Nominado al Óscar y al Premio César 2015 como Mejor
Documental.
Ganador del Premio Especial del Jurado en el Festival de
Cannes y del Premio del Público en el Festival de San Sebastián 2014.
Por Julia Elena Melche.
El fotógrafo brasileño Sebastião Salgado es un infatigable
viajero que ha dedicado más de cuarenta
años de su vida a recorrer los cinco continentes para capturar con su
prodigiosa lente los lugares más remotos e inhóspitos del planeta, adentrándose
en territorios vírgenes y salvajes de una belleza espectacular, pero también
para mostrar realidades devastadoras que revelan el lado más cruel y feroz de
la condición humana y ver lo terrible que somos como especie y que nuestra
historia es una historia de guerras.
Al ser testigo de salvajes conflictos bélicos, de pavorosas
hambrunas, de forzados éxodos masivos, de devastadoras sequías, Sebastião dejó
de creer en el Hombre y pensó que la especie humana no merecía vivir. No
obstante tanto horror que vio, reflexiona en una declaración de amor por la
vida y por la raza humana, a manera de tributo a la belleza del planeta, pues
la gente es lo que le importa porque es la sal de la tierra.
Su hijo Juliano Ribeiro Salgado, quien lo acompañó en sus
últimos viajes, y el cineasta alemán Wim Wenders lanzan una magnífica mirada a esta figura
artística y humana, así como a su obra en un merecido tributo, buscando más que
la mera exposición de fascinantes imágenes, la reflexión moral, el comentario y
la explicación del autor sobre cada una de las fotografías en blanco y negro,
subrayando los aspectos más significativos de las mismas, como su historia y su
momento social, en una voz siempre en off
del propio Salgado.
El resultado es el documental La sal de la tierra, sin
duda, una obra maestra del género, bien cuidado y estructurado, que abre con la
impresionante imagen de un hacinamiento humano en Sierra Pelada, la mayor mina
de oro en el corazón de Brasil. Son los miles de hombres con pesadas cargas que
buscan hacerse ricos, subiendo y bajando por las peligrosas pendientes de un
gigantesco cráter y si caen al vacío pueden arrastrar a otros en su mortal caída.
En su recorrido artístico, social, antropológico y sobre
todo etnográfico, Sebastião Salgado registra a los coloreados aborígenes del
amazonas, los Zoe, a las tribus Yali en las tierras altas de Papúa-Nueva Guinea
en Indonesia, para luego descubrir a los indígenas Saraguro en la sierra
ecuatoriana, a los Mixtecos de Oaxaca y a los resistentes Tarahumaras de la Sierra
Madre Occidental mexicana.
En las imágenes no se perciben apuntes moralizantes o
tendencias manipuladoras. Las fotografías hablan por sí mismas por su realismo
doliente y difícil de asimilar. De gran valor documental, histórico y social, la
obra de Salgado hace el seguimiento del paso de la humanidad con sus cambios y conflictos, con lo mejor y
peor de sus actos, retratando la belleza
y los infiernos terrenales.
Mediante un lirismo aterrador, vemos 500 pozos petroleros
ardiendo en Kuwait durante la Guerra del Golfo Pérsico, la población serbia expulsada de una Croacia
violenta en la llamada Guerra de Bosnia, la huida hacia Tanzania de un millón
de personas durante el genocidio de Ruanda en 1994; “Cuando entré a Ruanda, lo que encontré fue
devastador”, comenta Salgado, quien no comprendía que en pleno siglo 20 pasaran
estas atrocidades en Europa y en otras partes del orbe.
Con un especial interés por el continente africano, Salgado,
de formación economista, pero con una arrolladora vocación de fotógrafo
sociodocumental , captura las largas y severas sequías que castigaron a África
a mediados de los ochentas, cuando colaboró con la organización Médicos sin
fronteras.
Hambrunas, sed, campos de refugiados, esqueletos vivientes en Etiopía y Mali, hombres emigrando hacia
Costa de Marfil en busca de trabajo, un pequeño en el desierto acompañado de un
perro tan famélico como él, son imágenes sobrecogedoras que quedarán grabadas en la memoria del
espectador.
