Es el año
de 1953, y Leo Demidov (Hardy) es un agente secreto de la policía soviética Leo
es un eficiente y severo oficial que goza de prestigio hasta que por
circunstancias empujadas por Vasili, (Kinnaman), un acérrimo
rival de Leo termina siendo víctima de un complot que enreda también a su
esposa Raisa (Rapace) cuando ella es acusada de traición. Al negarse a
entregarla, el castigo los alcanza a ambos y son mandados al destierro a un
lejano puesto en una provincia lúgubre. En ella conocen y se alían al general Mikhail
Nesterov (Oldman) para dar con la pista de un sanguinario asesino serial de niños que pone en tela de juicio el mandato oficial del régimen que decretaba que en Rusia no había asesinatos,
porque eso era un pecado del corrupto mundo occidental.
En
medio de atmósferas grises y encuadres más bien oscuros, predominados por la
nieve el lodo y el ambiente lúgubre de la post guerra en la Ex Unión Soviética,
transcurre este drama cuyo punto más filoso es el que ejemplifica la
catastrófica situación que impera en los Estados manipulados por la mente y las
ambiciones personales de un líder y sus fanáticos seguidores.
Pareciera
lejana en el tiempo; después de todo han pasado más de sesenta años, pero en
ese lapso o el hombre no ha entendido nada acerca de los regímenes totalitarios
o la historia tiende aburridamente a repetirse hasta el cansancio.
Evidentemente
a lo largo de los años que han transcurrido desde entonces, y tras la disolución del régimen
comunista, varias historias de terrible contenido involucrando al régimen soviético
se han conocido en el mundo, casos espeluznantes que podrían llenar no solo los
libros de historia, sino producir múltiples películas… Por ello Crímenes
Ocultos podría haber tenido suficiente tela de donde cortar.
Si
seguimos la historia de Leo, le encontramos como un niño ucraniano huérfano de
guerra, que logra convertirse en héroe y escalar las esferas de la policía
secreta y que es un ciego seguidor de los conceptos Stalinistas, su lealtad a
la causa es un hecho contundente; hasta que los diversos acontecimientos puestos
en marcha por el misterioso y no reconocido asesinato de uno de los hijos de su
mejor amigo y agravados por el descubrimiento de que su esposa tiene un misterio que implicaría todos los cargos
del espionaje, van a explotar haciendo que el hasta entonces respetado agente,
sea degradado y empujado a un vergonzoso destierro. Esto, lejos de desanimarlo,
en un giro de trama lo hace seguir la pista de un despiadado criminal asesino serial de niños.
El
armado de la trama está cargado con la suficiente violencia y crueldad a causa
de las 44 muertes y el camino para atrapar al negado asesino serial, es toda una
serie de revelaciones sobre las artimañas que el grupo en el poder no duda
en ejecutar con tal de preservar el status quo de “paraíso” en el que se había
colocado el régimen stalinista.
Esto implica que Leo debe pasar de perseguidor
a perseguido del régimen tras haber vislumbrado cuestiones que nunca hubiera
puesto en duda y que lo desilusionan del sueño de la Rusia de Stalin.
Sin
embargo, las tramas se enredan y de ser principales se trastocan en colaterales como la relación de Leo y Raisa que en un momento pierde fuerza y
se pierde ante la trama de los asesinatos; igual sucede con la competencia
entre Vasili y Leo la cual falla por no ser explicada lo suficiente y los nexos que se establecen con Nesterov solo se tocan
superficialmente. Los otros personajes, habitantes de Moscú y amigos de la
pareja protagónica van y vienen sin acabar de cuajar, complicando la trama en
algunos aspectos.
Podrían
identificarse claramente dentro del relato dos momentos y casi dos películas,
la primera parte en la que se involucra todo el texto de absolutismo político y
la árida situación romántica en que la pareja protagónica se mueve, Leo y Raisa
están en medio de una enorme tormenta donde las dudas de la falta de amor por
parte de ella y un casi certero engaño bullen bajo la superficie; todo marca que
su matrimonio tiene las horas contadas. Sin embargo Leo en un arranque de
idealismo romántico expone y cambia todo por salvarla. Hasta ahí una historia y
de inmediato, cuando son expulsados del circulo del poder, súbitamente comienzan
a trabajar juntos para resolver los crímenes. Sin mayor explicación, su vida
personal subyace a la resolución de los asesinatos y sin más parece que nunca
hubo un distanciamiento entre ellos, lo cual es extraño por decir un poco.
La
trama de desencanto del sistema y la difícil relación entre Leo y Raisa hubiera
servido para mantener un clima de tensión suficiente, pero la inclusión de los
crímenes contra los niños viene a irrumpir y a cambiar toda la perspectiva y le da un sesgo peligroso y terrible a la historia que
acaba por pesar más, en cuanto a las escenas de violencia y a lo sanguinario de
la situación, que los sentimientos que la manipulación política, lo tormentoso
del romance y el frágil estado de alianzas y altas traiciones circundantes, que
corren a un ritmo mucho menos espectacular.
Y
en este súbito cambio de ritmo y enfoque la cinta pierde centro, hay demasiadas subtramas
como para poder en medio del fragor de los acontecimientos, valorarlas y resolverlas satisfactoriamente a todas.
Hardy
es un actor de amplio rango, puede desempeñar papeles de rudo hombre de acción,
como ya hemos visto en RocknRolla, Batman,
El Origen, La entrega y ahora en la nueva Mad Max u otro tipo de personajes como en Esto
es Guerra o María Antonieta. En esta ocasión recarga en sus hombros el peso de
esta adaptación de la novela de Rob Schmith, en la que Espinosa, al pasar del
texto que puede alargarse en la lectura cuanto se desee, a los limites que marca
la duración de la cinta en pantalla, se desliza abarcando demasiado y apretando
poco. Y aún más; el sesgo que da la historia pierde fuerza al descuidar aspectos que son
una regla en las cintas de suspenso criminal y los resuelve a medias y sin
mucha explicación con un camino demasiado predecible, sanguinario y complaciente.
Dirección: Daniel
Espinosa.
Reparto: Tom
Hardy (Leo Demidov), Noomi Rapace (Raisa), Gary Oldman (Mikhail
Nesterov), Paddy Considine (Vladimir), Joel Kinnaman (Vasili), Jason
Clarke (Anatoly).
País: Estados Unidos
Año: 2015.
Género: Drama, thriller.
Duración:
2 hr. 17 min.
Clasificación:
Mayores de 18. Violencia cruda, breves escenas sexuales
Fecha de
estreno en México 24 de Abril
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