Ridley Scott, el
renombrado director de Gladiador y Prometeo, entre otras, regresa con esta
épica bíblica que relata la historia de
Moisés (Bale) y la salida de los judíos de Egipto desde una perspectiva un
tanto cuanto más basada en los aspectos de aventura y heroicidad y reforzada
por un completo paquete de efectos especiales que la hacen poseer secuencias espectaculares.
La trama se centra más
en la vida de Moisés y en cómo los diversos aspectos de su inserción en la familia
real egipcia, en la que crece como un hijo más del faraón, (Turturro) como
hermano de Ramsés (Edgerton) lo que lo
dota de una “biculturalidad” que llegado el momento, va a surgir para reforzar su
formación y concepción de ser un gran líder, para que cuando el llamado de Dios
llegue, poder tomar la posición de máximo liberador de su pueblo.
Retomar los grandes
temas clásicos, que han marcado a la humanidad en ciertos momentos, siempre va
a ser un juego seductor. Las historias son universalmente conocidas y se han
relatado por miles de años, cautivando siempre por su exaltación de la naturaleza humana.
Estos relatos han
traspasado asimismo las fronteras de las artes; de tal forma que del relato y
la literatura han sido traducidas a casi todas las artes; desde luego, el cine también se ha encargado de darles una
cara y un color.
La épica del éxodo ya
había sido llevada en 1956 a la pantalla
por Cecil B. DeMille y sin duda
cualquier cinéfilo recordará a Heston abriendo las aguas del mar rojo. (Efecto
que para su tiempo, era todo un portento)
Sí, rehacer un relato
tiene sus consecuencias, en: “Exodo Dioses y Reyes “Scott toma las riendas
imprimiéndole a la narración de la Biblia,
todos los recursos que una cinta de acción hollywoodense pudiera tener. Un
protagonista de gran presencia, grandes efectos, gran producción, grandes
movimientos de cámara… todo muy espectacular, pero de repente las actuaciones
se pierden como les sucede a Turturro, Paul y Weaver, especialmente.
Es interesante como en
un solo año se produjeron dos cintas centradas en figuras del Antiguo
Testamento primero vimos Noé y ahora Moisés;
ambas exaltando más la aventura y
el tinte épico que las concepciones cinematográficas cincuenteras de la Biblia.
¿Qué pasa con la trama
de Moisés aquí?, se nos plantea un Moisés adulto, que ha conquistado su lugar
en la corte y que es favorito del faraón sobre su propio hijo. Lo cual sucede
sin una explicación profunda.
Tras de una predicción,
de que el salvador del faraón será un poderoso
líder, tenemos una gran escena de batalla, Egipcios contra Hititas, en la
que Moisés salva a Ramsés. La conocida amistad entre el faraón y Moisés
se pierde. para dejarnos solo con una relación superficial en la que prevalece
la envidia; lo cual hace un flaco favor en el desempeño de la trama.
Tras de su expulsión de
palacio, gracias a las intrigas cortesanas, la trama sigue a Moisés en su nueva
identidad como hebreo y su vida en un lugar remoto donde además conoce a la
bella Sephora, con quién se casa.
Todo continúa sin más o
menos novedad; Hasta que tenemos el
episodio de la zarza ardiendo. Que lo hace enfrentarse con una controvertida
representación de Dios en la figura de un niño con bastantes ganas de batalla.
Independientemente de
las cejas levantadas que eso va a provocar,
sin lugar a dudas es una importante y arriesgada apuesta que jamás se había
presentado. Una cosa es indudable, el niño que encarna a Dios es un
descubrimiento.
Evidentemente tras de
eso, la representación de las diez plagas de Egipto es la parte con mas “carnita”
de la película, eficientemente proporcionada por la batería de efectos
especiales.
Aquí llama la atención
como, a diferencia del relato bíblico en el que la figura de Moisés y Aaron son
fundamentales, en la cinta prácticamente desaparecen para que se de,
anónimamente, paso a cada una de las plagas, el agua del río convertida en
sangre, las ranas, los mosquitos, los tábanos, la peste, las úlceras, el
granizo, las langostas, las tinieblas y la muerte de los primogénitos para
luego, dar pie a la salida de los hebreos y su llegada al mar rojo con el
subsecuente cruce; el cual se desarrolla de una manera completamente diferente
a la imagen decimonónica a la que estamos tan acostumbrados; para luego mostrar
en una voraz marejada como el ejército egipcio es castigado.
Tras de esa impactante
secuencia la cinta se desinfla a velocidades extremas, para, en breves minutos
dar un salto cuántico de muchos años en dos tomas que pretenden completar los
momentos más significativos de la peregrinación judaica en el desierto: el becerro
de oro y las tablas de la ley y de una manera muy poco clara, el fin de Moisés
antes de entrar en la tierra prometida. Estos dos momentos proporcionan una de
las peores resoluciones de una cinta épica.
Al final, Éxodo: Dioses y Reyes no obstante poseer
acción, efectos especiales y la presencia estelar de un Bale, que gran parte
del tiempo habla con la misma voz profunda y murmurante de Batman, plus la demostración de la dirección y del
entusiasmo de Scott, no termina por
definirse como una cinta de acción o de relato bíblico; tal vez demasiado largo,
extendiéndose en aspectos que hacen que no fluya continuamente y que además
deja de lado personajes y situaciones sin mucho problema ni explicación.
Reparto: Christian Bale, Joel Edgerton,
Ben Kingsley, Sigourney Weaver, John Turturro, Ben Mendelsohn, Maria Valverde,
Golshifteh Farahani, Indira Varma, Hiam Abbass
País: Estados Unidos
País: Estados Unidos
Año: 2014
Género: Drama Bíblico
Duración: 2 hr. 22 min.
Clasificación: Mayores
de 13.
Fecha de estreno en
México: 4 de Diciembre
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