En colaboración con la Embajada de Estados Unidos se
presenta una retrospectiva dedicada al actor, integrada por ocho películas.
Incluye los filmes que le hicieron ganador a dos Premios
Oscar como Mejor actor de Reparto, además de la película que lo lanzó al éxito
internacional, Zorba el
griego.
En la sala 8 se realizará una charla con motivo de la
inauguración de este ciclo.
El perfecto nativo americano, esquimal, mexicano y, sobre
todo, griego; esas son algunas de las facetas inmortalizadas que era capaz de
expresar la versatilidad de un rostro, aquel que logró interpretar uno de los
más variados y amplios rangos de personajes de la historia del cine: desde
revolucionarios hasta reyes, desde el cura de un pueblo hasta el Papa. Ese era
el rostro de Anthony Quinn.
Nacido en México, orgulloso de su Chihuahua de origen pero
nacionalizado estadounidense en 1948, Anthony Quinn dedicó sus 86 años de vida
a rodar más de 200 películas con las que conquistó a Hollywood y al mundo, sin
dejarse limitar en cualquier estereotipo de lo mexicano.
En colaboración con la Embajada de Estados Unidos en México,
la Cineteca Nacional dedica a este mítico actor la Retrospectiva Anthony Quinn
que del 23 de abril al 2 de mayo se
presentará en la Sala 8 Hermanos Rodríguez y el Foro al Aire Libre Gabriel
Figueroa. Asimismo, previo a la película inaugural, se realizará una charla con
la presencia de Nelson Carro, Director de Difusión y Programación, Raúl
Miranda, Subdirector de Documentación y Catalogación, y José Antonio Valdés,
Subdirector de Información.
La selección da inicio con Réquiem para un luchador (Requiem
for a Heavyweight, 1962) en la que Quinn
rescata su pasado como boxeador para dinamitar a través de su actuación a un
ser sufriente y contenido, encuadrado en los oscuros manejos del boxeo
profesional y sus intereses sórdidos.
El ciclo también incluye el filme que le hizo ganador de su
primer Premio Oscar como Mejor Actor de Reparto en 1953, Viva Zapata (Viva
Zapata!, 1952). Dirigido por Elia Kazan, el actor mexicano personifica al
general Eufemio Zapata, hermano del líder revolucionario quien luchó por un
equitativo reparto agrario a pesar de utilizar métodos poco ortodoxos para
cumplir sus objetivos.
El impresionante físico de Quinn fascinó a Federico
Felllinni, quien lo reclutó para acompañar a Giullieta Masina en La calle (La
strada, 1954), una fábula sobre el amor donde interpreta a Zampano, un
saltimbanqui moderno, un personaje surgido de esa combinación de brutalidad
callejera y ternura inexplicable que sólo el mexicano puede atribuir a su trabajo
actoral.
En Sed de vivir (Lust for life, 1956), una representación de
la vida de Vincent Van Gogh, el actor mexicano encarna al pintor francés Paul
Gauguin, participando en el que se convirtió en un impresionante duelo de
actuaciones entre éste y Kirk Douglas, con tal calidad que le hizo a Quinn
ganador de su segundo Óscar en 1956.
Los inmensos paisajes del Ártico encuadran la interpretación
de Anthony Quinn como Inuk, un cazador esquimal que lucha por su vida en las
heladas tundras canadienses, en Salvajes inocentes (The Savage Innocents,
1960). Aquí el actor encarna a un personaje memorable cuyos momentos de cacería
reflejan la paradoja de la vida primitiva en relación a la supervivencia del
ser humano.
También incluida en la selección está la legendaria Zorba el
griego (Alexis Zorba, 1964), que convirtió a Quinn en uno de los actores más
populares de su época y que le significó una nueva nominación como Mejor Actor
en los Premios Óscar. La historia gira en torno a un joven escritor inglés que
viaja a Creta para tomar posesión de una pequeña propiedad que ha heredado. En
el viaje conoce a Zorba, un hombre de carácter vitalista y de costumbres
primitivas, que ejerce sobre él una gran influencia. La interpretación de Zorba
significó para Anthony Quinn el verdadero triunfo internacional y una gran
oportunidad para contraponer su apariencia ruda y tosca a un personaje sereno y
apacible.
Vendaval en Jamaica (A High Wind in Jamaica, 1965), una
adaptación de la historia de Richard Hughes The Innocent Voyage, es la historia
de sobre unos niños que por accidente quedan a bordo de una embarcación pirata.
Sin saber lo que le depara en el futuro, Emily, una de las niñas, entabla una
peculiar relación con Chavez, el capitán pirata, aquí encarnado por Anthony
Quinn en una actuación carismática cuya ironía se equilibra con la alegre
naturaleza de la infancia planteada en esta historia.
El ciclo concluye con El mundo en sus brazos (The world in
his arms, 1952). En 1850, Jonathan Clark, el capitán de la goleta La peregrina
de Salem, recoge en San Francisco un cargamento de pieles y se enamora de la
condesa rusa Marina Selanova. Sin embargo, ella ha llegado a la ciudad para
contraer un matrimonio concertado con el pérfido príncipe Semyon.
RETROSPECTIVA ANTHONY
QUINN EN EL FORO AL AIRE LIBRE.
Programación sujeta a cambios de última hora.
Inauguración. Sala 8. Jueves 23. 18.00 horas. Charla con la presencia de Nelson Carro, Raúl Miranda y José Antonio Valdés. Réquiem para un luchador, 19:30 horas. Foro al aire libre
Viernes 24. Viva Zapata!, 20:30 horas.
Sábado 25. La calle, 20:30 horas.
Domingo 26. Sed de vivir, 20:30 horas.
Miércoles 29. Salvajes inocentes, 20:30 horas.
Jueves 30. Zorba el griego, 20:30 horas.
Sábado 2. Vendaval en Jamaica, 20:30 horas.
Domingo 3. El mundo en sus brazos, 20:30 horas.
PARA MAYOR INFORMACIÓN, CONSULTAR.
www.cinetecanacional.net
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