sábado, 10 de febrero de 2018

LLÁMAME POR TU NOMBRE (CALL ME BY YOUR NAME)




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Por Fabián Quezada León

Estamos en el verano de 1983 en un plácido lugar campestre (una villa del siglo XVII) en Lombardía en Italia.  Es el hogar de los Perlman: el padre, Samuel Perlman (Stuhlbarg) un reconocido historiador y profesor de cultura grecorromana y Anella (Casar) una culta traductora. 

Ellos tienen un hijo adolescente; Elio (Chamalet) quien, como pareciera natural habiendo crecido con esos padres, es todo un estuche de monerías: sabe de música clásica, toca piano y guitarra, es un lector vivaz y disfruta mucho el sutil coqueteo que lleva realizando con su amiga y vecina Marzia (Garrel). 

Elio posee además muchas de las cualidades y defectos de ser un hijo único: es celoso, agudo y egoísta. Está acostumbrado a toda clase de refinamientos; tanto intelectuales como sociales, fruto sin duda del ambiente académico en el que ha crecido; por lo que en ciertos instantes si se aúna a su edad podría calificársele como un tanto soberbio.

Elio sabe que en los veranos, es común recibir en su  villa a internos que vienen a apoyar a su padre con diversos aspectos académicos; por eso cuando llega Oliver (Hammer) un investigador norteamericano de 24 años que está trabajando en su doctorado, Elio no está muy feliz. Debe dejarle su cuarto y tener reglas de cortesía para hacerlo sentir bienvenido en casa, pero esa antipatía inicial se va a transformar en su primer y prohibido gran amor.

Guadagnino toma la novela de Aciman del 2007 y la realiza como un intenso y seductor relato del primer amor tratado con una exquisitez digna de la hermosísima villa en la que sucede el encuentro.


“Llámame por tu nombre” viene a formar la última parte de la trilogía de Guadagnino que comenzara con “I Am Love” y “A Bigger Splash,”

Lo intenso y sutil de “Llámame por tu nombre” se encuentra mucho más allá de lo que se pudiera apreciar en un primer acercamiento superficial (el amor gay) y nos demuestra, al revisarlo más detenidamente, su verdadera fortaleza, su definitivo eje central: la familia. 

La fuerza de la cohesión y la amplitud de perspectivas que la integridad familiar pueden brindar y todo se resume en un magnífico discurso dado por Samuel a su hijo, en su estudio, en la intimidad del claroscuro y usando una voz pausada, como no queriendo romper la íntima magia del momento de la epifanía que se queda absorta en la profundidad del pensamiento.   

Stuhlbarg, quien este año nos sorprende con tres cintas oscareables (Llámame por tu nombre, La Forma del agua y The Post) es un actor de una presencia distintiva y una magnífica prueba de que en solo unas cuantas líneas un personaje puede anclarse para siempre en los anales del cine: 

“Mira,”. “Ustedes tenían una bella amistad, tal vez más que una amistad y te envidio. En mi lugar la mayoría de los padres hubieran esperado que todo eso se desvaneciera o hubieran rezado por que sus hijos recapacitaran rápidamente, pero no soy esa clase de padre.   

En tu lugar, si tienes dolor cuídalo, y si hay una flama no le soples para apagarla, no seas cruel con ello. Dar por terminada  una cosa puede ser terrible cuando nos deja en vela por las noches y que otros te olvidan más rápido que lo que tú mismo deseas ser olvidado, no ayuda en nada. 

Nos desgarramos tanto a nosotros mismos para sanarnos de cosas más rápido de lo que deberíamos, que a los 30 años terminamos vacíos y cada vez tenemos menos que ofrecer cuando comenzamos una relación con alguien nuevo. Pero no sentir nada por miedo a sentir algo,  es  un desperdicio”.
 
Guadagnino traslada la acción de Liguria a Lombardía y enfatiza a cada momento su amor absoluto por el cine de Bertolucci, construye tomas de una belleza intensa que reflejan cada rayo y calidez del verano italiano, cada respiro de la vida en campagna,  los sabores y colores, las texturas, la humedad y frescura de los bosques y jardines,  el mobiliario exquisito, los deliciosos detalles de la vida de una familia de intelectuales refinados y al mismo tiempo de mentalidad muy libre , todo es un toque delirante de clase donde la sensualidad como un homenaje a la vista el gusto, el olfato, el oído  y el tacto afloran a cada momento. 

Sirva decir que como muchas familias europeas, los Perlman hablan varios idiomas: inglés, francés, italiano… y hasta lenguas muertas (por el trabajo de la madre) ese es otro aspecto hechizante de la película: su absoluta y cosmopolita polifonía

El tema del amor gay no es un ámbito desconocido en la cinematografía y nada más y nada menos el año pasado tuvimos ejemplos como Moonlight que logró colocarse como mejor película en los Oscar, o la polémica 120 pulsaciones por minuto este año, pero en lo que sí es nuevo esta cinta es en la forma preciosista en la que Guadagnino arropa la novela y la hace palpable, basándose amén de los escenarios y locaciones, primordialmente en la química que sus protagonistas (ambos heterosexuales) proyectan en la pantalla.

Chalamet se coloca como la última versión del efebo en mucho más que el sentido de apariencia, abarcando con totalidad los planos de actitud, pensamiento y fantasía y conquista cada secuencia de la película impecablemente; desde sus escenas campestres en bicicleta o su exploración del durazno, o sus momentos de intimidad con Oliver.   

Lo que le ha colocado con varias nominaciones y premios, incluido la nominación  a mejor actor en el Oscar. Sí, Elio no es simplemente un chico explorando su sexualidad con otro hombre es un representante vivo de todos esos filmes sobre el paso de la pubertad a la etapa  de joven y a adulto, toda la arrogancia juvenil y el deseo sin freno de Elio, puestos sobre la mesa  frente a Oliver, alguien que ya mide las consecuencias de algo que prevé mucho más profundo que un mero romance de verano. 

Oliver sabe de los resultados y su cautela busca no tener víctimas colaterales, ni él ni Elio.  Además existen unos padres que de un momento a otro serán testigos, más no jueces. Esa es la arena de Elio.

La película adquiere una relevancia especial en este año en el que se han exacerbado las posturas de escándalos sexuales en Hollywood y representa una respuesta clara y contundente adueñándose del sabio precepto de que “la belleza está en el ojo de quien la mira” en toda la obra no hay nada que desequilibre el sutil tacto con el que está escrita y adaptada. La cinematografía construye escenas de una poesía visual donde la fragancia de la excitación se condensa gracias al guión de Ivory.

“Llámame por tu nombre” no es simplemente una frase retórica es toda una delirante declaración de amor, de entrega; es un eco de aquellos otros dos enamorados que contravenían las reglas al acercarse y se preguntaban cómo sería la manera correcta de llamar a su amado pidiéndole al tiempo dejar su nombre “Deja tu nombre, Romeo, y a cambio de tu nombre que no es cosa esencial, toma toda mi alma”

Director: Luca Guadagnino
Reparto: Armie Hammer, Timothée Chalamet, Michael Stuhlbarg, Amira Casar, Esther Garrel, Victoire Du Bois, Vanda Capriolo, Antonio Rimoldi,
País: Italia
Año: 2017
Género: Drama. Romance
Duración: 130 min.
Clasificación: Mayores de 18
País: Italia 
Guion: James Ivory, Luca Guadagnino (Novela: André Aciman)
Fotografía: Sayombhu Mukdeeprom
Música: Sufjan Stevens




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