viernes, 22 de julio de 2016

SR. PIG (MR. PIG)



Por Fabián Quezada León



Ambrose Eubanks (Glover) es un hombre mayor, que ha sido granjero pero que por causas que desconocemos, pero entre las que podría estar su afición por el alcohol, está arruinado. Su única pertenencia es un cerdo llamado Howard. Ambrose toma una resolución y con Howard en la parte trasera de su camioneta (un medio de transporte más que inadecuado para un cerdo) decide tomar camino rumbo a México. 
Evidentemente en medio de toda esta odisea vamos a chocar con el pasado de Ambrose que llega encarnado en su única hija: Eunice (Rudolph) quien renuentemente y por un mero accidente, va a verse arrastrada por este extraño viaje a través de Jalisco para ir juntando los pedazos de una relación paterno filial que ha sido punto menos que difícil en extremo… desde siempre.



Diego Luna dirige y co-escribe con Augusto Mendoza, este que es su segundo largometraje en inglés y lo presenta dentro del marco de Sundance.

Consciente de que el tema paterno filial puede devenir en un melodrama fácil, Luna nos lleva por esta road movie con una enorme sobriedad, lo cual se agradece.



El tema de las relaciones familiares es algo que ha rondado en sus trabajos y que aquí encuentra una nueva exposición. Ambrose se yergue como ese padre ausente y que por iniciativa propia ha tomado su camino en solitario a larga distancia, Ambrose ha girado en su propio mundo, ha fabricado su propio destino, ha llegado al fondo cometiendo sus propios errores y destruyendo muchas cosas en el camino.

Sin embargo, Ambrose tiene un destello de redención con su última carta, Howard su cerdo, a quién ha mantenido mucho más cercano que a su propia hija, y que es el último en la línea de grandes campeones desarrollados orgullosamente por el propio Ambrose y un granjero mexicano, con Howard, Ambrose cree que puede enmendar algunos de los estragos del camino.



Por ello se embarca en un último, definitivo e inconsciente viaje, con la indefensión que da la ignorancia y la lejana esperanza de, por una vez en la vida, hacer las cosas debidamente. Claro que eso es sólo un pálido propósito que tendrá un resultado colateral no planeado. El futuro sin embargo no es ni más, ni menos brillante, el futuro será tal cual deba ser y hay un dejo de inocencia perversa pero sin culpa en ello.



El hilo conductor de la historia es por un lado la certeza de Ambrose de su condición, indudablemente está metido en un pozo y sus opciones se agotan rápidamente y por el otro, el cómo a veces tratando de llegar a un punto se llega a otro, pero la certeza de la película está en que no se autocompadece, de manera tal que puede decirse a ciencia cierta que la historia no desemboca en donde los finales felices (o no tan felices) van,  aunque algunos, (incluidos los personajes) no estén muy de acuerdo. Es el término de circunstancia de vida que les tocó, como muchas veces sucede en la realidad y no es forzosamente catalogable como  bueno o malo, es el que tocaba.   

   

La relación entre Ambrose y Eunice dista mucho de ser perfecta, de hecho en promedio se podría catalogar de “no funcional” y es que ambos han construido sus vidas aparte y hay pocos intersticios en los que pueden aún aferrarse, pero para ello deben dejar de lado sus férreas visiones del mundo y del otro (justificadas o no) el reto que tienen encima del camino es dar ese paso.



Las resonancias de este tema dejan de lado las fronteras nacionales y se extienden a ser un problema humano; el escenario puede ser el mismo dado en Texas, Sudamérica, Europa o Asia. El problema humano es el importante, padres e hijos separados por barreras que han formado el resentimiento, la incomunicación, la violencia, o simplemente el tiempo y si bien es innegable su presencia, lo cuestionable es su fuerza.



Evidentemente Ambrose no es ni fácil, ni asertivo y tiene mucho de egoísmo dentro como para no facilitar las cosas si su hija quiere acercarse a él. Eunice tampoco está libre de culpa y la abrumadora sospecha de que su padre se preocupa más por su cerdo que por ella no deja de ser una densa capa que le apachurra el alma y que debe quitarse de encima cuando se percata de lo que le está sucediendo al anciano.



Glover ha más que demostrado que es un actor de amplio rango, desde su aparición en “El Color Púrpura” y aquí se entrega a Ambrose para hacerlo tremendamente cercano; al grado que irrita su necedad como a veces nos irrita la de los adultos mayores que tenemos en casa, en esa lucha que se repite en muchísimas familias por “quién es el padre ahora?” cuando los padres pasan a ser “hijos” de unos hijos muchísimo menos pacientes que lo que ellos fueron como padres.



Ambrose lucha todo el tiempo por no necesitar de los cuidados de nadie, aunque claramente ya ni él mismo sabe si es por necedad, por llevar la contraria, por costumbre o por verdadera fuerza interna.



Rudolph, a quién primordialmente conocemos por su lado cómico, da a Eunice esa dicotomía cuidada, sobria, una hija que se reprime hasta el extremo, entre el miedo/ el amor y el resentimiento, que trata afanosamente de crear un lazo, pero que tampoco está acostumbrada a tenerlo. Es una mujer profundamente sola, abrigada por sospechas y palabras que no se dijeron a tiempo y que al recuperarlas ya no suenan como deberían, las palabras no dichas a tiempo siempre resuenan como una campana rota.



De esta manera cuando Eunice logra encontrar a su padre, se juntan en el camino, en la maleta, en la parte trasera de la camioneta, muchos cuestionamientos, muchas sospechas, muchas frustraciones, muchos dolores, muchas mentiras y silencios aunque también algunos recuerdos descoloridos que en algún momento fueron dulces y luminosos. Si se le busca con calma, en el fondo siempre quedará alguna brasa de amor.

Aunque mientras eso sucede, únicamente hay una certeza. Son dos extraños que deben ajustar muchas cosas y que están tremendamente necesitados de afecto.



El poco acertado viaje por Jalisco de Ambrose lo conduce a la granja del hijo de su antiguo socio: Payo (Yazpic) solamente para descubrir que si accede a la oferta de Payo por comprarle a Howard, la calidad de vida del pobre estaría bastante comprometida.

De esta manera, Ambrose decide cambiar sus planes y buscarle un hogar digno a Howard. De nuevo el proyecto de Ambrose va a desembocar en donde deba, no donde se esperaba.



En el trance, Luna nos va descubriendo sitios ocultos de México vistos por los ojos de un extranjero, un hombre, que además atraviesa por otras situaciones y nos desnuda la difícil relación de este padre y su hija que necesitan desesperadamente re encontrarse pero que no saben cómo, hasta que el destino vuelve a actuar y les proporciona una solución definitiva.  



Director: Diego Luna

Reparto: Danny Glover, Maya Rudolph, José María Yazpik, Joel Murray, Angélica Aragón, Gabriela Araujo

País: México

Año: 2016

Género: Drama, Road Movie

Duración: 94 Min

Clasificación: Mayores de 13

Fecha de estreno en México: 22 de Julio

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