viernes, 28 de julio de 2017

DUNKERQUE (DUNKIRK)




Por Fabián Quezada León


Es Mayo de 1940, la segunda Guerra está lejos de terminar, Alemania ha conquistador gran parte del territorio francés, las fuerzas aliadas han sido empujadas hacia el mar quedando atrapadas en las playas de Dunkerque. 400 000 hombres acorralados sin sitio donde guarecerse, esperando un rescate casi imposible y solo siendo apoyados por una fracción de la fuerza aérea de Inglaterra y Francia. 400 000 soldados esperando un milagro que inesperadamente daría el giro a la historia del mundo. Si bien como dijo Churchill en su famoso discurso, las guerras no se ganan retirándose, Dunkerque parece ser la excepción de esa regla pues si esa batalla la hubiera ganado Alemania Inglaterra habría dimitido , Estados Unidos jamás se hubiera integrado a la guerra y el mundo sería otro absolutamente al final del episodio  330,000 soldados Franceses, Belgas y Holandeses fueron evacuados.

 

Christopher Nolan se ha caracterizado por la magnificencia de sus producciones y con Dunkerque no da paso atrás. Dirige esta gran obra con una sobriedad y una maestría que impacta. 

 

Cuando presenta esa playa cuajada de hombres absolutamente a merced del enemigo y sin sitio donde ocultarse, hace patente no solo los horrores de la Guerra, que a todos alcanza y cuya suerte final de sobrevivencia puede depender de un lugar en una fila o los caprichos de alguien con un mando alto y al unísono la película es un glorioso grito a la bravía del espíritu militar ante el inminente enfrentamiento con el destino que marcaría el resultado de la guerra.

En esta enorme variedad de fuerzas de combate; Belgas, Inglesas, Francesas y Holandesas, se refleja perfectamente el micromundo de que en la guerra no hay distincion de nacionalidades, ni de posiciones políticas o sociales, la muerte y el peligro son absolutamente democráticos y actúan velozmente.  



Dunkerque es una impresionante y portentosa obra de arte cinematográfico que va estrechándose angustiosamente sobre nuestros ánimos sin mostrarnos una salida feliz dada de la nada, es cruel y quirúrgicamente real como la guerra.



No obstante todas las etiquetas que se le puedan colgar a Nolan en base a su producción de cine de corte “Hollywoodense”, el hecho es que mucho más allá del presupuesto multimillonario y los grandes efectos, el despliegue de recursos de producción, y la fama que lo precede, Nolan aterriza sólidamente en otros campos mucho más intangibles, da dentro de todo lo espectacular, una historia de un gran coraje humano, se mete hasta el centro de sus personajes y en medio del bombardeo y la metralla no son más carne de cañón anónima, son ellos, los que lucharon, los héroes desconocidos arrastrados a situaciones que se salen de sus manos pero por encima de eso, son hombres con toda una historia detrás, no importa si son soldados rasos o grandes generales, o civiles decididos a dar la mano como puedan,  cada uno tiene un mundo detrás y todo esto lo logra Nolan con una sobriedad y una definición que dejan huella usando primordialmente la poderosa e imperturbable fuerza de la imagen y ante eso no hay más que quitarse el sombrero.



Nolan acierta en tiempo y espacio con el lanzamiento de esta cinta, en medio de un año que se ha caracterizado por los vaivenes en la política europea tras del Brexit, cuando ronda en torno de Europa ese sentimiento británico de reposicionamiento (cierto o no) como independiente y fuerte, y cuando el terrorismo ha hecho ya de las suyas en suelo inglés. Revivir la casta del pueblo (quien es el auténtico salvador de la batalla) puede regenerar lo que los discursos políticos y las reacciones de los ingleses ante los ataques terroristas han dejado claro, no van a rendirse. 



Al mismo tiempo la película tiende la mano a la frágil línea que define la inestabilidad que da la guerra: la zozobra y el miedo, los mismos dramas que se vivieron hace casi un siglo parecen reaparecer, las caras han cambiado, los nazis se han transformado en otras fuerzas (igual o más tenebrosas) que amenazan el mundo. Y la respuesta del ciudadano común y corriente deberá seguir siendo la misma.



Nolan se arriesga en la estructura del guion, que él mismo escribió y maneja un portentoso circo de tres pistas simultáneas (pero que no necesariamente terminan al el mismo tiempo)  El muelle, el mar y el aire cada uno con una duración diferente una semana, un día y algunas horas hasta llegar a un punto en el que se entrecruzan por unos minutos proveyendo a la narrativa de la película de una fuerza inusual que se incrementa exponencialmente con el crispante score de Hans Zimmer y la impecable cinematografía de Hoyte van Hoytema así como a la perfecta edición de  Lee Smith.



