Por Fabián Quezada León
Corre
el año de 1720. Un próspero mercader que tiene seis hijos de repente se ve en
la ruina cuando un temporal destroza su flota. Tras de ese terrible cambio del
destino, se ve forzado a mudarse al campo con su familia y a comenzar una vida
de “penurias”. Lo que no logra explicarse muy bien es por qué ninguno de sus
vástagos o varios se ponen a trabajar para sacar a la familia adelante. El buen
hombre sigue manteniendo a la familia y al salir de viaje sus hijas le hacen
pedidos para su regreso, Bella, la más pequeña de ellas, solo le pide una rosa.


Tras de la popularización vía Disney de la historia de la
Bella y la Bestia de la que si bien es cierto existen muy variadas y remotas
versiones, la más conocida de ellas y en la que se basa esta cinta es la de Gabrielle-Suzanne
Barbot de Villeneuve.

En esta cinta además se ha mezclado otro relato ancestral, el
del "Ciervo de oro", para redondear la trama de La Bestia y dotarle de mayor peso
a los arcos amorosos de la cinta.


Vamos a ver, se está haciendo un cuento de hadas en toda la
redondez de la intención, no es una “reinterpretación” de una historia como el
caso de “Maléfica” sino que el objetivo es contar un “cuento de hadas a la manera tradicional” luego entonces
se deben seguir los patrones, no solamente en lo visual ( que es perfecto) sino
en los personajes y desde luego importantísimo, en el texto. No puedo decir si
la versión
en idioma original (francés) posea las características literarias del relato
clásico, lo que es un hecho, del tamaño de una catedral, es que la versión
doblada es lastimosa.

Aún más, en lo referente a los protagónicos. Hay una regla en los
cuentos de hadas ; la pareja central debe ser de una belleza tan extraordinaria como casta. Es el amor romántico exacerbado en su forma más pura. Y he aquí que
llega el siguiente punto, nadie duda de la belleza y sensualidad casi insolente
de la protagonista, pero precisamente esa belleza sexy no es de heroína
romántica y qué decir
de Cassel al que la agresividad sexual se le sale por los
ojos y por la boca cada vez que tiene un acercamiento con su reina (Catterfeld) y la lleva a
la cama .

Lo verdaderamente extraño es que con tanta sensualidad junta,
ni Seydoux ni Cassel logran prender la chispa de la pasión, ni aún en los
momentos cruciales y esto es malo para el balance de la película. No se siente el amor fluyendo entre ellos, hay confrontaciones pero no hay amor ni ternura entre ellos, las miradas no dicen absolutamente nada.


En la versión animada de Disney tenemos a esos personajes de soporte
cómico en los fieles servidores del castillo, transformados en candelabros,
plumeros, relojes y demás mobiliario; ellos apoyan la
historia y se hacen
querer, (Hasta hacen uno de los números musicales estrella de la película) pero los perros acá francamente, salen sobrando.

La trama de Cassel y su reina, que sienta los antecedentes (y
el comienzo de la maldición) se siente como un relato anexo que visto de forma idnependiente, hubiera hecho tal vez un buen corto y que
acá luce como un pegote. Los sueños recurrentes de la protagónica para tener la
excusa para mostrar el pasado de La bestia son repetitivos y no acaban por
cuajar dentro de la historia; faltan explicaciones y datos de
muchas cosas, se
abren puntos que no se concluyen bien.

Al final, no obstante lo Bello de la imagen, lo rico de la
producción y el logrado ambiente de cuento de hadas, la cinta y el guión (y en
promedio las actuaciones) se hunden en un triste desacierto Bestial.
Dirección:
Christophe Gans.
Reparto: Vincent
Cassel, Léa Seydoux, André Dussollier, Eduardo Noriega
Año: 2014.
Género:
Fantástico, romance.
Duración:
114 min.
Clasificación: No
apta para niños de menos de 7 años
Fecha de estreno en México: 22 de Enero.
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