jueves, 29 de marzo de 2018

READY PLAYER ONE: COMIENZA EL JUEGO (READY PLAYER ONE)






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Por Fabián Quezada León



Basada en la novela de Ernest Cline publicada en 2011, nos presenta una sociedad distópica en la ciudad de Columbus, Ohio; en el año de 2045.

Como en muchas tramas futuristas, las perspectivas felices son nulas; la mayoría de la población vive apilada (materialmente) en viviendas construidas de contenedores que están amontonadas una sobre otra, formando unas frágiles torres al más puro estilo Jenga .



En este ambiente miserable, hiper contaminado/poblado/miserable/desolado  lo único que puede servir al humano promedio  para no volverse loco ante la funesta realidad, es el ingresar a un universo alterno llamado el Oasis donde  todo (y esto significa  materialmente Todo), puede pasar. Wade Watts (Sheridan) es un muchacho fanático de internarse en Oasis donde literalmente vive en otros mundos por medio de su avatar Parzibal.



Siendo un jugador experimentado, Wade mantiene su nombre encubierto y tampoco sabe demasiado de los otros jugadores, con quienes convive en los mundos de Oasis, solo conoce su apariencia y nombre en el juego. 

Aunque está consciente de que  estos universos paralelos la “apariencia” no significa absolutamente nada, atrás de un avatar poderoso puede haber un chico nerd con bastante sobrepeso, lentes y que vive en casa de sus padres.



Pero los infinitos mundos del Oasis no serían nada si no tuvieran todo poderío de Innovative Online Industries, (IOI) una ambiciosa corporación  encabezada por el cruel Nolan Sorrento (Mendelsohn) quien materialmente gobierna todo lo que hay ahí y a sus habitantes/consumidores. Y cuyo ascenso al poder tiene un pasado muy oscuro…



Sin embargo, la fuerza seductora del Oasis no radica en los millones de mundos que puedan suceder dentro de sus límites; sino a que  hay una especie de leyenda urbana con fundamento: la suculenta y no poco truculenta promesa de una poderosísima recompensa escondida por James Halliday (Rylance) el mítico genio creador de Oasis y que ahora, aún después de muerto, sigue haciendo de las suyas al prometer que quien logre descifrar y encontrar pistas clave, adquirirá todos los poderes sobre Oasis.



De esa manera, cientos de participantes (incluidos agentes que trabajan para la corporación que maneja el juego) y obvio Wade, junto con sus amigos y aliados Art3mis (Cooke) , Aech (Waithe), Daito (Morisaki) y Shoto (Zhao) se dedican a buscar desentrañar ese misterio para así adquirir el control de todo. Solo que el poder absoluto no solo afectará al mundo virtual, la realidad está mucho más comprometida con Oasis de lo que nadie imaginaría.



Spielberg la hace de nuevo!. A sus 71 años, Steven resurge con el brío de un adolescente eterno que se come al mundo con apetito voraz.  Se mimetiza, como el genio detrás del Oasis, en todas y cada una de las tramas que dan nuevas claves para seguir la aventura entre mundos.



La mano de Steven atrapa, con la fuerza de una mandíbula de tiburón, toda la iconografía popera que puede hacer brillar el corazón de quien sea, para llevarlo más allá de las nubes en una bicicleta. No conforme con eso, es indómito como un Tiranosaurus Rex, que se multiplica en todos los planos de pantallas líquidas, donde se puede avanzar o retroceder un fragmento del tiempo para buscar pistas. Logra, sin pudor ni remordimiento,  hacer que levantemos el vuelo de la sorpresa. El Futuro, como sabemos, vuelve una y mil veces; siempre veloz, como un rayo.


Spielberg se lanza a abordar, de manera espectacular, la temática de una venerada novela que gira en el mundo más prolífico de todos: el que puede crearse sin límites de ninguna especie, el universo del juego.

Una cosa es segura; el interminable y por siempre expansivo universo de los juegos jamás había sido llevado a los extremos que “Ready Player One” pone sobre la mesa.



En primer lugar, la materialización de una novela que tiene legiones de fans y donde la cantidad de remembranzas, referencias e interconexiones con todo el fenómeno histórico, social y contextual de las décadas de los 80’s y 90’s irrumpe de una manera descarada y estridente gracias al guión de Zak Penn y Ernest Cline,  y como cereza del pastel; la producción que Spielberg que se ha distinguido por llevar a sus obras (y más a esta) a ese sitio donde de una o mil maneras, se reinventa ese niño que todos llevamos dentro y que Steven jamás ha dejado demasiado alejado.



Es tal la cantidad de información y de “easter eggs” en la película que es materialmente imposible capturarlos todos en la primera vez que se ve. “Ready Playe One” es, no solamente un arsenal de efectos y de acciones, es un circo de múltiples pistas donde se leen simultáneamente, toneladas de información.



No importa si eres “fan from hell” de los videojuegos o si no tienes más que una leve idea. El show que monta Spielberg es impactante y no deja afuera a nadie.





La abundancia referencial atrapa no unicamente a los que vivieron los 80’s y 90’s como una época histórica en su vida existencia y que hoy por hoy andan entre los finales de los 30’s y los 50’s, sino que también seduce a los millenials, porque es una efervescente explosión indefinible; entre post moderna, pop, electrónica, retro, un delirio gamer vibrante y desenfrenado; es todo un código que encierra “theras” de información sobre el pulso de la cultura pop, iluminados con luces brillantes y sonidos que cubren gamas rítmicas impensables. 

Hay referencias a comics, a cintas de culto, a la misma obra de Spielberg, a iconos de todos tipos y formas; seres intergalácticos, personajes de juegos de video (obvio) dinosaurios, criaturas mitológicas, visiones futuristas dadas en un pasado cercano… y más y más… todo con el brillo impertinente del pop gloss.



Por esto, es casi condición imprescindible ver esta cinta en la pantalla de cine más grande y con el mejor sonido que puedas conseguir. Vivir al tope la esencia pop lo exige, porque sencillamente el pop es abigarrado, explosivo y abundante. Solo cabe en una pantalla enorme.



Algún punto a discusión en todo esto es la argumentable solidez de los personajes y de ciertas situaciones, porque el ritmo es tan acelerado que ante esas circunstancias específicas, a los personajes casi no les queda tiempo de reaccionar. 

Aunque sean situaciones que les hayan tocado las fibras más intimas. Pero por el otro lado, está también el hecho contundente de que siendo personajes tan íntimamente ligados al juego de video, el lado de acción es preponderante y los plots referidos a “partes emotivas” deben tomar un bajo perfil.



Como sea que se le quiera abordar, la desbordada creatividad y apariencia espectacular de Ready Player One hacen que se le coloque en un status diferente y que casi de inmediato se haya colocado como un “infaltable” al mencionar la carrera de Spielberg y como un pronóstico  de inquietud apocalíptica para el futuro de la raza humana. 


Director: Steven Spielberg

Reparto: Tye Sheridan, Olivia Cooke, Lena Waithe, Ben Mendelsohn, Mark Rylance, T.J. Miller, Simon Pegg, Win Morisaki, Philip Zhao, Hannah John-Kamen

Año: 2018

País: Estados Unidos

Género: ciencia ficción, aventura, acción

Duración: 140 min

Clasificación: Mayores de 15

Guión: Zach Penn y Ernest Cline basado en la novela de Cline

Fecha de estreno en México: 29 Marzo 2018

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