Todo ello condensa magistralmente todo este abrumador y espectáculo,  mientras las historias corren en sus diversos escenarios  al ritmo de la premura y el peligro que aumentan segundo a segundo, para gritarnos  la desesperación elevada al 400,000 (tanto y por cada uno, de los hombres que esperaban ser evacuados de la playa)



Dunkerque nos mantiene al borde esperando soluciones tratando de mantener con vida a los protagonistas sin importar lo negro de su panorama sabiendo que lo más desesperante es que ellos estaban casi en casa (solo separados unas millas por el canal entre Francia e Inglaterra) pero al mismo tiempo en la playa estaban a solo unos kilómetros del avance enemigo.



La primera gran pista donde Nolan se desarrolla “El muelle”, se establece desde que el personaje principal : Tommy (Whitehead) logra llegar a la playa y contempla esas interminables filas de soldados esperando ser extraídos. Inmediatamente comprendemos  que todos están en un peligro latente. 

En ese lugar no hay donde esconderse, representan un blanco fácil y al mismo tiempo es la única puerta por la que pueden ser rescatados. La frágil línea del destino se tiende entre la vida, la muerte, el mar y el enemigo y nos definen las tres pistas: El muelle, el mar y el aire

Tommy se encuentra con otros dos soldados: Gibson (Barnard) y Alex (Styles), y rápidamente y sin mucho protocolo ni diálogo  se alían en medio de la desesperación para tratar de salir de ese lugar, lo cual obviamente va a ser no solo peligroso, sino extremadamente difícil. Esa es la tácita regla entre ellos escapar.



La segunda pista de acción es el mar, en su yate un hombre inglés Dawson (Rylance), su hijo adolescente, Peter (Glynn-Carney) y el mejor amigo de Peter, George (Keoghan) dejan puerto para ir hacia Francia, están decididos a ayudar a todos los hombres que se pueda. En su camino se topan con oficial náufrago en estado de shock (Murphy) que se niega a regresar a la batalla. Pero ellos no van a regresar, pase lo que pase.

La tercera pista de la trama se hace en los cielos en los heroicos esfuerzos de los pilotos por derribar al enemigo. Farrier (Hardy) y Collins (Lowden) Hardy es el líder del escuadrón que arriesga hasta la última gota de combustible para proteger desde el aire la operación.

En cada una de las escenas de batalla aérea Nolan da un despliegue de movimientos de cámara incrementando al máximo el suspenso y la acción, pero lo más significativo es que lo valioso de todo esto no es la super producción sino el ingenio la trama y las reacciones de Hardy en la batalla.



Conjuntando todo esto, Dunkerque es un espectacular homenaje a la imagen, al cine. Envuelto en la terrible y magnifica capa de la guerra, Nolan deja que la imagen hable se apuntala en la economía del dialogo hablado y se vuelve exuberante en los discursos de la imagen, en lo que las reacciones más que las palabras nos relatan y nos estremece. Tal vez porque en medio de las bombas lo lógico no es argumentar largos discursos, sino dejar salir la emoción, el odio, el pánico y las respuestas dado que mientras se lucha por la vida no se elaboran complicadas estructuras gramaticales, sino frases contundentes y se actúa.



Nolan da sin duda la mejor lección sobre cintas bélicas con una historia que no deja lugar para escapar de ella usando la poderosa fuerza de la imagen y todos los recursos que desde los actores y hasta el último de los técnicos pudieron brindar, sin escenas de masacre explicitas da una estocada profunda en el ánimo de la concepción de la guerra la muerte y la supervivencia con todas las culpas y logros que ello conlleva



Cuando las tropas fueron evacuadas y Churchill dio su memorable discurso a la nación (y al mundo) en donde resumía su política y el espíritu inglés de la guerra diciendo “Lucharemos en las playas, en la tierra, en el campo y en las calles y nunca nos rendiremos” Se había tirado la suerte de la guerra. Pasarían algunos años más, pero el espíritu que se puso a prueba en muchas más veces, nunca dudó de la victoria.




Director Christopher Nolan

Reparto: Fionn Whitehead, Aneurin Barnard, Barry Keoghan, Damien Bonnard, Harry Styles, James Bloor, Lee Armstrong, Mark Rylance, Tom Glynn-Carney, Tom Hardy,  Jack Lowden, James D'Arcy,  Kenneth Branagh, Cillian Murphy.
País: Estados Unidos, Reino UnidoFranciaPaíses Bajos

Año: 2017

Género: Guerra, AcciónDramaHistóricoThriller,

Duración: 106 min

Clasificación: mayores de 13

Fecha de estreno en México: 28 Julio 2017

DUNKERQUE se exhibe en Cinepolis 
Para mayor información sobre horarios y salas consulta 
www.cinepolis.com



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