Adaptado
de la novela de Sparks y siguiendo fiel a su estilo: el melo/amoroso exponencialmente
empalagoso, ahora nos presenta esta conflictuada pareja que lucha entre su
amor, sus ocupaciones laborales, y la mano cruel del destino.
Gabby
(Palmer) es una estudiante de medicina deseosa de encontrar un lugar tranquilo
para vivir y estudiar, y claro está, el destino la manda a ser vecina de Travis
(Walker) un soltero seductor, veterinario quien vive solamente acompañado de su
perro y que tiene, sentimentalmente, “múltiples compromisos variables”.
Desde
el primer momento estos dos “chocan”, lo que solo incrementa nuestra certeza de
que se “están haciendo del rogar” y que pronto veremos surgir uno de esos ya
conocidos romances que Sparks maneja en todas sus novelas. (Noticia: No nos
equivocamos.)
El
idilio se relata en un recorrido que transcurre en 10 años donde vemos como fue
que ambos fueron “enamorándose” no obstante que Gabby ya tiene novio. Pero
obvio el destino está trazado y cuando todo parece ir de maravilla, deben
afrontar un incidente que podrá a prueba su amor.
Qué de
nuevo/interesante/desconocido/ nos puede ofrecer Sparks en sus relatos después
de 11 películas? Esa será la pregunta más profunda que uno se puede hacer tras
de ver esta historia. (y si se libró del coma diabético emocional)
Sparks se ha distinguido
por su melo exacerbado y por un (cada vez mayor) rango de chantaje empalagoso
en sus tramas, eligiendo constantemente escenarios sureños con protagonistas
que navegan con bandera de mujeres fuertes e independientes y hombres hechos a la medida, seductores,
sentimentales y profundamente caballerosos, como debe ser un “señorito del sur”
He aquí que en esta ocasión los protagonistas siguen esos patrones con el
dulcísimo emplaste de además integrar en su relación amorosa a sus mascotas.
Todo llevado a tal
extremo que en algunos instantes pareciera que el guión marca un “insertar
lágrimas de la audiencia aquí”. No basta decir que: “las obras se enfocan a un
público mayoritariamente femenino y con intereses románticos”, sino que lo que
realmente irrita es la concepción prefabricada de ese público en base a los estereotipos que se le ofrecen como
modelos deseables de una relación y como conceptualización del amor.
Y para ello solo basta
enumerar los elementos omnipresentes que parecieran surgir de las más añejas
portadas de las ediciones de “True Romance” o “Barbara Cartland”: “idílicas
locaciones sureñas, seductores galanes, tiernos cachorritos, ensoñadoras
playas/lagos/puestas de sol/paseos campestres/bombas lacrimógenas en cantidades
memorables/discursos empalagosos y finales que dejarían pálido al “vivieron
felices por siempre”.
La cuestión no es que
esté mal hacer cintas en torno a las relaciones amorosas, es un tema válido
cuanto se maneje con las debidas justificaciones, que los personajes sean
llenos, dinámicos, complejos, vivos, pensantes; no simples titeritos para
presentar una serie de tragedias hiladas de manera fatalista cada vez que
alguna esperanza de haber alcanzado la felicidad se hace presente. La trama
debe construirse en torno al personaje no al revés.
El amor puede ser
brutalmente pegajoso o sublimemente feroz, pero quienes nos llevan a la
historia y nos hacen participar de ella como cómplices nos deben de enamorar
también, no manipular y chantajear, porque eso produce los efectos contrarios y
se detecta fácilmente.
La trama de una buena
historia romántica puede resultar algo extremadamente difícil de tratar,
dirigir y manejar porque involucra sentimientos muy básicos y comunes en cada
ser humano sexo, atracción, amor/odio,
competencia y triunfo. Eso es una tarea fundamental en el guión pero
debe complementarse con la dirección y la química de los protagónicos en
pantalla. Katz no puede lograr que sus estrellas prendan esa intimidad porque
hay demasiado sucediendo a su alrededor; (novios/amantes/partos/paseos/trabajo)
y la raíz de todo reside en la pesadez melosa del libreto.
Aún más, todo lo que
hipotéticamente podría ser un obstáculo para el amor de la pareja son meros
pretextos, que sin causa ni justificación son eliminados de un plumazo por los
mismos protagonistas, ninguna de sus “relaciones” se interpone realmente entre
ellos, ni el novio de Gabby (Welling) ni la novia/amante de Travis, entonces
dónde está el conflicto cuando no hay antagónicos?
Ah! En el destino,
entonces a la manera Sparks se resuelve
mandando al infortunio a escena. Pero eso no importa, porque desde ese momento,
sabedores ya del final, el público solo espera que se enciendan las luces para
no pagar más de estacionamiento.
Director: Ross Katz
Reparto: Benjamin Walker Ben Walker, Teresa Palmer, Maggie Grace,
Alexandra Daddario.
País: Estados Unidos
Año: 2016
Género: Romance, Drama
Duración: 1 hr. 51 min.
Clasificación:
Mayores de 13
Estreno
en México: 4 de Marzo
No hay comentarios:
Publicar un comentario