jueves, 17 de julio de 2014

EL PLANETA DE LOS SIMIOS: CONFRONTACIÓN, FASCINANTE, HIPNÓTICA Y REFLEXIVA.

                                Por Julia Elena Melche.

El director norteamericano Matt Reeves consigue en su reciente filme, una digna secuela de El origen del planeta de los simios  (Wyatt, 2011), que además de brillar con luz propia, es sin duda un reactivador inmejorable de la saga de los simios y tiene todas las cualidades para convertirse en una pieza fundamental de la ciencia-ficción moderna y de un clásico del género.

Para quienes no hayan visto la antecesora, la cinta resume durante los créditos lo acontecido hace 10 años, cuando en un laboratorio de San Francisco varios científicos experimentaban en chimpancés una cura para el Alzheimer, y como consecuencia  se genera un virus contagioso y letal que empieza a afectar a los humanos, conocido como “gripe de simios”, el cual se expandió por todo el mundo, muriendo así mucha gente. Los simios desorientados se liberan de sus captores humanos y logran cruzar el puente Golden Gate, huyendo hacia el legendario parque nacional Muir Woods, guiados por el entonces joven y benevolente chimpancé César, el líder del grupo.

Ahora, César vive en el bosque con su familia y con una comunidad creciente de simios genéticamente evolucionados, capaces de hablar y de montar a caballo, hasta que un buen día un humano aparece, rompiendo la paz de su apacible refugio. El hombre es uno de los miembros de una pequeña expedición encabezada por Malcolm, quien desea poner en marcha una presa hidráulica situada en el territorio ocupado por los simios, para generar la energía que necesita para sobrevivir en las ruinas del centro de San Francisco junto con una gran colonia humana. No obstante que Malcolm logra llegar a un acuerdo con César para lograr su objetivo, el pacto de no agresión entre ambas partes se rompe, desencadenándose una inminente guerra entre los dos grupos.

La novela distópica del francés Pierre Boulle, publicada en 1963, “El planeta de los simios”, tiene una nueva lectura cinematográfica con base en un guión sólido y vigoroso que ensambla con precisión todas las líneas narrativas, a cargo de Mark Bomback y de los escritores de la antecesora, Rick Jaffa y Amanda Silver, quienes parten de un notable trabajo anterior para concebir ahora una solvente fantasía post-apocalíptica a través de una evolución argumentativa, que tiene el enrarecimiento ambiental de Mad Max (Miller, 1979) y la descomunal acción en las secuencias de batalla del mejor western y del cine épico.

Luego de un deslumbrante y abrumador arranque que hipnotiza, con César en primer plano, capitaneando a un nutrido grupo de simios que trepan por los árboles y se comunican entre sí mediante gestos, señas y nerviosos sonidos guturales, la cinta va creciendo en acción, violencia, drama, efectos especiales, momentos de tensión, reflexiones filosóficas, dilemas morales y cargas emocionales, todos, perfectamente mezclados para conseguir un magnífico equilibrio narrativo, donde el ritmo es el adecuado.

Dada la magnitud de la cinta y de su rodaje en escenarios exteriores, los innovadores efectos especiales, a cargo de la magia de la compañía neozelandesa Weta Digital, fundada en 1993 por Peter Jackson, ahora se perfeccionaron para capturar con más precisión todos los detalles de los movimientos e interpretaciones de los actores, mediante cámaras 3D inalámbricas, marcadores de seguimiento, cámaras personales y trajes de captura de interpretación, con los que los histriones pueden moverse con facilidad, pelear y realizar cualquier actividad física como simios. Todo esto contribuye al realismo de los primates, cuyos actores fueron entrenados para interpretarlos de manera convincente y poder reflejar un rico abanico de emociones y sentimientos.

Es precisamente en la profundidad psicológica e idiosincrasia de los personajes bien definidos, donde reposa uno de los grandes atractivos del filme. Cesar, el heroico e inteligente simio, se ha convertido en padre, gran camarada y en un gobernante prudente, maduro, pacífico y fuerte, que solo desea el bienestar de la colonia, aunque su condescendencia con los humanos, le acarree conflictos con otros simios que desconfían del Hombre y lo lleve a un violento enfrentamiento con la población humana para decidir cuál será la especie dominante en la Tierra. Maurice, el orangután circense obligado a divertir a sus captores, ahora es un sabio anciano y leal consejero de César. 

Mientras Koba, el chimpancé con cicatrices en su rostro porque pasó buena parte de su juventud en laboratorios, sometido a terribles experimentos en nombre de la ciencia, ahora es un guerrero con canas que guarda un enorme rencor y odio hacia los humanos y solo desea aniquilarlos. Su actitud bélica y revanchista es producto de un dolor provocado que no es fácil de olvidar.

Sin caer en sentimentalismos, se habla de la importancia de la familia, del hogar, del futuro y de una necesidad urgente de paz en un mundo de revueltas y caos. De nueva cuenta, el mensaje moral es el mismo que en todas las anteriores películas de la saga, aunque ahora se vuelve más reflexivo, subrayando el egoísmo, la intolerancia y el espíritu destructivo del ser humano, que ha agotado los recursos naturales del planeta, provoca guerras y maltrata y mata animales. Este discurso vuelve la trama más oscura y pesimista, inclinándose hacia la imposible convivencia en armonía entre humanos y simios por la ambición de poder y de dominio de una prepotente raza humana, retratada con bastante razón, como la mayor amenaza del planeta y en total decadencia.

Si bien predecible en algunos momentos, se trata de una fascinante e impecable puesta en escena, gracias a la progresión dramática in crescendo de los personajes, a su estética naturalista que retrata ambientes devastados, a una partitura musical que remarca el drama o la acción, a un frenético montaje y una diestra cámara, al eficaz pulso narrativo del realizador, admirador y fanático de la saga de los simios, y a la presencia monumental del ya mítico actor británico Andy Serkis, quien interpretó a Gollum en las trilogías de El Señor de los Anillos y El hobbit, y al descomunal gorila de King Kong (05), repitiéndose como César y robándose la película.

Sin duda, El Planeta de los Simios: Confrontación es una propuesta fílmica emocional y explosiva, tan interesante y afortunada como la anterior entrega, pero con un mayor poder visual para que funcione como una pieza de relojería.   

Dirección: Matt Reeves.
Reparto: Andy Serkis (César), Jason Clarke (Malcolm), Kodi Smit-McPhee (Alexander), Gary Oldman (Dreyfus), Keri Russell  (Ellie), Toby Kebbell (Koba), Kirk Acevedo (Carver), Judy Greer (Cornelia).
Género: Ciencia-ficción y acción y aventura.
Duración: 130 minutos.
Clasificación: Mayores de 15 años.

Fecha de estreno en México: 24 de julio de 2014.

El Planeta de los Simios: Confrontación (Dawn of the Planet of the Apes se exhibe en Cinépolis, con un pre-estreno este jueves 17 y el domingo 20 de julio
Para información de horarios y salas, consultar: www.cinepolis.com.mx


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