En medio de tanta barbarie, están también los grandes y
maravillosos paisajes naturales con tortugas, lagartos, focas, osos, de gorilas
en su hábitat, de la singular sensibilidad de una ballena, de la majestuosidad
del círculo ártico con miles de pingüinos y las tribus nómadas Nenets.
Hay también secuencias en color que recrean algunos
episodios de la vida profesional y
familiar del fotógrafo y de las filmaciones de los realizadores sobre algunas
travesías de Salgado y su interacción con diferentes tribus, como las
simpáticas escenas donde padre e hijo tratan de filmar a los últimos leones
marinos.
Pero Salgado también tiene sus detractores y ha sido acusado
de hacer una estética de la crueldad y de comercializar con la miseria y el
sufrimiento humanos. Sin embargo, Salgado es ante todo un retratista de la
realidad que busca la reflexión y cuestiona la esencia humana al colocar su mirada en seres vulnerables y olvidados, y así, hacerlos visibles a los ojos del mundo.
Sin duda, la
gran importancia de La sal
de la tierra radica en su contundente
mensaje a la humanidad para recordarle su egoísmo, su poder de destrucción, su
intolerancia y su pasividad e indiferencia de su propio aniquilamiento. Aun
así, Salgado tiene esperanzas en las personas y cree que el deterioro de la
naturaleza puede ser revertido.
Un filme excepcional en contenido y forma. Una experiencia
única y necesaria.
Dirección y guión: Wim Wenders y Juliano Ribeiro Salgado.
Reparto: Sebastião Salgado.
Fotografía: Hugo Barbier y Juliano Ribeiro Salgado.
País: Brasil-Francia-Italia.
Año: 2014.
Género: Documental.
Duración: 109 minutos.
LOS DIRECTORES.
Win Wenders, guionista, productor y actor germano, es
considerado uno de más importantes cineastas del Nuevo Cine Alemán. Comenzó su
carrera a finales de los años sesenta, en la que ha explorado tanto la ficción
como en el género documental. Entre sus títulos emblemáticos se encuentran Alicia
en las ciudades (1974), París, Texas (1984), Las
alas del deseo (1987) y los documentales Tokio-Ga (1985) y Pina (2011).
Juliano Ribeiro Salgado nació en 1974 en París, donde creció
en un ambiente francobrasileño. En 1996 realizó su primer documental Suzana, sobre el uso de minas
antipersonales en Angola. Después hizo otros documentales en Etiopía,
Afganistán y Brasil. Ha realizado varios cortometrajes, reportajes y
documentales para la televisión francesa y para el canal brasileño Globo. En
2005 codirigió el film colectivo Paris la métisse y su película de
2009, Nauru, una isla a la deriva, fue seleccionada para participar en
numerosos festivales internacionales de cine. La multipremiada La sal de la tierra representa su primer largometraje.
LA SAL
DE LA TIERRA (THE SALT OF THE EARTH) SE
EXHIBE A PARTIR DEL JUEVES 30 DE ABRIL DE 2015 EN LA CIUDAD DE MÉXICO EN SALAS
DE CINÉPOLIS. A PARTIR DEL VIERNES 1 DE MAYO EN CINETECA NACIONAL Y CINEMEX.
TAMBIEN SE PROYECTA EN CINÉPOLIS DE LAS CIUDADES DE MONTERREY, CUERNAVACA,
TOLUCA, GUADALAJARA Y MORELIA.
HORARIOS EN CINETECA
NACIONAL:
Viernes 1 de mayo. Sala
2 a las: 14:00 y 19:00 hrs.
Sábado 2 de mayo. Sala
2 a las 14:00 y 19:00 hrs.
Domingo 3 de mayo. Sala
2 a las 14:00 y 19:00 hrs.
Lunes 4 de mayo. Sala
2 a las 14:00 y 19:00 hrs.
Martes 5 de mayo. Sala
2 a las 14:00 y 19:00 hrs.
Miércoles 6 de mayo. Sala
2 a las 14:00 y 19:00 hrs.
Jueves 7 de mayo. Sala
2 a las 14:00 y 19:00 hrs.
PARA MAYOR
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