viernes, 26 de septiembre de 2014

OH BOY! 24 HORAS EN BERLÍN. (OH BOY!



Por Fabián Quezada León



Niko Fischer (Schilling) es un joven que ha abandonado sus estudios y que se inserta en esta denominada corriente de los “ninis”; proveniente, como lo vemos, de una familia acomodada y con un padre que le ha subvencionado los gastos, engañado, creyendo que sigue en la escuela,   y que de golpe y porrazo le indica que lo mejor que puede hacer por él es ya no hacer nada. Enfrentado con esta realidad, Niko debe seguir lo que resta del día,  vagabundeando de una situación a otra sin realmente comprometerse con nada, dejando pasar el tiempo, las horas, en un día (igual a cualquier otro de los  que haya vivido recientemente) Sin importarle que cada momento, puede crear una diferencia. La pregunta es si él va a notarla.

Niko deambula por las calles en un día berlinés, fotografiado en la sobriedad y la maravilla del  blanco y negro; un tanto mostrándonos en esa gama cromática, la monotonía de la vida del protagonista;  y asimismo en un cierto sentido, de las reacciones  casi mono cromáticas que lo llevan de un lugar a otro en esa vida llena de momentos que podría haber aprovechado y que ante su indiferencia se desvanecen entre los dedos.

En el mismo día tiene un roce con su novia, su tarjeta del banco es bloqueada, el psicólogo no lo encuentra apto para conducir,  su vecino lo acosa, su padre lo minimiza y lo descubre en una mentira, su amigo lo lleva a la casa de su dealer,  encuentra  a una anciana generosa, lo persiguen unos agentes del metro,  es golpeado por unos malvivientes, re encuentra a una antigua “admiradora” y conoce a un viejo alcoholizado. Ah! y además nunca logra encontrar un simple café. 

En un sentido, viendo “Oh Boy”  podría pensarse en un recuerdo muy fuerte de “After Hours” (1985 Scorsese) al encerrar en un lapso de tiempo tan breve tal cantidad de acontecimientos calamitosos.

Y aunque ambos personajes presentan una situación de vida “confortablemente adormecida” empujada al vacío y a la preocupación  por los acontecimientos, los dos  poseen diferencias marcadas, sobre todo sobre su visión de su accionar en el mundo.  

Paul en “Después de hora” es un simple programador de computadoras que solamente quiere divertirse y encontrar a una chica a la que conoció en un café. Niko, por su parte no sabe ni qué quiere, ambos se topan con que la realidad les enfrenta a toda clase de sacudidas, pero;  uno por shock el otro por una cierta catatonia emocional, atravesarán los acontecimientos  de formas cuasi anestésicas.

Podría quizás pensarse que  el tránsito se plantea de una manera  únicamente dramática, sin embargo, al mismo tiempo (como la vida misma) está salpicado irremediablemente por una comicidad ácida y calante.

Niko podemos imaginar que posee cualidades, pero al mismo tiempo tiene  varias de las características que han marcado a su generación y definitivamente está inscrito en esta concepción existencial del nini.  (Ni trabajo, ni estudio, ni me comprometo con nada)

Mientras  transcurre el día del protagonista, deambulamos junto con él en  el Berlín que está lejos de ser la de las coloridas tarjetas postales, sin embargo es el ejemplo, con un toque de “drama glamoroso a ritmo de Jazz” de una ciudad llena de contrastes, aunque  marginal, y a veces gastado, y que como el protagónico, no encuentra un sitio (como Niko no encuentra  café en todo el día)

Alrededor de Niko  transitan las figuras de su padre,  un hombre más preocupado por jugar golf que por su hijo ,  el mejor amigo de Niko, quien es un actor/aspirante/pasado de maduro que alienta y convive con la irreflexividad de Niko.  Junto a ellos está también Julika su ex compañera  quien habiendo sufrido un serio bullying de chica por ser obesa, ahora es una aspirante a artista/actriz/bailarina amateur, en quién se esconde una niña obesa de ojos brillantes, que aún sigue enamorada de Niko… no obstante que él mismo fuera uno de sus victimarios en la escuela.

De esa manera  este conjunto de singulares personajes intervienen en las vidas unos de otros, pero con tan poco resultado que son dramáticamente intrascendentes.  Niko sigue fluyendo, sin pena ni gloria, hasta que enfrenta un punto de quiebre, que irónicamente, viene a él proporcionado por un absoluto desconocido.

Jan Ole Gerster dirige y escribe este  retrato impresionantemente fiel,  sarcástico y cercano sobre una generación que, con abulia  contempla, eso sí  sin apresurarse demasiado, algún lugar dónde pudiera encontrar su sitio en la vida

Director: Jan Ole Gerster

Reparto: Tom Schilling, Friederieke Kempter, Marc Hosemann, Katharina Schüttler, Justus von Dohnányi, Michael Gwisdek, Andreas Schröders.

País: Alemania

Año 2012

Género: dramedy

Duración: 88 min

Clasificación: mayores de 15

Estreno en México: 25 de Septiembre

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