Por Julia Elena Melche.
A través de un humor divertido e inteligente, la obra de
teatro Civilización, entrega al público
un retrato muy ácido de la corrupción política en nuestro país y de las oscuras
relaciones entre los gobernantes y los empresarios para obtener ganancias, sin
importarles para nada el bienestar de los ciudadanos.
Se trata de una estupenda crítica social ambientada en una
pequeña ciudad colonial mexicana, sobre un inescrupuloso empresario,
interpretado por un inmejorable Juan Carlos Rodríguez, quien desea construir una
torre de cristal de 20 pisos en medio del centro histórico, declarado por la
UNESCO como patrimonio de la humanidad. Para conseguirlo, acude a su primo, el
alcalde local y pre-candidato a la gubernatura del estado (un brillante Juan
Carlos Vives), no solo para “arreglar” los permisos de la construcción, sino
también para financiar el proyecto con dinero público.
Escrita por el talentoso dramaturgo tapatío Luis Enrique
Gutiérrez Ortiz Monasterio, también poeta y narrador, galardonado recientemente
con el premio Juan Ruiz de Alarcón por su sólido trabajo, la obra está dirigida
por uno de los directores más prolíficos en el teatro nacional, Alberto
Lomnitz, quien echa mano de un acertado equipo técnico para la puesta en escena.
Un transparente paisaje del Valle de México en el siglo XIX del pintor mexicano
José María Velasco, sirve de fondo como el símbolo de un pueblo perdido, de una
civilización que ha desaparecido, a manera de añoranza, y al mismo de
contradicción, de lo que fuimos los mexicanos y de lo que nos hemos convertido.
Civilización evita el panfleto y
las lecciones morales. No obstante, invita a la reflexión al ver reflejada
nuestra realidad social, desnudando los mecanismos de las relaciones de poder.
El político, quien da lo mismo a qué partido pertenezca, es el retrato representativo
de un gobernante de cualquier época en la historia de nuestro país. Es un déspota
y cínico que usa su poder para su propio beneficio, mientras el inversionista,
es el tipo prepotente con influencias que corrompe con dinero porque sabe que
en este país todos los políticos se pueden comprar.
El espacio del Foro concede una cercanía del público con los
actores, permitiéndole involucrarse más con el tema que se aborda y de
reconocerse como sociedad. No parará de reír con los diálogos frescos, lúcidos,
ágiles, provocadores y reveladores de los personajes, a los que se une un ritmo dinámico y las
destacadas interpretaciones de Rodríguez y Vives, complementadas por las también
notables de Hamlet Ramírez y Salvador Velásquez.
Ramírez, como un ingeniero que
colabora con el gobierno del lugar y que en un principio se opone al proyecto,
pero quien termina cediendo cuando se le ofrece una atractiva suma monetaria, y
Velásquez como un sirviente fiel, callado y obediente de su patrón, a su vez,
como un campesino sumiso, silencioso y
constantemente humillado, como alegoría de la sociedad mexicana que calla y
aguanta todos los abusos e injusticias del gobierno. Sus gestos, silencios y
expresiones son del todo significativos.
Civilización, una gran puesta en
escena que refleja el elevado nivel que tiene el teatro nacional y una obra
imprescindible en estos agitados tiempos políticos y sociales. ¡No dejes de
verla!
Civilización se presenta hasta
el 24 de agosto del 2014 en el Foro Lucerna del teatro Milán, ubicado en la
calle de Lucerna 64 de la Colonia Juárez.
Viernes a las 8.45 pm.
Sábado 7 y 9 pm.
Domingo 6 y 8 pm.
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