Por: Dulce Ma. Casasola Mendoza.
Michael Winterbottom es considerado uno de los mejores directores ingleses del momento, un director versátil que en sus casi veinte años de carrera, ha incursionado en diversos géneros, estilos y en historias muy diferentes unas de otras (La nueva orden, Código 46, 9 orgasmos, Camino a Guantánamo, no obstante hay un común denominador en la mayoría de su filmografía: su capacidad para retratar lugares, como si quisiera mostrar al espectador la esencia misma de cada lugar, ciudades y calles, hasta logar que cada locación se convierta en un protagonista más de cada filme e integrar a sus personajes al entorno y lograr un acoplamiento total entre el actor y el paisaje.
Y Génova no es la excepción, en esta ocasión Winterbottom nos presenta una historia acerca de una familia en donde la madre ha fallecido en un accidente automovilístico. Después de la tragedia, el padre (Colin Firth) decide trasladarse a la ciudad de Génova con sus dos hijas, una adolescente (Willa Holland) y la más pequeña (Perla Haney-Jardine), para intentar superar la muerte de la madre; de este modo las calles de Génova, estrechas, oscuras, enigmáticas, se convierten en el marco para que cada uno de los tres personajes se enfrenten cada uno a su manera al duelo por la pérdida y a sus fantasmas, que en el caso de la más pequeña es real, alejados de la geografía norteamericana, donde hasta ese momento habían vivido.
Y Génova no es la excepción, en esta ocasión Winterbottom nos presenta una historia acerca de una familia en donde la madre ha fallecido en un accidente automovilístico. Después de la tragedia, el padre (Colin Firth) decide trasladarse a la ciudad de Génova con sus dos hijas, una adolescente (Willa Holland) y la más pequeña (Perla Haney-Jardine), para intentar superar la muerte de la madre; de este modo las calles de Génova, estrechas, oscuras, enigmáticas, se convierten en el marco para que cada uno de los tres personajes se enfrenten cada uno a su manera al duelo por la pérdida y a sus fantasmas, que en el caso de la más pequeña es real, alejados de la geografía norteamericana, donde hasta ese momento habían vivido.
La película es de una belleza visual al estilo que el director acostumbra, acompañada de una muy buena banda sonora, que refleja en su totalidad el sentir de los protagonistas y el entrono que los rodea, por lo que en el pasado Festival de San Sebastián, la película se hizo merecedora de la Concha de Plata.
Sin embargo, la sobriedad con que el director narra la historia, la aleja de sentimentalismos, necesarios por la historia misma, por ejemplo los sentimientos de culpa por parte de la hija menor, que se siente culpable del accidente, provoca que el espectador no se involucre del todo ni se identifique con los protagonistas, de hecho es casi al final de la película cuando una serie de acontecimientos provoca que el espectador se involucre de lleno en la historia, a pesar de la distancia que el director pone entre sus personajes y el público.
A pesar de este inconveniente, la película no pierde interés, Winterbottom demuestra una vez más su dominio sobre la manera de llevar la forma y el ritmo, aunada a su capacidad narrativa de contar una historia convencional narrada de una manera exquisita, que mantiene al espectador en tensión, además de su manejo de la cámara, con tomas que recorren cada rincón de las calles de la ciudad, y su gran capacidad para dirigir a sus actores que en todo momento realizan una actuación totalmente creíble, enmarcados en la belleza de los escenarios italianos.
Dirección: Michael Winterbottom
Reparto: Colin Firth, Catherine Keener, Hope Davis, Willa Holland, Perla Haney-Jardine
Año: 2008.
Género: DramaDuración: 94 min.
Clasificación: Adolescentes y adultosEstreno en México: 11 de junio de 2010.
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