viernes, 25 de octubre de 2013

CAMILLE CLAUDEL: DEMASIADO TALENTOSA PARA EL MACHISMO DE SU ÉPOCA.

Por Julia Elena Melche.

En 1987, la bellísima Isabelle  Adjani interpretó a Camille Claudel  bajo la dirección del galo Bruno Nuytten, en una biografía convencional que se centró en la obra de la escultora francesa, en su lucha interior por hacerse reconocer como artista y en su relación tormentosa con su maestro y amante Auguste Rodin. Ahora, una extraordinaria Juliette Binoche da vida a una desglamourizada y madura Camille, recluída en un sanatorio para enfermos mentales  por su propia familia. El  también realizador francés Bruno Dumont  decide capturar solamente unos días de la vida de Camille en el invierno de 1915, para narrar su doloroso encierro en el asilo Montdevergues, al sur de Francia, donde pasó los últimos 30 años de su vida y moriría en 1943, a los 79.

La labor de Dumont no es hacer películas bellas, “quiero provocar al espectador”, según sus propias palabras. Sus polémicas  cintas muestran la violencia extrema  y reflejan toda la ingratitud, la aspereza, la brutalidad y también la belleza de sus protagonistas. La atormentada interioridad del ser humano y sus lados oscuros, han sido los temas de La Vida de Jésus (1997), La humanidad (1999), 29 Palmas (2003), Flandres (2006), Hadewijch  (2009) y Fuera de Satán (2011). En su nueva cinta sigue fiel a esa premisa.

El realizador  se centra en un tiempo muy corto y preciso, pero le basta para mostrar toda la confusión de la protagonista y explorar en sus trastornos emocionales, más no mentales.  Camille es sin duda la más sana de todos los pacientes del lugar que gritan, berrean y lloriquean sin control. Ella está consciente de su situación y eso es lo peor. No termina por entender qué hace en ese  asilo y le expresa al médico del hospicio lo absurdo de estar ahí. El desamparo en que se encuentra es palpable La artista se pregunta: ¿de qué se me acusa? ¿de haber vivido sola? ¿de tener gatos?

Camille siente que ha sido secuestrada, encerrada y que la vigilan. Se siente como una criminal a la que no le permitieron tener un abogado. Deja ver que fue víctima de la incomprensión y abandono de su familia y del machismo de la época que no toleraba que una mujer fuera diferente y que tuviera talento. Sin duda, Camille fue una mujer demasiado libre e independiente, una creadora extraordinaria  que  rechazó  las costumbres y convencionalismos  de la sociedad en que le tocó vivir. Así, molestó por tener una mente desarrollada y decidieron reprimir su creatividad y genialidad para siempre.

Al minimalismo dramático se une un voyeurismo malsano. Camille pasa de la desesperación colérica a la impotencia silenciosa. Una cámara sigue las rutinas diarias de la heroína para posarse luego en su rostro y capturar sus emociones extremas. Hay grandes silencios perturbadores,  interrumpidos por los desesperantes gritos de alguna enferma  o por el golpetear incesante de una cuchara en la mesa. Camille es un ente fuera de lugar que recoge un puñado de barro e intenta darle forma entre sus dedos pero lo lanza con rabia. Las notas de Johann Sebastian Bach, Magnificat, se elevan como oraciones que quieren mitigar la desesperanza de Camille en su hostil entorno, un manicomio real con auténticos pacientes con discapacidad mental. 

En su desposeimiento afectivo, tanto de Rodin como de su madre  y hermanos, Camille espera con gran alegría la próxima visita de su hermano menor, un gélido Paul  Claudel (Jean-Luc Vincent), al que suplica la saque  de ahí y en quien trata de encontrar consuelo. No obstante, el escritor y poeta católico está convencido de la locura de su hermana y será uno de los responsables del cruel destino de Camille. Para escribir el guión, Dumont se basó en una correspondencia epistolar entre Camille y Paul, así como en los informes médicos.

Dumont eligió de manera acertada a la talentosa Juliette Binoche, quien se mete de lleno en la piel de una Camille angustiada, llena de dolor y de ilusiones que se extinguen de inmediato, y que cuenta le robaron su obra y que tras su reclusión, Rodin se quedó con sus esculturas,  algunas de ellas se las atribuyó como propias.

Visualmente bella, Camille Caludel brilla en su conjunto, pero particularmente por la magistral actuación de Binoche, sin duda la más entrañable,conmovedora y emotiva de su carrera. Un filme muy duro y amargo  que invita a reflexionar en torno al sentido del arte, a la creatividad reprimida y al alto precio que ha pagado  la mujer a lo largo de la historia por su deseo de ser libre y exigir ser tratada como ser pensante.

De los mejores estrenos de esta semana que no te puedes perder.

Dirección y guión: Bruno Dumont.
Reparto: Juliette Binoche, Jean-Luc Vincent, Emmanuel Kauffman , Marion Keller y Robert Leroy.
País: Francia.
Año: 2013.
Género: Drama biográfico.
Duración: 95 minutos.
Clasificación: Adolescentes y adultos.
Fecha de estreno: 25 de octubre de 2013.

LA CINTA SE EXHIBE  EN CINETECA NACIONAL Y EN SALAS DE CINÉPOLIS, CINEMEX Y CINEMARK.




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