Por:
Fabián Quezada León
Isla de
Skye, Escocia: es el año de 2089. Los arqueólogos Elizabeth Shaw (Rapace) y
Charlie Holloway (Marshall-Green) tras
de muchos años de investigación, descubren en una cueva una serie de
misteriosos dibujos que extrañamente
coinciden con otros encontrados en diferentes partes del mundo. Elizabeth cree que eso no puede significar más
que los personajes representados en
ellos son seres espaciales, extraterrestres, que quieren que los encontremos.
Años
después, patrocinados por las industrias Weyland, un equipo de exploradores se embarca en la
nave Prometeo con destino a ese lejano planeta al que los dibujos hacen
referencia.
En el
día de Navidad de 2093 finalmente llegan al lugar. Durante su trayecto han sido
“supervisados” en su cámara de hiper sueño por David, (Fassbinder) un androide
que, como no tiene mucho que hacer, divaga entre aprender todos los idiomas habidos
y por haber y ver Lawrence de Arabia, para después tratar de imitarlo.
Al
llegar a su destino, la representante de industrias Weyland: Meredith Vickers
(Theron) le ordena a David que despierte a la tripulación. Al
descender en el planeta, descubren estructuras de construcción y recintos creados
por mentes inteligentes. Han estado ahí por milenios. Pero eso no es lo único
que yace en el planeta; también la simiente de la destrucción espera a ser
liberada.
De esta
manera, la búsqueda de los orígenes de la vida del hombre podría ser
irónicamente, la búsqueda de los orígenes de su destrucción
Ridley
Scott nos vuelve a sumergir en su universo desolado para regresar a los orígenes del terror alienígena de 1979, donde la premisa básica era que: En el
espacio, nadie puede oír tus gritos… y eso es cierto, por donde quiera que lo
mires.
Y no
cabe duda de que Prometeo conserva los
elementos primigenios que le dieron fama
a Scott y que provocaron escalofríos en las audiencias cuando en la entrega del
79 Ripley (Weaver) y sus seis acompañantes se enfrentaban con el
espantoso ser espacial en el Nostromo, tras de haber recibido la llamada de
auxilio de una nave abandonada.
Y vemos
que en la mitología Scottiana alienígena, los elementos palpitan
constantes; mujeres heroicas, que deben destruir a los monstruos que ellas
mismas engendraron, hombres que haciéndose sordos a cualquier lógica se ponen a
curiosear en terrenos hostiles y que hasta sienten fascinación por los seres
extraños que se encuentran, sin faltar los androides con una mala leche (también en el
sentido literal de la palabra) que les
corre por las venas
Y por
supuesto…. el inexpugnable espacio, frío, infinito, lejanísimo… donde nadie,
puede ayudar o evitar la tragedia.
El
dormir, para soportar los interminables trayectos, en esos ataúdes que son las
cámaras de hiper sueño y la fortuita
esperanza de ir a hacer algo bueno, cuando en realidad sólo se estaba
destapando la aniquilación
Regresar
y hacer una precuela a más de 30 años de
la primera, es también un reto; por el simple hecho de confrontar las formas de
producción y la tecnología.
Sin embargo
Scott conduce su nave con mucho mayor maestría que los capitanes de las
misiones espaciales… y la lanza en velocidad superior a la luz a convertirse en
un éxito taquillero.
El
logro de la cinematografía, la ambientación y diseño de imagen de la cinta
funciona excelentemente, es dark,
fría y solitaria, inquietantemente futurista, pero sin separarse tanto del
presente que no pueda sentirse cercana.
Los sets y las naves son precisos y el uso de efectos aunque se trate de
3D es bastante efectivo sin llegar a agredir frontalmente. El guión va a lo que
va, no se jacta de ello pero reserva
momentos para los fans
Es
extraño como se explota a cada segundo el consabido conocimiento del público de
que la misión solo irá hacia la ruina, nadie espera que existan supervivientes
y sin embargo, una poderosa fuerza gravitacional lo mantiene pegado a uno al
asiento.
Tal vez
pueda ser esa misteriosa e inexplorada sensación de tenebrosa fascinación extraplanetaria
que aún en estos días prevalece en el
ser humano.
El
espacio es desconocido, ajeno, eterno y puede no ser tan amigable como lo vemos
desde casa… una cosa es ver desde el
suelo dentro de los confines de la tierra como el universo transita y otra es
ver a la tierra perdida en el universo… la sensación de vacío e inseguridad se multiplican por miles de
años luz.
Pero lo
que es tal vez más inquietante, es que no obstante los siglos que pasen, o lo
lejos que estemos del resto de la humanidad, el ser humano sigue arrastrando
las mismas pasiones y sentimientos primarios, casi cavernarios…. creo que eso da más susto
que las bocas múltiples de Alien.
Ciencia
vs religión, ambición vs ética, poderío y soberbia contra preservación de la
propia vida y de telón de fondo la figura del Alien, que siendo tan
infinitamente lejano encarna los miedos más básicos y las amenazas más
primordiales; que tel pensar en “la destrucción total.”
Al
parecer el enigma de ¿para qué se le ocurrió a alguien, llámalo como quieras, crear
al ser humano? está lejos de responderse
y quizás no porque falten respuestas; sino porque faltan ganas de enfrentar la
siguiente fase; ¿y por qué querría destruirlo?
¿Quién
se avienta a ir hasta el fin del universo a averiguarlo… no importa lo que
pase?
Director: Ridley Scott
Reparto: Noomi Rapace, Michael
Fassbender, Charlize Theron, Idris Elba, Guy
Pearce.
País:
Estados Unidos
Año:
2012
Género:
Horror, suspenso, Thriller
Duración:
2 hr. 3 min.
Clasificación:
Mayores de 18 años; violencia, secuencias de horror,
Fecha
de estreno en México: 15 de Junio
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