viernes, 4 de noviembre de 2016

EL CONTADOR (THE ACCOUNTANT)




Por Fabián Quezada León

Christian Wolff (Affleck) nació con un tipo de autismo; es una persona con Asperger. Sin embargo transformó su característica en un peculiar don: Christian es un genio de las matemáticas. Al cabo del tiempo su prodigiosa habilidad lo hizo ser el hombre clave en el manejo de las cuentas financieras de varias organizaciones criminales. 

Sin embargo ante todos es simplemente un “contador”. Su figura comienza a ser identificada en varias  “operaciones” de lavado de dinero por el Departamento del Tesoro Estadounidense. 

Esto se va a complicar cuando Christian es contratado por Lamar Black (Lightgow), dueño de “Living Robotics”, una empresa de robótica médica, para ayudar a su auxiliar de  contabilidad, Dana Cummings (Kendrick) a investigar un fraude. Solamente que de pronto, Christian y Dana se ven envueltos en algo que ni ellos mismos imaginaron, las grandes organizaciones criminales internacionales se ven amenazadas y van tras ellos, mientras que Marybeth Medina (Addai-Robinson) una persistente y ambiciosa agente del Departamento del Tesoro, también les pisa los talones.

Gavin O'Connor dirige este thriller donde la acción, la mafia y los rincones más intrincados de la mente de quienes pueden ser considerados “anormales” confluyen. Sin lugar a dudas O’Connor se apuntala en una historia bien escrita por Bill Dubuque y centrada en un protagonista tan especial y casi “sobrehumano” que podría fácilmente haber salido de las páginas de un cómic: Christian Wolff. 

Protagonizada por Affleck, pareciera que no se podría haber elegido mejor. Affleck no es precisamente un actor de amplia expresividad y su fuerte son los personajes glaciales, así que Christian es un flan; y Ben encaja a la perfección. Wolff está lleno de manías, ticks y permanentemente contenido, con fuertes incapacidades para conectarse con el mundo, a las cuales maneja estrictamente para hacerse funcional. Christian es un verdadero reto para desarmar.

La trama no para nunca y aunque cifras y movimientos financieros, análisis y demás son elementos fundamentales, para alguien que no entienda ni un ápice de finanzas la trama sigue siendo emocionante. Porque el protagonista está bien construido: inexpresivo, cien por cien eficiente, cien por cien racional y calculador. Pero debido a eso, al mismo tiempo que observamos sus características “frías” entendemos las que bullen bajo la superficie; dos mundos que circulan a grandes velocidades (y a veces en direcciones contrarias) y que deben ser manejados con rigor y precisión. Que tratar con la mafia internacional no es cosa de juego, ya te digo yo. 

Y preservar la funcionalidad social, la ausencia de sentimientos y las "normales" explosiones de sensibilidad día con día, para “perderse entre la multitud”, tampoco es fácil.


Por eso, de alguna manera da escalofríos pensar en todos aquellos que son genios incomprendidos y a los que por su excesiva brillantez se les cataloga de “inadaptados sociales” o “discapacitados”, simplemente porque no forman parte del IQ promedio, sino que lo rebasan. Como siempre, el mundo teme a lo desconocido.

 
Sin embargo, la película lleva este prototipo de “guerrero universal” a nuevas campos. Hijo de un militar, con una infancia traumática, educado junto con su hermano bajo estrictas reglas que le obligaron a construir toda una serie de defensas para lidiar con el mundo, Christian no solo es alentado a la respuesta violenta/defensiva, sino a la máxima (casi compulsiva) asertividad,  resistencia física y al dolor a toda prueba. Por ello su “cura para los nervios" es proporcionarse dosis excesivas de elementos agresivos para superar sus umbrales del dolor y romper los límites de lo soportable, buscando endurecerse al extremo.

Durante toda la cinta, al seguir a la agente Medina, vamos recibiendo pequeñas pistas y datos sobre la personalidad de las personas Asperger y de los grandes personajes históricos que han tenido "variaciones sobre el tema" y esto sirve para entender a Christian y sus manías como el “siempre terminar una tarea”.

Evidentemente, el peligro de tratar con “ciertos clientes” va reforzando las capacidades compulsivas de Christian, disimularse bajo varias identidades, tener  sus “lugares secretos” y algunas cositas más, como nunca dejar hilos sueltos en sus trabajos, incluyendo todos los aspectos que se tengan que cubrir; a veces lavar dinero, a veces “limpiar” de indeseables. Para Christian da igual y en todo sobresale con precisión quirúrgica.

Como si fuera poco, la trama se ve reforzada por tres grandes actores con papeles en cada lado del extremo de la ley: J.K. Simmons, como Ray King el jefe del Departamento de Tesoro, que ha seguido sin éxito una truculenta pista y no quiere retirarse sin resolverla, y por ello usa “métodos sucios" para “convencer" a la agente Medina de que lo ayude.

Jeffrey Tambor como Francis Silverberg, un genio de los negocios sucios que fuera el maestro protector de Christian mientras convivieron en la cárcel y John Lithgow como Lamar Black, el dueño de la empresa de Robótica Biomédica, quien tiene "mucha cola que le pisen".

Al final del día, “El Contador” posee el tono y la eficacia en la dirección de O'Connor, que parece le hubieran sido infundidas por el mismo personaje; es imperturbablemente aguda pero sin hacer gala de ello: presenta los innumerables riesgos de una vida trabajando para gente despiadada, a la que se trata sin ninguna emoción a la vista y sin formar ningún lazo, directo, preciso sin sentimentalismos, a la manera Wolff, por lo que la acción detona todo y el único responsable de emocionarse y pasar innumerables tensiones (además sintiendo placer culpable) es el público, quienes obviamente no tenemos las  “incapacidades funcionales” necesarias para mantenernos cool.  

Director: Gavin O’Connor
Reparto: Ben Affleck, Anna Kendrick, J.K. Simmons, Jon Bernthal, Jeffrey Tambor, Cynthia Addai-Robinson, John Lithgow, Jean Smart.
País: Estados Unidos
Año: 2016
Género: Thriller, acción,
Duración: 128 min
Clasificación: Adultos Violencia temática
Fecha de estreno en México: 4 de noviembre de 2016

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