Niko
Fischer (Schilling) es un joven que ha abandonado sus estudios y que se inserta
en esta denominada corriente de los “ninis”;
proveniente, como lo vemos, de una familia acomodada y con un padre que le ha subvencionado
los gastos, engañado, creyendo que sigue en la escuela, y que
de golpe y porrazo le indica que lo mejor que puede hacer por él es ya no hacer
nada. Enfrentado con esta realidad, Niko debe seguir lo que resta del día, vagabundeando de una situación a otra sin
realmente comprometerse con nada, dejando pasar el tiempo, las horas, en un día
(igual a cualquier otro de los que haya
vivido recientemente) Sin importarle que cada momento, puede crear una diferencia.
La pregunta es si él va a notarla.
Niko
deambula por las calles en un día berlinés, fotografiado en la sobriedad y la
maravilla del blanco y negro; un tanto
mostrándonos en esa gama cromática, la monotonía de la vida del protagonista; y asimismo en un cierto sentido, de las
reacciones casi mono cromáticas que lo llevan
de un lugar a otro en esa vida llena de momentos que podría haber aprovechado y
que ante su indiferencia se desvanecen entre los dedos.
En el
mismo día tiene un roce con su novia, su tarjeta del banco es bloqueada, el psicólogo no lo encuentra apto para
conducir, su vecino lo acosa, su padre
lo minimiza y lo descubre en una mentira, su amigo lo lleva a la casa de su
dealer, encuentra a una anciana generosa, lo persiguen unos agentes del metro, es golpeado por unos malvivientes, re
encuentra a una antigua “admiradora” y conoce a un viejo alcoholizado. Ah! y
además nunca logra encontrar un simple café.
En un
sentido, viendo “Oh Boy” podría pensarse
en un recuerdo muy fuerte de “After Hours” (1985 Scorsese) al encerrar en un
lapso de tiempo tan breve tal cantidad de acontecimientos calamitosos.
Y
aunque ambos personajes presentan una situación de vida “confortablemente
adormecida” empujada al vacío y a la preocupación por los acontecimientos, los dos poseen diferencias marcadas, sobre todo sobre
su visión de su accionar en el mundo.
Paul en
“Después de hora” es un simple programador de computadoras que solamente quiere
divertirse y encontrar a una chica a la que conoció en un café. Niko, por su
parte no sabe ni qué quiere, ambos se topan con que la realidad les enfrenta a
toda clase de sacudidas, pero; uno por
shock el otro por una cierta catatonia emocional, atravesarán los
acontecimientos de formas cuasi
anestésicas.
Podría quizás
pensarse que el tránsito se plantea de
una manera únicamente dramática, sin
embargo, al mismo tiempo (como la vida misma) está salpicado irremediablemente
por una comicidad ácida y calante.
Niko podemos
imaginar que posee cualidades, pero al mismo tiempo tiene varias de las características que han marcado
a su generación y definitivamente está inscrito en esta concepción existencial
del nini. (Ni trabajo, ni estudio, ni me
comprometo con nada)
Mientras
transcurre el día del protagonista,
deambulamos junto con él en el Berlín que
está lejos de ser la de las coloridas tarjetas postales, sin embargo es el
ejemplo, con un toque de “drama glamoroso a ritmo de Jazz” de una ciudad llena
de contrastes, aunque marginal, y a
veces gastado, y que como el protagónico, no encuentra un sitio (como Niko no encuentra
café en todo el día)
Alrededor
de Niko transitan las figuras de su
padre, un hombre más preocupado por
jugar golf que por su hijo , el mejor
amigo de Niko, quien es un actor/aspirante/pasado de maduro que alienta y
convive con la irreflexividad de Niko. Junto
a ellos está también Julika su ex compañera
quien habiendo sufrido un serio bullying de chica por ser obesa, ahora
es una aspirante a artista/actriz/bailarina amateur, en quién se esconde una
niña obesa de ojos brillantes, que aún sigue enamorada de Niko… no obstante que
él mismo fuera uno de sus victimarios en la escuela.
De esa
manera este conjunto de singulares
personajes intervienen en las vidas unos de otros, pero con tan poco resultado
que son dramáticamente intrascendentes.
Niko sigue fluyendo, sin pena ni gloria, hasta que enfrenta un punto de
quiebre, que irónicamente, viene a él proporcionado por un absoluto
desconocido.
Jan Ole
Gerster dirige y escribe este retrato
impresionantemente fiel, sarcástico y
cercano sobre una generación que, con abulia contempla, eso sí sin apresurarse demasiado, algún lugar dónde
pudiera encontrar su sitio en la vida
Reparto:
Tom Schilling, Friederieke Kempter, Marc Hosemann,
Katharina Schüttler, Justus von Dohnányi, Michael Gwisdek, Andreas Schröders.
País:
Alemania
Año 2012
Género:
dramedy
Duración:
88 min
Clasificación:
mayores de 15
Estreno
en México: 25 de Septiembre
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