Por Jaime Azrad
Gastón (Luis Roberto Guzmán) es un famoso productor de televisión cuya vida parece resuelta, y de la que cualquiera podría disfrutar sin problema alguno, aparentemente. Su éxito en el trabajo le ha otorgado reconocimiento y estatus, haciendo fácil dejar en el olvido a su divorcio y a su familia. La vida, sin embargo, se encargará de recordarle que un segundo basta para dar un giro de 180 grados, el cual le obligará a tomar responsabilidades y afrontar los asuntos que había decidido dejar atrás.
Gastón (Luis Roberto Guzmán) es un famoso productor de televisión cuya vida parece resuelta, y de la que cualquiera podría disfrutar sin problema alguno, aparentemente. Su éxito en el trabajo le ha otorgado reconocimiento y estatus, haciendo fácil dejar en el olvido a su divorcio y a su familia. La vida, sin embargo, se encargará de recordarle que un segundo basta para dar un giro de 180 grados, el cual le obligará a tomar responsabilidades y afrontar los asuntos que había decidido dejar atrás.
El amor, la paternidad y los dilemas ético-profesionales tomarán un papel protagónico en su vida, mientras que sus hijos, Lucas (Alan y Gael Sánchez) y Gabriela (Zuria Vega) junto con su empleado Andi (Luis Arrieta), le guiarán en el camino para descubrirse, después de mucho tiempo de haber estado perdido.
El director Jorge Colón (Cansada de besar sapos), pretende llevar a su público a través de los dilemas internos de Gastón. Éste se confronta constantemente con el mundo exterior, cuya única intención, parece ser, la de impedir que encuentre respuestas a las variables que se le presentan, todo esto sin un objetivo en la narrativa dramática de la cinta. Los diferentes personajes le extienden retos a superar, en su mayoría físicos y rara vez emocionales, por lo que no ocasionan cambios internos graduales en el personaje y dan pie a secuencias que, aunque están bien estructuradas, son propias de una película de acción.
Colón, en su segundo trabajo como director, entrega un drama que aún no sale del clóset y se disfraza de comedia. Su lenguaje técnico puede resultar confuso, pues salta de una estructura narrativa a la otra y de regreso, sin cesar. La relación del espacio con el tiempo en la historia resulta inconsistente, pues la noción del paso de éste se siente algo extraña.
En un gran esfuerzo por dar a la película un aspecto cotidiano y natural, el guión se centra más en el espacio y no en su relación con el tiempo, por lo cual, es difícil entender y ubicar los procesos y evoluciones de los personajes, así como cuánto tardaron en darse. Los conflictos que obstaculizan a Gastón son repetitivos y cansados, motivo que obliga a relajar la tensión a través de personajes cómicos que resultan forzados.
El personaje de Andi, más que cómico, se percibe como tonto. En una notable exageración, Andi se plasma demasiado obvio e irreal, aunque por la naturaleza de su personaje se puede entender y hasta perdonar. Lo que no se perdona es la falsedad de Gastón. La pobre interpretación de Luis Roberto Guzmán, hace del protagonista un personaje plano, casi bipolar, cuya explosividad irónicamente se vuelve predecible.
Zuria Vega entrega una actuación rescatable del resto, el control de sus expresiones y la interacción con los diferentes personajes (adultos y niños), le otorgan flexibilidad y la oportunidad de mostrarse bajo diferentes circunstancias. Quizás si la trama ahondara más en sus motivaciones y procesos internos podríamos, entonces, ver algo que nos conmoviera.
Por su lado, la fotografía pasa desapercibida, los encuadres son lo suficientemente buenos para contar la trama, mas no agregan nada a los diálogos: están faltos de una propuesta estética o emocional y son puramente funcionales.
Quizás algunas risas escapen de la sala de proyección, pero en cuanto a provocar emociones, más que reacciones, se queda corta. Predecible desde el principio y construida con descuidos y a base de encuestas de popularidad, no será nada que pase a la historia. Es una película pop, como su música. Kalimba, Aleks Syntek y Camila, entre otros, hacen de lo suyo para musicalizar las pequeñas secuencias, en las que se evidencia a Disney como la casa productora.
