jueves, 30 de abril de 2015

LA SAL DE LA TIERRA: UNA FASCINANTE OBRA MAESTRA.


Nominado al Óscar y al Premio César 2015 como Mejor Documental.

Ganador del Premio Especial del Jurado en el Festival de Cannes y del  Premio del  Público en el Festival de San Sebastián 2014.



Por Julia Elena Melche.

El fotógrafo brasileño Sebastião Salgado es un infatigable viajero que  ha dedicado más de cuarenta años de su vida a recorrer los cinco continentes para capturar con su prodigiosa lente los lugares más remotos e inhóspitos del planeta, adentrándose en territorios vírgenes y salvajes de una belleza espectacular, pero también para mostrar realidades devastadoras que revelan el lado más cruel y feroz de la condición humana y ver lo terrible que somos como especie y que nuestra historia es una historia de guerras.

Al ser testigo de salvajes conflictos bélicos, de pavorosas hambrunas, de forzados éxodos masivos, de devastadoras sequías, Sebastião dejó de creer en el Hombre y pensó que la especie humana no merecía vivir. No obstante tanto horror que vio, reflexiona en una declaración de amor por la vida y por la raza humana, a manera de tributo a la belleza del planeta, pues la gente es lo que le importa porque es la sal de la tierra.

Su hijo Juliano Ribeiro Salgado, quien lo acompañó en sus últimos viajes, y el cineasta alemán Wim Wenders  lanzan una magnífica mirada a esta figura artística y humana, así como a su obra en un merecido tributo, buscando más que la mera exposición de fascinantes imágenes, la reflexión moral, el comentario y la explicación del autor sobre cada una de las fotografías en blanco y negro, subrayando los aspectos más significativos de las mismas, como su historia y su momento social, en una voz siempre en off del propio Salgado.

El resultado es el documental La sal de la tierra, sin duda, una obra maestra del género, bien cuidado y estructurado, que abre con la impresionante imagen de un hacinamiento humano en Sierra Pelada, la mayor mina de oro en el corazón de Brasil. Son los miles de hombres con pesadas cargas que buscan hacerse ricos, subiendo y bajando por las peligrosas pendientes de un gigantesco cráter y si caen al vacío pueden arrastrar a otros en su mortal caída.

En su recorrido artístico, social, antropológico y sobre todo etnográfico, Sebastião Salgado registra a los coloreados aborígenes del amazonas, los Zoe, a las tribus Yali en las tierras altas de Papúa-Nueva Guinea en Indonesia, para luego descubrir a los indígenas Saraguro en la sierra ecuatoriana, a los Mixtecos de Oaxaca y a los resistentes Tarahumaras de la Sierra Madre Occidental mexicana.

En las imágenes no se perciben apuntes moralizantes o tendencias manipuladoras. Las fotografías hablan por sí mismas por su realismo doliente y difícil de asimilar. De gran valor documental, histórico y social, la obra de Salgado hace el seguimiento del paso de la humanidad  con sus cambios y conflictos, con lo mejor y peor de sus actos, retratando la belleza  y los infiernos terrenales.

Mediante un lirismo aterrador, vemos 500 pozos petroleros ardiendo en Kuwait durante la Guerra del Golfo Pérsico,  la población serbia expulsada de una Croacia violenta en la llamada Guerra de Bosnia, la huida hacia Tanzania de un millón de personas durante el genocidio de Ruanda en 1994; “Cuando entré a Ruanda, lo que encontré fue devastador”, comenta Salgado, quien no comprendía que en pleno siglo 20 pasaran estas atrocidades en Europa y en otras partes del orbe.

Con un especial interés por el continente africano, Salgado, de formación economista, pero con una arrolladora vocación de fotógrafo sociodocumental , captura las largas y severas sequías que castigaron a África a mediados de los ochentas, cuando colaboró con la organización Médicos sin fronteras. 

Hambrunas, sed, campos de refugiados, esqueletos vivientes  en Etiopía y Mali, hombres emigrando hacia Costa de Marfil en busca de trabajo, un pequeño en el desierto acompañado de un perro tan famélico como él, son imágenes sobrecogedoras  que quedarán grabadas en la memoria del espectador.

