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Por Fabián Quezada León
En El Nueva York de los 50’s
se desarrolla la historia que sigue a Lionel
Essrog (Edward Norton), un singular detective que vive con el síndrome de Tourette.
Lionel trabaja para la oficina de Frank Minna (Bruce Willis), quien ha sido su
mentor y protector por años. Frank es el único que aprecia la aguda habilidad
de Lionel para recordar palabra a palabra una conversación o descifrar por su
agua observación, detalles que pasarían inadvertidos para cualquiera. Cuando una situación en la que Frank se ve involucrado
se sale de control, Lionel con solo sus capacidades extraordinarias y algunas pistas
débiles se debe lanzar a resolver el crimen.
En su investigación Lionel descubrirá poderosos secretos que incluyen a las grandes ligas del poder de la ciudad. El misterio y el crimen se irán cerrando alrededor de él, mientras se inmiscuye más y más en los barrios bajos de Brooklyn y los clubes de Jazz de Harlem, desde donde deberá enfrentar a la mafia del poder Neoyorkino
En su investigación Lionel descubrirá poderosos secretos que incluyen a las grandes ligas del poder de la ciudad. El misterio y el crimen se irán cerrando alrededor de él, mientras se inmiscuye más y más en los barrios bajos de Brooklyn y los clubes de Jazz de Harlem, desde donde deberá enfrentar a la mafia del poder Neoyorkino
La fuerza de la persistencia
Lo
primero que hay que decir de Huerfanos de Brooklyn, además de que es un
homenaje al cine negro es la impactante persistencia de Norton, porque por más
de 20 años Edward trabajó en este proyecto desde que se enamoró del libro de
Lethem. La película es una verdadera muestra de tenacidad y de entrega a un proyecto
Norton escribe, dirige, produce y actúa y el resultado es una obra tan personal
como ambiciosa.
es un personaje en el que Norton deja la piel, hace de él (con todo y sus
peculiaridades) una creación obsesiva y sin frenos, de esa clase de seres que
saben que deben terminar el trabajo al que le han comprometido su vida entera y
lo hacen tanto como una salvación (quizás la única) como una condena (llevan
las cosas a sus últimas consecuencias)
Norton migra de los 90’s a los 50’s (57 para ser precisos) para profundizar en esta
desmedida ambición sobre la “creación de la modernidad” y qué mejor época y qué
mejor lugar que Nueva York para encarnar ese problema.
Lo más sorprendente es
que aunque hagan mas de 50 años, las continuas de la corrupción y la
gentrificación siguen actuando como una dupla exterminadora. La tierra sigue
siendo explotada los barrios modificados o desaparecidos y los intereses
burocráticos y políticos siguen dictando el exterminio para lograr sus metas. No hemos crecido nada en más de medio siglo.
La
nostalgia hace su aparición y lanza su magia
La
moda retro y la nostalgia son un elemento de moda en la actualidad, los
moradores del siglo XXI siguen echando la vista atrás y por , tal vez la
primera vez en muchas generaciones) De verdad es cierto que en general los
buenos tiempos fueron los de antes y el pasado parece un resplandeciente escenario,
aunque no tenga WIFI.
Norton deambula por los bares de Jazz, la magia de la
noche y de los lugares de “dudosa reputación” para ambientar la cinta y hacer
que Lionel descargue sus “improperios” mientras va penetrando más y más en su
investigación para ir armando las piezas y comprender que a Frank le tendieron
una trampa y lo que estaba investigando lo metió en gravísimos problemas. Lo
bueno para la tranquilidad de Frank es que Lionel hereda el caso con algunos “agravantes”
pero con un cerebro fotográfico para resolver el embrollo.
Un actor comprometido.
Norton
se mete en la piel de Lionel de una manera profunda, difícilmente podría haber
logrado como director hacer a otro entrar hasta el nivel que, en el trecho de
los 20 años que estuvo manejando el proyecto, logró alcanzar él mismo.
Lionel
es una colección de tics, reacciones involuntarias y afectaciones porque la
enfermedad lo golpea sin pausa. (A veces de forma más fuerte) Entonces, puede
llegar a ser un personaje infeccioso si no se le dimensiona adecuadamente,
porque siempre Lionel será impredecible. No sabemos cómo va a reaccionar su
cuerpo hacia algún estímulo dado en random.
