) hacia el interior. Roberts no lo llega a hacer. Básicamente le falta caminar como personaje, el movimiento se demuestra andando y Julia no transita, sigue siendo la misma siempre. Las lecciones dadas sobre el arte de comer son explicadas de manera somera; monamente, pero sin ahondar… será que aún faltaba el viaje a la India.
Al llegar a India el resultado es aún más pobre a nivel de personaje, la búsqueda ahora es a Dios y esa tarea (una de las más básicas de la humanidad) se vuelve a quedar en algo tan flotátil como el sari que luce Liz en la boda. La redención de sus vecinos de claustro es simple y by the book; precisamente, y aquí la ley de Murphy actúa inexorable: por Liz. Que si apegáramos algún refrán a su psicología sería: Luz de la calle y oscuridad de su casa, la redentora no puede redimirse a sí misma. Es que aún le falta amar en Bali…
La historia comienza y termina en Bali y precisamente por eso el tránsito de Liz es simplemente invisible. Básicamente en el fondo es la misma en los primeros que en los últimos minutos (salvo una cistitis por excesos sexuales y una encerrona con Bardem que le devolvió la sonrisa al rostro) en resumen, la felicidad aparentemente le llegó por meditar y hacer el amor, lo cual es una manera bastante simplista de resolver el asunto de una vida en crisis.

No dudo que los preceptos básicos del libro estén enfocados tratando de llamar la atención a la búsqueda de la trascendencia, de lo realmente significativo y del abandono del nihilismo apresurado en el que la vida de millones de seres humanos se desarrolla, y eso es sin duda positivo; pero el tema requiere de sensibilidad, de preciosismo en las tomas, en la dirección; en entrar en este fluir de la vida en concordancia con los preceptos de una manera similar a la que se sumerge el cuerpo en las aguas del mar; fluyendo… no esquiando superficialmente sobre el.
Dirección: Ryan Murphy
Reparto: Julia Roberts, Javier Bardem, Billy Crudup, Viola Davis, James Franco, Richard Jenkins
País: Estados Unidos
Año: 2010.
Duración: 142 min.
Género: Bioptic, Drama, Romance. Basado en el libro autobiográfico de Elizabeth Gilbert.
Clasificación: Mayores de 13
Estreno en México: 24 Septiembre 2010.

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