“Sin Ella” funciona, en mero entretenimiento, pero lo hace. Otra del montón, estructurada a base de fórmulas que cuentan lo mismo de siempre; el mismo fondo, diferente forma. Para quien no espera nada más, serán dos horas agradables.
El director Jorge Colón (Cansada de besar sapos), pretende llevar a su público a través de los dilemas internos de Gastón. Éste se confronta constantemente con el mundo exterior, cuya única intención, parece ser, la de impedir que encuentre respuestas a las variables que se le presentan, todo esto sin un objetivo en la narrativa dramática de la cinta. Los diferentes personajes le extienden retos a superar, en su mayoría físicos y rara vez emocionales, por lo que no ocasionan cambios internos graduales en el personaje y dan pie a secuencias que, aunque están bien estructuradas, son propias de una película de acción.
Colón, en su segundo trabajo como director, entrega un drama que aún no sale del clóset y se disfraza de comedia. Su lenguaje técnico puede resultar confuso, pues salta de una estructura narrativa a la otra y de regreso, sin cesar. La relación del espacio con el tiempo en la historia resulta inconsistente, pues la noción del paso de éste se siente algo extraña.
En un gran esfuerzo por dar a la película un aspecto cotidiano y natural, el guión se centra más en el espacio y no en su relación con el tiempo, por lo cual, es difícil entender y ubicar los procesos y evoluciones de los personajes, así como cuánto tardaron en darse. Los conflictos que obstaculizan a Gastón son repetitivos y cansados, motivo que obliga a relajar la tensión a través de personajes cómicos que resultan forzados.
El personaje de Andi, más que cómico, se percibe como tonto. En una notable exageración, Andi se plasma demasiado obvio e irreal, aunque por la naturaleza de su personaje se puede entender y hasta perdonar. Lo que no se perdona es la falsedad de Gastón. La pobre interpretación de Luis Roberto Guzmán, hace del protagonista un personaje plano, casi bipolar, cuya explosividad irónicamente se vuelve predecible.
Zuria Vega entrega una actuación rescatable del resto, el control de sus expresiones y la interacción con los diferentes personajes (adultos y niños), le otorgan flexibilidad y la oportunidad de mostrarse bajo diferentes circunstancias. Quizás si la trama ahondara más en sus motivaciones y procesos internos podríamos, entonces, ver algo que nos conmoviera.
Por su lado, la fotografía pasa desapercibida, los encuadres son lo suficientemente buenos para contar la trama, mas no agregan nada a los diálogos: están faltos de una propuesta estética o emocional y son puramente funcionales.
Quizás algunas risas escapen de la sala de proyección, pero en cuanto a provocar emociones, más que reacciones, se queda corta. Predecible desde el principio y construida con descuidos y a base de encuestas de popularidad, no será nada que pase a la historia. Es una película pop, como su música. Kalimba, Aleks Syntek y Camila, entre otros, hacen de lo suyo para musicalizar las pequeñas secuencias, en las que se evidencia a Disney como la casa productora.
“Sin Ella” funciona, en mero entretenimiento, pero lo hace. Otra del montón, estructurada a base de fórmulas que cuentan lo mismo de siempre; el mismo fondo, diferente forma. Para quien no espera nada más, serán dos horas agradables.
Dirección: Jorge Colón
Reparto: Luis Roberto Guzmán, Zuria Vega, Alan y Gaél Sánchez, Luis Arrieta, Paola Núñez, Francisco Gattorno, Lola Dueñas, Fernando Cianguerotti
País: México
Año 2010
Género: Drama
Clasificación: Mayores de 15. Breves desnudos, referencias sexuales,
Fecha de estreno 5 de Noviembre
Reparto: Luis Roberto Guzmán, Zuria Vega, Alan y Gaél Sánchez, Luis Arrieta, Paola Núñez, Francisco Gattorno, Lola Dueñas, Fernando Cianguerotti
País: México
Año 2010
Género: Drama
Clasificación: Mayores de 15. Breves desnudos, referencias sexuales,
Fecha de estreno 5 de Noviembre
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