CUANDO NO TIENES NADA QUE PERDER,
EL FIN, ¿JUSTIFICA LOS MEDIOS?
Breaking Bad es un título que juega con la expresión “to break bad”, esto es desafiar la autoridad, romper la ley y cosas por el estilo. Y eso es precisamente lo que hace su protagonista: cruzar al otro lado, aprender a vivir del delito.
¿Y de qué va la historia? Es así: hasta cumplir sus cincuenta años Walter fue un hombre ejemplar. Ni muy exitoso, ni muy popular. Profesor de química en horario matutino y empleado de un lavadero de autos en las tardes. Su temple parece el de un hombre capaz de aguantarlo todo, desde el desgano con que lo reciben sus alumnos a quienes les importa muy poco la química, hasta las órdenes de su jefe en el lavadero. El hogar dulce hogar lo comparte con su esposa Skyler, un ama de casa que se dedica a vender cosas en eBay hasta en los momentos de mayor intimidad.
Walter tiene una tos de esas que van y vienen. Hasta que una entrada de emergencia al hospital permite darle un diagnóstico: esa tos es apenas el reflejo de un cáncer que lo matará, con suerte, en sólo un par de años. Y ahí, en pleno momento de crisis de edad madura, decide que debe hacer algo para dejarle dinero a su familia.
El tío Hank -de profesión agente de la DEA- ha estado muy orgulloso de sus recientes éxitos en la lucha contra los fabricantes y traficantes de cristales de metanfetaminas, sin embargo, y de manera involuntaria, disparará en Walter la temeraria idea de entrar al negocio de los cristales, una actividad por cierto, muy bien pagada.
Así es como este profesor decide que sus conocimientos de química tengan un uso más rentable que garantice el respaldo económico que dejará a su familia. Así será también como se asociará a un jovencito traficante llamado Captain Cook y conocido por él como Jesse, uno de sus peores alumnos del pasado reciente.
Por supuesto, las cosas no serán fáciles. El negocio también es duro pero siempre hay momentos para reír. O, mejor dicho, para que otros se rían de uno.
La serie es una producción del también productor de X- Files, Vince Gilligan. Protagonizada por un irreconocible Bryan Cranston (Malcolm in the Middle, From the Earth to the Moon) como Walter, el profesor que deviene en maestro de “cocina”; Anna Gunn (The Practice, Seinfeld) como Skyler, su esposa, quien heredará billetes y problemas; RJ Mitte, (Grey's Anatomy) como el joven Walter; Aaron Paul (Big Love, K-Pax) aportando los malos hábitos como el escurridizo Captain Cook; Dean Norris (Little Miss Sunshine, JAG) poniendo la calva del tío Hank, el agente de la DEA, y Betsy Brandt (CSI, NCIS) como su esposa.
EL FIN, ¿JUSTIFICA LOS MEDIOS?
Breaking Bad es un título que juega con la expresión “to break bad”, esto es desafiar la autoridad, romper la ley y cosas por el estilo. Y eso es precisamente lo que hace su protagonista: cruzar al otro lado, aprender a vivir del delito.
¿Y de qué va la historia? Es así: hasta cumplir sus cincuenta años Walter fue un hombre ejemplar. Ni muy exitoso, ni muy popular. Profesor de química en horario matutino y empleado de un lavadero de autos en las tardes. Su temple parece el de un hombre capaz de aguantarlo todo, desde el desgano con que lo reciben sus alumnos a quienes les importa muy poco la química, hasta las órdenes de su jefe en el lavadero. El hogar dulce hogar lo comparte con su esposa Skyler, un ama de casa que se dedica a vender cosas en eBay hasta en los momentos de mayor intimidad.
Walter tiene una tos de esas que van y vienen. Hasta que una entrada de emergencia al hospital permite darle un diagnóstico: esa tos es apenas el reflejo de un cáncer que lo matará, con suerte, en sólo un par de años. Y ahí, en pleno momento de crisis de edad madura, decide que debe hacer algo para dejarle dinero a su familia.
El tío Hank -de profesión agente de la DEA- ha estado muy orgulloso de sus recientes éxitos en la lucha contra los fabricantes y traficantes de cristales de metanfetaminas, sin embargo, y de manera involuntaria, disparará en Walter la temeraria idea de entrar al negocio de los cristales, una actividad por cierto, muy bien pagada.
Así es como este profesor decide que sus conocimientos de química tengan un uso más rentable que garantice el respaldo económico que dejará a su familia. Así será también como se asociará a un jovencito traficante llamado Captain Cook y conocido por él como Jesse, uno de sus peores alumnos del pasado reciente.
Por supuesto, las cosas no serán fáciles. El negocio también es duro pero siempre hay momentos para reír. O, mejor dicho, para que otros se rían de uno.
La serie es una producción del también productor de X- Files, Vince Gilligan. Protagonizada por un irreconocible Bryan Cranston (Malcolm in the Middle, From the Earth to the Moon) como Walter, el profesor que deviene en maestro de “cocina”; Anna Gunn (The Practice, Seinfeld) como Skyler, su esposa, quien heredará billetes y problemas; RJ Mitte, (Grey's Anatomy) como el joven Walter; Aaron Paul (Big Love, K-Pax) aportando los malos hábitos como el escurridizo Captain Cook; Dean Norris (Little Miss Sunshine, JAG) poniendo la calva del tío Hank, el agente de la DEA, y Betsy Brandt (CSI, NCIS) como su esposa.
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