En medio de tanta barbarie, están también los grandes y maravillosos paisajes naturales con tortugas, lagartos, focas, osos, de gorilas en su hábitat, de la singular sensibilidad de una ballena, de la majestuosidad del círculo ártico con miles de pingüinos y las tribus nómadas Nenets.

Hay también secuencias en color que recrean algunos episodios de la vida  profesional y familiar del fotógrafo y de las filmaciones de los realizadores sobre algunas travesías de Salgado y su interacción con diferentes tribus, como las simpáticas escenas donde padre e hijo tratan de filmar a los últimos leones marinos.

Pero Salgado también tiene sus detractores y ha sido acusado de hacer una estética de la crueldad y de comercializar con la miseria y el sufrimiento humanos. Sin embargo, Salgado es ante todo un retratista de la realidad que busca la reflexión y cuestiona la esencia humana al colocar su mirada en seres vulnerables y olvidados, y así, hacerlos visibles a los ojos del mundo.

Sin duda, la gran importancia de La sal de la tierra radica en su contundente mensaje a la humanidad para recordarle su egoísmo, su poder de destrucción, su intolerancia y su pasividad e indiferencia de su propio aniquilamiento. Aun así, Salgado tiene esperanzas en las personas y cree que el deterioro de la naturaleza puede ser revertido.

Un filme excepcional en contenido y forma. Una experiencia única y necesaria.

Dirección y guión: Wim Wenders y Juliano Ribeiro Salgado.
Reparto: Sebastião Salgado.
Fotografía: Hugo Barbier y Juliano Ribeiro Salgado.
País: Brasil-Francia-Italia.
Año: 2014.
Género: Documental.
Duración: 109 minutos.

LOS DIRECTORES.

Win Wenders, guionista, productor y actor germano, es considerado uno de más importantes cineastas del Nuevo Cine Alemán. Comenzó su carrera a finales de los años sesenta, en la que ha explorado tanto la ficción como en el género documental. Entre sus títulos emblemáticos se encuentran Alicia en las ciudades (1974), París, Texas (1984), Las alas del deseo (1987) y los documentales Tokio-Ga (1985) y Pina (2011).

Juliano Ribeiro Salgado nació en 1974 en París, donde creció en un ambiente francobrasileño. En 1996 realizó su primer documental  Suzana, sobre el uso de minas antipersonales en Angola. Después hizo otros documentales en Etiopía, Afganistán y Brasil. Ha realizado varios cortometrajes, reportajes y documentales para la televisión francesa y para el canal brasileño Globo. En 2005 codirigió el film colectivo Paris la métisse y su película de 2009, Nauru, una isla a la deriva, fue seleccionada para participar en numerosos festivales internacionales de cine. La multipremiada La sal de la tierra representa su primer largometraje.

LA SAL DE LA TIERRA (THE SALT OF THE EARTH) SE EXHIBE A PARTIR DEL JUEVES 30 DE ABRIL DE 2015 EN LA CIUDAD DE MÉXICO EN SALAS DE CINÉPOLIS. A PARTIR DEL VIERNES 1 DE MAYO EN CINETECA NACIONAL Y CINEMEX. 

TAMBIEN SE PROYECTA EN CINÉPOLIS DE LAS CIUDADES DE MONTERREY, CUERNAVACA, TOLUCA, GUADALAJARA Y MORELIA. 

HORARIOS EN CINETECA NACIONAL:
Viernes 1 de mayo. Sala 2 a las: 14:00 y 19:00 hrs.
Sábado 2 de mayo. Sala 2 a las 14:00 y 19:00 hrs.
Domingo 3 de mayo. Sala 2 a las  14:00 y 19:00 hrs.
Lunes 4 de mayo. Sala 2 a las 14:00 y 19:00 hrs.
Martes 5 de mayo. Sala 2 a las 14:00 y 19:00 hrs.
Miércoles 6 de mayo. Sala 2 a las 14:00 y 19:00 hrs.
Jueves 7 de mayo. Sala 2 a las 14:00 y 19:00 hrs.

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