Es
por ello que sus compañeros de trabajo en la agencia de Frank: Tony (Bobby
Cannavale), Gil (Ethan Suplee) y Danny (Dallas Roberts) lo resspetan en cierto
sentido y lo toleran en muchos. Porque saben que tarde o temprano Lionel hará
su magia y dará con el criminal que anden buscando.
De
villanos, discriminación y demás sutilezas
Considerando
que son los 50’s, la introducción de una “chica de color” que además es abogada
y militante contra los abusos del gobierno, le da a la cinta un clima de
tensión en aumento. Sabemos que ella formará parte de la pieza vital para resolver
todo el misterio y los crímenes, que son una muestra contundente de que ciertos
sectores económicos hacen lo que quieren, es un hecho que jamás va a pasar de moda…
Hemos visto en todo el mundo
como “empresas constructoras” manejadas por los Moses Randolph (Alec Baldwin)
de nuestros días, han tomado para sí, Playas vírgenes, barrios y construcciones
históricas que arrasaron, o zonas de la biósfera a las que inyectaron cemento y
“plusvalía”. Alec es el prototipo perfecto del constructor insaciable con el
carisma del mismísimo demonio y la insensibilidad de un asesino serial de
niños. Es racista, es cínico y además piensa que lo que hace es para “hacer América
grande de nuevo”
Los ingredientes
de la acción
Después
de tantos años preparádola, la cinta está llena de detalles en la trama y en el
ambiente la gama de colores de la cinematografía de Pope y el influjo de la
música aunado a las actuaciones dan un
sello especial y enigmático a la película y sobre todo la interpretación de Norton
.
Viéndose
desde dentro
Norton
se ha caracterizado por imprimir a sus personajes un sello. Ahora que hace su
propio relato de investigación policiaca y además teniendo la condición de síndrome
con él; le da la oportunidad para lucir en ese rol toda una gama de tics y
manifestaciones que hacen que no simplemente veamos a un ser con una condición
especial sino que descubramos sus áreas no tan luminosas que se conjuntan con
verdaderas manifestaciones de lealtad e inclusive de amor no es simplemente el
investigador con un síndrome, es un hombre con luces y sombras.
Conclusiones
Si
bien la adaptación de Norton a la novela original pone en tela de juicio, sobre
todo el manejo de la era en la que se sitúa la trama, es cierto que el llevarla
hasta esas fechas le provee de un clima casi irónico para observar que la
pretendida “moda de la corrupción” no es, ni de lejos, un fenómeno atribuible a
la modernidad ni a los sistemas de mercado existentes, la corrupción y las
limpiezas étnicas siempre han dejado su camino en la historia de las urbes
desarrolladas, a lo largo y ancho del mundo. Norton se apropia de la historia,
la mediatiza desde sus ojos y nos entrega un trabajo con conciencia y
compromiso, abarcando desde el universo del protagonista y sus problemas suscitados
por su condición de “persona con síndrome”, hasta tocar de manera ligera, pero
presente, temas como la corrupción, la gentrificación y la siempre terrible
hambre de llevarse “todo el pastel” a casa.
Huérfanos
de Brooklyn es un cuento negro para una sociedad que solamente a diario
confirma que mientras más cambias las cosas más siguen siendo las mismas en el
fondo.
Director: Edward Norton
Reparto: Bruce Willis (Frank Minna)
Edward Norton (Lionel Essrog)
Willem Dafoe (Paul Randolph)
Ethan Suplee (Gilbert Coney)
Alec Baldwin (Moses Randolph)
Gugu Mbatha-Raw (Laura Rose)
Josh Pais (William Lieberman)
Bobby Cannavale (Tony Vermonte)
Novela original: Jonathan Lethem
Guion: Edward Norton
Cinematografía: Dick Pope
Editor: Joe Klotz
Compositor: Daniel Pemberton
Año: 2019
País: Estados Unidos
Género(s): Drama, Crimen
Duración: 144 min
Clasificación: Mayores de 18. Lenguaje, Referencias sexuales, ligero uso de
drogas tabaco y alcohol ,violencia
Fecha de estreno en México: 22
de Noviembre 2019
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