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· Basada
en el libro homónimo integrado por fotografías de la colección del Museo de la
Medicina Mexicana, del fotógrafo francés Michael Zabé
· Se
exhibirá del 31 de agosto al 30 de noviembre, en el Museo del Palacio de la
Escuela de Medicina
A capite ad
calcem (De la cabeza a los pies) es el título del
libro que reúne fotografías de la colección del Museo de la Medicina Mexicana,
captadas por la mirada del reconocido fotógrafo francés Michel Zabé, que da
lugar a la exposición del mismo nombre, inaugurada
el pasado 31 de agosto en el Palacio de la Escuela de
Medicina de la Facultad de Medicina de la UNAM.
“A capite
ad calcem tiene como propósito la revisión de la cabeza a los pies
de nuestra colección por medio de un itinerario antropológico con textos de la
antropóloga e historiadora de arte Minerva Anguiano, y la mirada fotográfica de
Michel Zabé, mejor conocido por su labor en el mundo editorial, y cuya
colaboración siempre era sinónimo de calidad”, según palabras de Nuria Galland,
responsable del área de Servicios Pedagógicos y Contenidos Académicos del
Palacio de la Escuela de Medicina.
Desde hace
tres años, el museo de medicina invitó al fotógrafo a tomar algunas imágenes
del vasto acervo con el que cuenta el Museo de la Medicina Mexicana; por lo que
en algún momento surgió la idea de hacer un libro exclusivo de la colección,
que destacara el lado estético de las piezas.
Por lo
anterior, se realizó una ardua selección a partir del enorme universo que Zabé
fue creando a lo largo de más de 2 años, siempre con la consigna de que el
libro no fuera uno de tantos, sino que se convirtiera en algo más íntimo y
osado.
“A
capite ad calcem es un proyecto arriesgado desde su concepción
porque la intención siempre fue destacar el lado estético de instrumentos y
piezas de uso médico. El tema, en sí mismo, es controversial y difícil, ya que
el reto más allá de mostrar nuestra colección, era resaltar la belleza de una
sierra de amputación o la de un modelo anatómico con lesiones dermatológicas de
una enfermedad contagiosa, entre otras cosas”, nos comparte Galland.
Las
fotografías de A capite ad calcem son en blanco y
negro, y se buscó trabajar con campos cerrados y campos abiertos que mostraran
las piezas completas y, a la vez, sus detalles.
El tema
que A capite ad calcem aborda, es sobre un lado oscuro
que causa temor y al mismo tiempo resulta atractivo a la gente.
A través de
impactantes y exquisitas video- proyecciones, instalaciones de luz y
animaciones en 2D y 3D, acompañadas de la música del compositor Jorge Torres y
con la valiosa aportación de equipo por parte Panasonic, A
capite ad calcemdescribe las etapas de la enfermedad y de cómo la vive
el paciente. El papel que juega el médico en todo el proceso y todas las
herramientas con las que se apoya y que forman parte de la colección del museo
desde un aspecto histórico.
A lo largo de
esta exposición, el público experimentará el proceso de la enfermedad desde el
momento en que irrumpe en el cuerpo, los síntomas y signos, y la posibilidad
que tiene el paciente de verbalizar y acudir a un médico para manifestar lo que
está sintiendo. La parte de la exploración y la palpación, cuando aparecen en
escena las herramientas que usará el médico, en cada una de las etapas, para
llegar a un diagnóstico y concluir en un tratamiento y pronóstico.
Una vez
que se diagnostica el padecimiento, cómo se transforma el cuerpo y la identidad
del enfermo. Cómo es que una enfermedad cambia el lugar en y la percepción del
mundo de quien la padece.
Cómo es
que el paciente vive la etapa del tratamiento y la idea de la esperanza o de la
aceptación; es decir, la posibilidad de vida dentro de la salud, seguir la vida
dentro la enfermedad o sucumbir ante ella y morir.
“El tema es
difícil porque como seres humanos nos cuesta aceptar que somos susceptibles a
la enfermedad y que nuestro destino final es la muerte”, reconoce Galland.
Asimismo, A
capite ad calcem busca la belleza en el objeto infraordinario,
al dar valor a esos objetos que, dentro de la vida diaria, resultan
irrelevantes pero que están ahí por una cuestión meramente pragmática.
Muchos de
estos objetos, los grandes protagonistas de la mirada de Michel Zabé, son para
la medicina infraordinarios, como son las pinzas, palitas,
botellitas de medicina, etc., que resultan meramente funcionales, pese a su
diseño muchas veces virtuoso, pues sólo sirven en el momento de la práctica
médica y no como un objeto de contemplación.
“En el
Palacio siempre nos hemos sentido muy orgullosos de nuestra colección, y como
museo tenemos la obligación de narrar su historia, a través de sus objetos y de
ese lado estético, que no siempre se explota”, explica la encargada del área de
Servicios Pedagógicos y Contenidos Académicos del Palacio de la Escuela de
Medicina.
A partir de
esta exposición, Nuria Galland llega a la conclusión de que es importante
manejar una línea curaturial que defina hacia dónde se quieren dirigir como
institución museística; encontrar estrategias que involucren a la
colección permanente del Palacio de la Escuela de Medicina pero, a la vez,
buscar fórmulas para potencializarla a través de las exposiciones temporales,
además de tener la apertura y flexibilidad para invitar al arte contemporáneo y
a nuevas propuestas.
Para los
organizadores, la finalidad de hacer una exposición como A capite ad
calcem, es difundir de una manera visual el universo y la historia de
la medicina como la ciencia más humana, más allá del rigor académico y de los
términos médicos.
Lo anterior,
con el propósito de que el público reflexione sobre su propio viaje, ya sea en
el reino de la salud o en el de la enfermedad, y tome consciencia de que el
mundo de la medicina es sumamente cercano a la cotidianidad del ser humano.
Finalmente,
un dato paradójico que Nuria Galland comparte en relación al libro es que una
vez que se publica, Michel Zabé enferma de gravedad, por lo que se convierte en
algo autobiográfico, ya que empieza a vivir de manera puntual cada uno de los
capítulos que lo conforman hasta su muerte.
Es la razón
por la cual, la exposición se le dedica a su memoria y la cita que la acompaña
es “La vida es breve y el arte largo” de Hipócrates. Al igual que sucedió con
el libro, ésta tenía que ser diferente; por lo que se invitó a la casa
productoraToloache.tv para que se encargara de convertir el texto
del libro a un lenguaje visual con tintes cinematográficos.
“Desde un
principio el libro se concibió para destacar la figura de Michel porque
normalmente el fotógrafo editorial es conocido en el medio, pero a la hora de
que la foto se toma, lo que se destaca es el objeto no el fotógrafo, por lo que
nuestra intención fue resaltar la dupla: objeto y artista”, concluye Galland
A capite ad calcem
En el Museo del Palacio de la Escuela de Medicina
Del 31 de agosto al 30 de noviembre
De las 9 a las 17 h.
Entrada libre
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