viernes, 15 de junio de 2012

PROMETEO: CUANDO LA FE Y LA CIENCIA QUEDAN BAJO LA SOMBRA DE ALIENÍGENAS



Por: Fabián Quezada León

Isla de Skye, Escocia: es el año de 2089. Los arqueólogos Elizabeth Shaw (Rapace) y Charlie Holloway (Marshall-Green)  tras de muchos años de investigación, descubren en una cueva una serie de misteriosos  dibujos que extrañamente coinciden con otros encontrados en diferentes partes del mundo.  Elizabeth cree que eso no puede significar más que los  personajes representados en ellos son seres espaciales, extraterrestres, que quieren que los encontremos. 

Años después, patrocinados por las industrias Weyland,  un equipo de exploradores se embarca en la nave Prometeo con destino a ese lejano planeta al que los dibujos hacen referencia.
En el día de Navidad de 2093 finalmente llegan al lugar. Durante su trayecto han sido “supervisados” en su cámara de hiper sueño por David, (Fassbinder) un androide que, como no tiene mucho que hacer, divaga entre aprender todos los idiomas habidos y por haber y ver Lawrence de Arabia, para después tratar de imitarlo. 
Al llegar a su destino, la representante de industrias Weyland: Meredith Vickers (Theron)  le ordena  a David que despierte a la tripulación. Al descender en el planeta, descubren estructuras de construcción y recintos creados por mentes inteligentes. Han estado ahí por milenios. Pero eso no es lo único que yace en el planeta; también la simiente de la destrucción espera a ser liberada.
De esta manera, la búsqueda de los orígenes de la vida del hombre podría ser irónicamente, la búsqueda de los orígenes de su destrucción  

Ridley Scott nos vuelve a sumergir en su universo desolado para regresar a los orígenes  del terror alienígena de  1979, donde la premisa básica era que: En el espacio, nadie puede oír tus gritos… y eso es cierto, por donde quiera que lo mires.
Y no cabe duda de que Prometeo  conserva los elementos  primigenios que le dieron fama a Scott y que provocaron escalofríos en las audiencias cuando en la entrega del 79  Ripley (Weaver)  y sus seis acompañantes se enfrentaban con el espantoso ser espacial en el Nostromo, tras de haber recibido la llamada de auxilio de una nave abandonada.
Y vemos que en la mitología Scottiana alienígena, los elementos palpitan constantes; mujeres heroicas, que deben destruir a los monstruos que ellas mismas engendraron, hombres que haciéndose sordos a cualquier lógica se ponen a curiosear en terrenos hostiles y que hasta sienten fascinación por los seres extraños que se encuentran, sin faltar los  androides con una mala leche (también en el sentido  literal de la palabra) que les corre por las venas
Y por supuesto…. el inexpugnable espacio, frío, infinito, lejanísimo… donde nadie, puede ayudar o evitar la tragedia.
El dormir, para soportar los interminables trayectos, en esos ataúdes que son las cámaras de hiper sueño  y la fortuita esperanza de ir a hacer algo bueno, cuando en realidad sólo se estaba destapando la aniquilación

Regresar y hacer una precuela  a más de 30 años de la primera, es también un reto; por el simple hecho de confrontar las formas de producción y la tecnología.
Sin embargo Scott conduce su nave con mucho mayor maestría que los capitanes de las misiones espaciales… y la lanza en velocidad superior a la luz a convertirse en un éxito taquillero.
El logro de la cinematografía, la ambientación y diseño de imagen de la cinta funciona excelentemente, es dark, fría y solitaria, inquietantemente futurista, pero sin separarse tanto del presente que no pueda sentirse cercana.  Los sets y las naves son precisos y el uso de efectos aunque se trate de 3D es bastante efectivo sin llegar a agredir frontalmente. El guión va a lo que va,  no se jacta de ello pero reserva momentos para los fans 
Es extraño como se explota a cada segundo el consabido conocimiento del público de que la misión solo irá hacia la ruina, nadie espera que existan supervivientes y sin embargo, una poderosa fuerza gravitacional lo mantiene pegado a uno al asiento.
Tal vez pueda ser esa misteriosa e inexplorada sensación de tenebrosa fascinación extraplanetaria  que aún en estos días prevalece en el ser humano.
El espacio es desconocido, ajeno, eterno y puede no ser tan amigable como lo vemos desde casa…  una cosa es ver desde el suelo dentro de los confines de la tierra como el universo transita y otra es ver a la tierra perdida en el universo… la sensación de vacío  e inseguridad se multiplican por miles de años luz.
Pero lo que es tal vez más inquietante, es que no obstante los siglos que pasen, o lo lejos que estemos del resto de la humanidad, el ser humano sigue arrastrando las mismas pasiones y sentimientos primarios,  casi cavernarios…. creo que eso da más susto que las bocas múltiples de Alien. 
Ciencia vs religión, ambición vs ética, poderío y soberbia contra preservación de la propia vida y de telón de fondo la figura del Alien, que siendo tan infinitamente lejano encarna los miedos más básicos y las amenazas más primordiales; que tel pensar en “la destrucción total.”
Al parecer el enigma de ¿para qué se le ocurrió a alguien, llámalo como quieras, crear al ser humano?  está lejos de responderse y quizás no porque falten respuestas; sino porque faltan ganas de enfrentar la siguiente fase; ¿y por qué querría destruirlo?
¿Quién se avienta a ir hasta el fin del universo a averiguarlo… no importa lo que pase?

Director: Ridley Scott
Reparto: Noomi Rapace, Michael Fassbender, Charlize Theron, Idris Elba, Guy Pearce.
País: Estados Unidos
Año: 2012
Género: Horror, suspenso, Thriller
Duración: 2 hr. 3 min.
Clasificación: Mayores de 18 años; violencia, secuencias de horror,
Fecha de estreno en México: 15 de Junio

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