Por Vicente Aristi
El último verano de la
Boyita es una película que nos habla de un reducto de infancia que experimenta
una violenta y silenciosa incomprensión, aumentada desde el paisaje
costumbrista y la anomalía sexual.
Este soberbio film hace
referencia a una suerte de casa rodante con la capacidad de flotar, una que
quizás ocupa lugar en la memoria de la realizadora bonaerense como añejo lugar
de juegos y escenario de secretos inconfesables de la infancia. Es el carácter de
escenario en transformación, de caducidad de la inocencia encerrada en una
confesión, el que extiende su sentido a la narración de este verano, iniciático
para Jorgelina, niña de curiosidad infinita que indaga en libros de anatomía, y
crítico para Mario, preadolescente cuya condición hormonal configura aquí la
sencilla trama.
El filme funciona como excusa
de una infancia que experimenta una violenta y silenciosa incomprensión,
aumentada desde el paisaje costumbrista y la anomalía sexual que este no está
dispuesto a aceptar. Si el temor a la monstruosidad del cuerpo en crecimiento y
en conflicto (Jorgelina cerrando con repulsa el libro en el que se muestran las
transformaciones de los genitales) es la premisa, son el rechazo y el desafecto
al que este se ve sometido los que constituyen centro en la cinta de
Solomonoff. El último verano de la Boyita se escribe con silenciosa y suma
sensibilidad, con una expresividad callada que antes se vale de las miradas y
los gestos silentes de sus personajes que de cualquier discurso en voz alta.
Es de mencionarse la
intención de mostrar los avatares de una sociedad costumbrista que marca las
pautas de la “normalidad” y la “anormalidad”, al definir los papeles de los
niños y de las niñas en la película y merece una nota, la escena donde el padre
de Mario ve traicionada su hombría y le propicia una paliza monumental y le
lleva a tomar determinación poco comunes a esa edad.
Este ejercicio, sensible y
sobrio, profesa la habitual voluntad minimalista que posterga toda cuestión
estética y se instala en las antípodas de todo artificio. No hay una palabra más
alta que otra, no hay subrayado alguno más allá de las tímidas y escasas
incursiones de una banda sonora acorde a la invisibilidad general. En medio de
esa distancia formal y fría, de ese tratamiento rayano en lo moroso, son los
rostros de Alonso y Treise verdaderos milagros que otorgan a la película su
personalidad entrañable, en definitiva reconocible.Director: Julia Solomonoff
Elenco: Guadalupe Alonso, Nicolás
Treise, Mirella Pascual, Gabo Correa, María Clara
Merendino, Guillermo
Pfenning, Arnoldo Treise.
Países: Argentina-España-Francia
Año: 2009
Género: Drama.
Duración: 86 min.
Clasificación: Mayores de 15.
Fecha de estreno en México: 4 de enero 2013
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