Ralph
Sarchie (Bana) es un policía que ha visto suceder en Nueva York los más
variados y terribles casos de criminalidad. Sin embargo, ha permanecido siendo
un elemento valioso para la corporación. Hasta que comienza a involucrarse en
casos paranormales. Llegado el momento Ralph renuncia a su carrera para
transformarse en un acucioso investigador en demonología y ejecutante de
exorcismos.
Cuando
Ralph no puede entender cómo se comienzan a cometer una serie de crímenes
espeluznantes, comienza a encontrar elementos que se repiten y todo parece ser,
(como en las historias de exorcismos clásicas) que se debió a que un grupo de
soldados norteamericanos, fueron poseídos por el mismísimo Satán y ahora este
les manda cometer crímenes.
Para
darle un empujoncito en el terreno de la fe, Ralph se topa con Mendoza; un
jesuita renegado que lo coloca en el camino de la lucha contra el chamuco, sin
imaginar siquiera que al involucrarse la vida de su familia: Jen su esposa
(Munn) y Christina, su hija,( Wilson) correrían serios peligros.
Al
abordar el tema de la lucha contra el demonio, la mayoría identificaría a la
religión católica y a la figura del exorcista con un sacerdote. Siempre se
considera a un sacerdote; jamás a un hombre común. Sin embargo, en esta cinta
se plantea una figura que ha estado fuera del escrutinio público: un hombre
común expolicía, realiza exorcismos.
El
problema con esto es que no deja de ser una película más sobre el demonio y sus
poderes y de cómo a los humanos se les da cada vez menos la gana de creer en
seres del infierno.
Aún así,
es seguro que esta no será la última película dedicada a otorgarle un
protagónico al chamuco.
Vamos a
ver, la película se esfuerza en parecer solemne y no llega al punto. Se
esfuerza también en complacer con todos los elementos de cajón: tumba
antiquísima profanada, seres demoniacos, posesos, sacerdotes extravagantes
salidos de “Van Helsing cazador de monstruos” y un policía que tiene una
inclinación singular. Además de la ya
también clásica familia en peligro.
¿Qué
sucede pues con el maligno? Nada, fuera
de poseer a algunos soldados y transformarlos en una especie de zombies, mientras que Bana y Ramirez inician una clase
de investigación policiaca paranormal.
En el
esfuerzo por justificar la acción de un exorcista no eclesiástico nos lleva a
seguir pistas de índole más de una serie policiaca que de una cinta dedicada a
la lucha contra Belcebú.
Y para colmo nos recetan efecto tras efecto, con las ya
hiper conocidas escenas de niño/cuarto oscuro/juguetes malignos. Además de unas
bonitas tomas de jaulas de leones dominados por la lengua del maligno, y paredes mal pintadas donde se ocultan mensajes satánicos. Para
culminar con una sala de interrogatorios paranormal con algunos trucos de FX incluidos.
Al
parecer, en términos generales, la maldición de la tumba profanada permeó a los
resultados completamente predecibles y efectistas, sazonados con música de The Doors (solo por
coincidencia) al final del día Derrickson escribe y dirige su segunda cinta de
posesiones demoniacas “basadas en hechos reales” (la otra fue “Siniestro (2012)")
De inmediato podemos hacer surgir las preguntas sobre la fidelidad de esta versión con los
escalofriantes relatos“en vivo y en directo”.
Lo único cierto es que Líbranos del mal no
llega a clavar a su personaje principal de una manera profunda, pudo haber dado
el pie a mirar en otras direcciones con respecto a los exorcistas y a su mayor
o menor eficacia comparada con los oficiantes tradicionales, pero no logra
colocar a Bana como mas exorcista que policía y menos contraponiéndolo con ese
sacerdote renegado tipo rockero que en tres segundos tomará su moto para a toda velocidad tomar por la ruta 666.
Director: Scott Derrickson
Reparto: Eric Bana, Edgar Ramirez, Joel McHale,
Olivia Munn, Chris Coy, Dorian Missick, Sean Harris
País Estados Unidos
Año: 2014
Género: Horror
Duración: 118 min
Clasificación: Mayores de 18
Horror sangre violencia
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