Por Julia Elena Melche.
Es 1992, en plena guerra civil georgiana, cuando el ejército
de Georgia y los rebeldes de Abjasia se enfrentaban en una cruenta lucha. Estos
últimos tenían el apoyo de Rusia, que incluía a combatientes voluntarios como
los chechenos. Ahí, la población de Estonia, proviene de previos movimientos
migratorios, se encuentra atrapada entre los dos bandos enemigos y muchos
estonios abandonaron la zona. No así, el viejo carpintero Ivo, quien decide
quedarse para ayudar a su vecino y amigo Margus con la cosecha de mandarinas.
Sin embargo, pronto se verán envueltos en el conflicto,
cuando dos combatientes enemigos resultan heridos frente a la casa del anciano,
un checheno y un georgiano. Ivo decide acogerlos en su casa para cuidarlos y
los soldados tendrán que compartir techo y comida bajo la continua vigilancia de su benefactor, quien buscará la
manera de que no se maten entre ellos y de que no pongan en peligro su propia
vida por haberles salvado.
Las cuatro paredes de la modesta cabaña del buen samaritano,
se convertirá en un microcosmos de tensión, de rivalidades, de odios y de
rencores entre el mercenario checheno
Ahmed y el georgiano cristiano Nika, quienes a pesar de su mutua animadversión,
prometen a Ivo que no sucederá nada mientras estén en su casa. Desayunos,
sobremesas, el beber un té, transcurren entre miradas amenazantes y ofensas
verbales de los heridos convalecientes.
Mediante este sencillo argumento, escrito por él mismo, el
realizador georgiano de 41 años Zaza Urushadze expone un poderoso mensaje
pacifista que apela al humanismo, al entendimiento, al sentido común y a la
razón por encima de los absurdos de las guerras, planteando una interesante
reflexión sobre lo mejor y lo peor del ser humano, en un llamado urgente a la
cordura, la tolerancia y el perdón.
El excelente trabajo del experimentado fotógrafo estonio Rein
Kotov resalta la belleza silvestre de Abjasia y contribuye a subrayar la
intensidad del drama, mientras que la música del cantante y compositor
georgiano Niaz Diasamidze, otorga el tono conveniente con sus notas suaves y
melancólicas que tocan las fibras más sensibles del espectador.
Mención especial merece el legendario actor estonio Lembit
Ulfsak como el carismático octogenario Ivo. De apariencia paternal y compasiva,
es también un hombre enérgico que maneja la situación con ecuanimidad y
sabiduría para evitar cualquier enfrentamiento entre los soldados. Nunca se
inclina por alguno de ellos ni manifiesta ningún alegato político, bélico o
religioso, sino que se guía por la tolerancia, la solidaridad y la serenidad
para una añorada reconciliación.
Nominada al Premio Oscar y a los Globos de Oro 2014 como
Mejor Película de Habla no Inglesa, la cinta seduce por su modesto y emotivo
alegato antibelicista en un llamado a la sensatez, y como las mandarinas de su
título, deja un sabor agridulce.
EL DIRECTOR |
Dirección y guión: Zaza Urushadze.
Reparto: Lembit Ulfsak (Ivo), Elmo Nüganen (Margus), Giorgi
Nakashidze (Ahmed), Misha Meskhi (Nika) y Raivo Trass (Juhan).
País: Estonia-Georgia.
Año: 2013.
Género: Drama.
Duración: 87 minutos.
MANDARINAS
(MANDARIINID) SE EXHIBE EN LA
CINETECA NACIONAL A PARTIR DEL 31 DE AGOSTO DE 2016.
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HORARIOS Y SALAS, CONSULTAR:
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