Por Julia Elena Melche.
Casi desconocido en México, el joven realizador chino Jia
Zhang-Ke es reconocido como el mayor talento de la llamada “sexta generación” o
“generación urbana” del cine asiático, un grupo de autores que se han
caracterizado por su interés hacia las personas marginadas y los sectores menos
representados de la sociedad china.
Sus anteriores cintas las realizó de manera independiente y
en un tono semi documental. Muchas de ellas, rodadas en la clandestinidad y
algunas censuradas por el gobierno de su país, pues abordan las
transformaciones sociales, económicas y culturales en las dos últimas décadas,
con personajes desempleados, desarraigados y con fuertes crisis personales a
causa del desigual reparto de la riqueza, que se mueven en una China que camina
a pasos agigantados hacia la occidentalización.
Ahora, entrega su primer filme de ficción, ganador por Mejor
Guión en el Festival de Cine de Cannes 2013, que se exhibe en la Cineteca Nacional, donde la violencia se ha vuelto
necesaria para los oprimidos y explotados que tratan de recuperar la dignidad.
Con varios actores no profesionales, la historia narra cuatro incidentes basados
en hechos reales y ocurridos en distintas provincias de China.
Un minero harto de la corrupción en su pueblo, intenta
denunciar a su acaudalado patrón y jefe de la aldea. Un hombre da muerte a unos
asaltantes y luego asesina a una mujer para robarle dinero. Una guapa
recepcionista en un sauna es golpeada por un cliente cuando no accede a
mostrarse desnuda ni a acceder a sus exigencias sexuales. Un joven obrero va de un empleo a otro en condiciones cada
vez más degradantes. En una presión creciente, los personajes reaccionarán de
manera violenta, encontrando en un rifle, en cuchillos o en pistolas sus
mejores aliados.
Sin asomos moralizantes, el realizador plantea el crimen
como acto de justicia ante la explotación y la opresión, como rabiosa respuesta
sangrienta hacia un mundo hostil, alienado económicamente y que no ofrece
mejores oportunidades. Los personajes, gente común, son las víctimas de un
sistema sociopolítico que los excluye, y paradójicamente terminan siendo verdugos
en un terrible desasosiego económico y emocional porque su paciencia se ha agotado y solo
prevalece la ira ante la impunidad y el abuso de una sociedad indiferente y
enferma.
En este sobresaliente estudio reflexivo sobre la relación
entre la violencia y la alienación en las sociedades de nuestros días, el
director presenta el suicidio como una salida de la juventud desesperanzada y
entrega en el personaje del minero Dahai, uno de los más interesantes, una
especie de guerrero rebelde que busca poner orden en todo el caos que encuentra
a su paso y se lanza con su rifle cual si fuera una espada que envuelve en una
tela con un tigre pintado, símbolo de potencia, pasión, osadía y respeto; ya
sea hacia el patrón que lo manda golpear salvajemente o con un campesino que
sin piedad, da de latigazos a su caballo hasta matarlo.
El cineasta visitó los lugares en los que sucedieron los
hechos para recolectar información y realizar algunas entrevistas. Esto fue lo
que lo llevó a comenzar el proyecto, sin embargo, no descartó utilizar
elementos de ficción. Jia Zhangke ha declarado en entrevistas que se necesita
de la ficción para revelar los factores sociales detrás de los acontecimientos
y la profunda motivación de los personajes.
Se trata de una película necesaria sobre la realidad china,
pero que igual puede trasladarse a cualquier parte del orbe. Un drama
pesimista, brutal y amargo que permitirá al espectador conocer las poderosas
imágenes de un grande de la cinematografía china.
Dirección y Guión: Jia Zhangke.
Reparto: Zhao Tao (Yu Xiao), Jiang Wu (Dahai), Luo Lanshan
(Hui Xiao), Vivien Li (Li Meng) y Wang Baoqiang (San Zhou).
País: China.
Año: 2013.
Género: Drama-Thriller.
Duración: 125 minutos.
UN TOQUE DE PECADO SE EXHIBE EN LA CINETECA NACIONAL A PARTIR DEL 4 DE SEPTIEMBRE DE 2014.
PARA INFORMACIÓN DE
HORARIOS Y SALAS, CONSULTAR: www.cinetecanacional.net
EL DIRECTOR.
Jia Zhangke nació en Fenyang, China en 1970. Perteneciente a
la “Sexta Generación” de cineastas chinos egresados de la Academia de Cine de
Beijing. Filmó su opera prima, Xiao Wu, en 1997, un documento excepcional sobre
las reformas económicas y el tránsito entre la sociedad tradicional, el
totalitarismo y el mercantilismo. Es considerado uno de los cineastas jóvenes
más importantes en el panorama del cine mundial, tanto en el documental como en
la ficción. Su cinta Still Life (Naturaleza muerta),
realizada en 2006 y donde retrató a una China de concreto y asfalto, en
constante edificación, obtuvo el León de Oro en la Muestra Internacional de
Arte Cinematográfico de Venecia. En el panorama del cine chino, Jia Zhangke es
reconocido como una figura relevante en cuanto a su desarrollo artístico y la
lucha contra la censura oficial.
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