Por Julia Elena Melche.
Con una aguda mirada a la Caracas de nuestros días,
convulsionada por su terrible crisis social y económica, la ópera prima del
venezolano Lorenzo Vigas fue la ganadora del León de Oro en el Festival Internacional
de Cine de Venecia 2015, convirtiéndose en la primera cinta latinoamericana en
alzarse como la gran triunfadora en dicho festival.
Se trata de Desde allá, un debut notable que parte de una idea original
del propio realizador y del guionista y cineasta mexicano Guillermo Arriaga, y
narra la historia de Armando, un cincuentón solitario, homosexual reprimido y
el dueño de un laboratorio de prótesis dentales, que frecuenta las paradas de
autobuses de los barrios pobres de Caracas en busca de jovencitos, a quienes les ofrece dinero para que lo acompañen a su
casa con el fin de que se desnuden frente a él. Instalado en su sofá, se dedica a observarlos
a distancia mientras se masturba, pero sin
tener ningún tipo de contacto físico con ellos.
Un día conoce a Elder, un muchacho callejero y líder de una banda
de delincuentes de poca monta, quien descarga toda su homofobia en el hombre, golpeándolo
salvajemente para luego huir con el dinero. No obstante el hecho, Armando
buscará a Elder, iniciando entre los dos una relación de dependencia física y
emocional, en ocasiones casi de padre e hijo, pero siempre tortuosa y en la que
Elder se interesa en un principio por el dinero para luego empezar a sentir una
atracción sexual hacia Armando.
Entre los aciertos del filme se encuentra el bien estructurado guión y sus personajes delineados
con pulso y firmeza. Alfredo Castro, actor favorito del director chileno Pablo
Larraín, con destacados trabajos en Fuga, 2006; Tony Manero, 2008; Post
Mortem, 2010; No, 2012 y El club, 2015, ofrece de nueva cuenta una caracterización soberbia.
Intérprete de personajes retraídos y oscuros, ahora se mete
en la piel de un imperturbable Armando, un hombre que nunca pierde el control y
utiliza su poder económico para comprar placer erótico y someter a su voluntad
a jovencitos barriobajeros, de escasos recursos y delincuentes, quienes por dinero
están dispuestos a complacer las manías sexuales de cualquier tipo afectado.
Por su parte, Luis Silva, toda una revelación y promesa venezolana,
ganador del premio a Mejor Actor en el Festival de Biarritz, da vida al bravucón,
impulsivo y violento Elder, pero en el fondo vulnerable y con grandes
necesidades afectivas.
La cinta avanza de manera pausada y con ausencia de banda
sonora, para que las largas tomas, en su mayoría en silencio, sean las
encargadas de capturar los sentimientos y emociones de los personajes, cuyas
miradas son de una profunda elocuencia. El destacado trabajo del fotógrafo
Sergio Armstrong, colaborador habitual de Pablo Larraín, es fundamental para
esta observación detallada, cuya cámara captura en primer plano a un personaje
o situación para destacar su importancia, dejando en fuera de foco elementos, en
apariencia insustanciales.
Aunque en un inicio parece que la homosexualidad es el eje
principal del relato, el propio realizador comenta que gira mayormente “sobre
las carencias afectivas en un país que ha estado bastante convulsionado
últimamente y con una gran tensión de clases”. Sin duda, la evidente crisis económica
en el pueblo venezolano ha desatado su desilusión e inconformidad. Elder
representa a una juventud que ha perdido el rumbo, sin oportunidades laborales y
con familias disfuncionales, que encuentra el camino fácil para salir de su estrechez
económica en el robo o en su venta voluntaria.
Un filme sobrio, potente y exento de dramatismos innecesarios
que ofrece una inteligente reflexión sobre la manipulación en las relaciones de
poder, la soledad y las jerarquías sociales. Un estudio inquietante de la obsesión
por la figura paterna, donde un odiado padre ausente regresa para despertar
viejos rencores en el hijo que no ha olvidado su amarga infancia, marcada seguramente
por el machismo y la homofobia. Un retrato en frío, sin concesiones ni juicios
morales, de la enredada psique humana, donde la mezquindad, la infamia y la
perversidad desencadenarán una tragedia
que llega en brusco y en seco.
Una gran película, sutil y a su vez punzante, que revela a un
cineasta muy prometedor.
Muy recomendable.
EL DIRECTOR. |
Dirección: Lorenzo Vigas.
Guión: Lorenzo Vigas basado en una idea original de él mismo
y Guillermo Arriaga.
Reparto: Alfredo Castro (Armando), Luis Silva (Elder),
Jericó Montilla (Amelia), Catherina Cardozo (María), Jorge Luis Bosque
(Fernando), Greymer Acosta (Palma), Auffer Camacho (Mermelada)
País: Venezuela-México.
Año: 2015.
Género: Drama.
Duración: 93 minutos.
Clasificación: Solo adultos.
Fecha de estreno en México: 7 de octubre de 2016.
DESDE ALLÁ SE EXHIBE EN CINÉPOLIS Y EN CINETECA NACIONAL.
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