Corre el año de 1945, es Europa, es Abril, es la Segunda Guerra Mundial.
Nos
encontramos con el equipo del osado sargento Don Collier (Pitt) al cargo de cuatro
hombres rudos (Shia LaBeouf, Michael Peña, Jon Bernthal y Logan Leerman) a bordo de un tanque Sherman de
combate. Su misión es peligrosa y se encuentra tras de las líneas enemigas. De
su acción dependerá la victoria de los aliados. Al perder recientemente a uno de su equipo, Norman
(Leerman) un soldado joven e inexperto, quien además no es muy amante de la
guerra, es mandado como reemplazo para unirse al grupo.
Aunque Collier
sabe que la misión a la que les envían es suicida; la acepta de acuerdo a aquello de que “es un trabajo sucio, pero alguien debe de
hacerlo”.
Puestos
en marcha, en obvia desventaja desde cualquiera de los ángulos desde los que se
le mire, él y su compañía deben darlo el
todo por el todo.
A bordo
de su tanque/hogar/refugio/urna fúnebre van a encontrar mucho más que enemigos
en su camino.
Los
temas de Guerra siempre tienen un público cautivo, y pocas cosas en la historia
de la cinematografía mundial han producido tantas variaciones sobre un tema como la segunda guerra mundial.
De
hecho, la primera aunque se ha tocado, casi no produce la euforia a nivel
global como la Segunda. Y es que en su escenario, como todos sabemos, se produjo
uno de los actos más escalofriantes pero también más publicitados de represión
y genocidio en la historia moderna. Desgraciadamente ese no fue el último.
A
lo largo de los últimos 70 años, las muertes producidas por conflictos armados
han superado con creces esa cifra y esas atrocidades. La guerra es y será desalmada,
bestial e ilógica.
En
la historia, el equipo de hombres a bordo del “Fury” serán nuestros guias y
compañeros mientras nos dan una colorida pincelada de los estereotipos de los héroes
a ultranza: El rudo, el bromista, el creyente, el novato… prácticamente
cualquier cinta de tema bélico toca alguno de estos caracteres pero lo
interesante aquí es como Ayer los usa para contrapuntearlos y darle un telón de
fondo a su acción.
Aunque
es previsible su suerte final, dado que se enfrentan a todos los obstáculos la
historia logra involucrarnos para, de alguna manera, desear que al final sus
respectivos destinos sean diferentes.
Sobre
todo, el guión logra llevar con éxito la contraposición entre los miembros del
equipo y el cambio que se efectúan en cada uno de ellos conforme van integrándose en
ese espacio en el que se convierte el interior del tanque.
Ayer,
cuyo interés en mostrar las reacciones psicológicas de sus personajes ya se
había visto en obras previas, vuelve a ese punto, especialmente cuando sus
personajes trabajan contra todos los presagios. Este grupo de hombres va
engranándose para, como el desplazamiento del tanque, ir transcurriendo cada
vez más involucradas y comprometidas en las situaciones. Es claro como llevar a
los personajes a situaciones límite, puede irles transformando; como si cada
gota de sangre que se derramara, cada explosión, cada metralla les fuera dejando
salir un instinto salvaje y terrible, en medio de una violencia que todo
devora.
Ayer
maneja efectivamente sentimientos muy fuertes a través de las batallas; el
sentimiento de lucha ante lo inminente del desastre bélico y la claustrofobia en
las entrañas del tanque (que contradictoriamente produce un sentimiento de seguridad ante los
horrores que suceden en el exterior).
Las
acciones se van tejiendo con un sofocante apremio y cuando dan un poco de
tregua, el sentimiento de que algo malo puede suceder baila en el filo de las
miradas y se pasa en cada bocado; mientras en un singular encuentro, Collier el experimentado soldado y Norman el
novato, re direccionan sus existencias.
Lo
que también es cierto es que en medio de la brutalidad del conflicto armado y
la frenética lucha por sobrevivir se pueden tocar los peores extremos y al
mismo tiempo se puede añorar, hasta la médula aunque sea, unos instantes de
paz.
Desafortunadamente
el hombre tiende a no entender y a repetir el patrón de transformarse en lobo
del hombre. Através de los ojos de Leerman se nos conduce de la mano en esta
metamorfosis de azoro, generada en la desesperación y la mínima y terrible
esperanza de aferrarse a la vida… cualquiera que esta sea.
Ayer
se centra en presentarnos dicotomías existenciales; entre sus personajes y la
situación límite de su experiencia en la batalla; contrapunteando de una manera contundente el
clima y los valores de una época con los despojos sanguinolentos de la guerra;
jugando hábilmente con la crueldad y la inocencia, segundo a segundo, manejando
la cámara en frenéticas batallas, pero al mismo tiempo sumergiéndola en sus
personajes. Proveyendo la miseria en todos los sentidos y el terror infinito que la violencia expande sobre el
género humano.
Lo
que sin lugar a dudas provoca que se medite si, en lo que el ser humano lleva
sobre la faz de la tierra y lo que le falte, al final aprenderemos que la
violencia, la guerra y el terror jamás generarán nada bueno.
Probablemente
Fury sí enarbola el típico slogan del heroísmo yanqui: llegamos, vimos y
conquistamos todo (o casi) pero también demuestra con crudeza como en cualquier
guerra no hay vencedores. Aún los triunfadores pierden lo más valioso, su esencia
humana.
Reparto: Brad
Pitt, Shia LaBeouf, Logan Lerman, Michael Peña, Jon Bernthal.
Año: 2014
País Estados
Unidos
Género:
Acción, Aventura, Bélica, Drama
Duración:
2 hr. 14 min.
Clasificación:
Mayores de 15 Violencia bélica
Estreno
en México: 2 de Enero 2015
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